Opinión

El apasionante futuro de la tecnología en nuestra profesión

¡Cómo ha cambiado nuestra profesión en los últimos 20 años! Recuerdo en mis cursos finales de la carrera, que todo era más sencillo, por no decir “rudimentario”. En aquel tiempo, las radiografías era convencionales, teníamos que verlas en un negatoscopio, y cuando pedíamos un TAC, el paciente se tenía que dejar medio sueldo para traernos la prueba de un hospital…

Hoy en día, podemos disponer de CBCT en la consulta con una resolución que nos permite ver fracturas y fisuras dentales. Pero, juguemos a ser Julio Verne: ¿Cómo serán las clínicas y en general el cuidado de la salud buco-dental dentro de 20 años? Estas pueden ser algunas pinceladas de lo que nos depara el futuro:

Cepillo de dientes inteligente: son varias las marcas de cepillos que ya disponen de un modelo con Bluetooth para poder controlar el tiempo de cepillado de cada uno de los dientes y si estamos presionando de más o de menos. Nos recuerdan cuando nos hemos de cepillar y si vamos mejorando en nuestras habilidades. En un futuro, el mismo cepillo o una cámara intraoral podría hacer un diagnóstico precoz de caries y pedirnos cita en nuestra consulta de forma autónoma en caso de detectar alguna.

Realidad aumentada y realidad virtual: Al igual que los simuladores en aviación para formar a nuevos pilotos, existen ya simuladores virtuales para formar a nuevos estudiantes y profesionales de la odontología. Éste simulador se llama DentSim y ya está disponible. La puesta a punto con gafas de realidad virtual y guantes como por ejemplo, Dexmo, que consta de un exoesqueleto para poder sentir en tiempo real todo lo que vemos en las gafas, son ya una realidad, pero mejorarán sustancialmente en los próximos años.

Tele asistencia Dental: Ya existen en Estados Unidos empresas como MouthWatch. Su servicio TeleDent permite capturar imágenes, notas clínicas, códigos de facturación y enviar esa información a un dentista situado a distancia, por ejemplo para un paciente que no se pueda desplazar con facilidad a una consulta (discapacitados, ancianos, hospitalizados, etc). También se puede hacer una consulta en vivo. El dentista puede iniciar una videoconferencia con el paciente y el cuidador para que el profesional pueda realmente ver y hablar con el paciente, y si fuera necesario citarlo en la consulta.

Regeneración dental: En abril de 2016, cientificos de la universidad de Harvard y de la de Nottingham presentaron un material de obturación que estimulaba las células madre y de esa forma el diente podía estimular el crecimiento de la dentina para “auto-repararse”. Los sustitutos bioactivos de dentina están cambiando la forma de tratar la caries, y esto es sólo el principio. Los avances en prevención serán notorios en las próximas décadas.

Digitalización del trabajo en la consulta: Cámaras y escáneres intraorales, DSD, superposición con imágenes de CBCT, diseño y confección de coronas provisionales, férulas quirúrgicas, férulas de relajación, coronas definitivas, son ya una realidad en las consultas y en los laboratorios de prótesis. En unos pocos años llegaremos a ver desaparecer el alginato o las siliconas, al igual que ya ha desaparecido la amalgama de plata. Es sólo cuestión de tiempo. Posiblemente, en un futuro, podremos hacer una predicción del crecimiento facial mediante imágenes radiológicas y un software.

Materiales a la carta: Podremos pedir brackets, implantes, limas de endodoncia totalmente customizados para un paciente concreto, lo que nos permitirá llevar a cabo tratamientos más rápidos y con un éxito mayor.

Análisis genéticos e ingeniería genética: Sabremos si una alteración genética produce una patología y llegaremos a modificar el genoma para corregir ese defecto. Incluso podríamos llegar a cultivar dientes in vitro a partir de células madre e implantarlos en un paciente. Sin embargo, no será tan fácil como obtener un riñón o un hígado, ya que dientes hay 32 y de formas muy diversas entre sí, aún siendo de la misma persona. Sinceramente, dudo que llegue a ver este último avance.

En cualquier caso, la tecnología avanza a una velocidad extraordinaria y nuestro deber ha sido, es y será siempre ofrecer el mejor tratamiento posible a cada unos de nuestros pacientes.

Editorial por Enrique Llobell

Todos los trimestres se van compañeros, algunos de ellos para siempre, y llegan otros nuevos. Esta vez se ha ido uno al que tenía
especial cariño. Pascual Martínez Miñana, profesor, Presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos entre 1999 y 2005, le debemos entre otras cosas la sede colegial que ahora disfrutamos. Lo conocí hace muchos años, sin que nuestra relación pasase más allá de un hola o un adiós, dentro del Centro de Estudios o la SEDO, debido a mi escasa vida colegial. Cuando entré de Presidente, me comentó que el Colegio de Valencia tenía un buen prestigio ganado a pulso entre el resto de Colegios de España, preocupado por si ponía el Colegio boca abajo, mal informado sin duda por otros colegiados.
Ciertamente, como dice la Sección de Jubilados, era “sembrador de paz”, y yo añado “enamorado de su familia, de su profesión y de su Colegio”.
Pronto se dio cuenta de que yo también sabía escuchar y seguí siempre sus excelentes consejos. Hoy se ha ido quien ha sido para mí de gran ayuda y me siento orgulloso de poder decir que me consideró un amigo. Hasta siempre Calo.
Desde donde estés, seguro que disfrutas de la campaña que estamos haciendo con Santi Cañizares, obra de toda la Junta aunque un poquito más de César Cuñat, nuestro Secretario, que ya influyó mucho en la anterior campaña “no te están contando
toda la verdad “.
Esta nueva campaña informativa está siendo un “bombazo” que ha gustado mucho a todos los compañeros y hemos recibido felicitaciones desde el Consejo General y de los Colegios Profesionales de toda España. Tenemos la obligación de informar al
consumidor, ya que lo que sucede aquí no sucede en ninguna otra parte del mundo civilizado.
“Que no te metan más goles”, bien podía haberse utilizado para denunciar el eslogan catalán “España ens roba”, por la similitud de este con los anuncios dentales de publicidad falsa y engañosa. Mentiras cuyo despropósito han llevado al caos económico y
social a Cataluña y a nuestra profesión a su destrucción sanitaria, dejándola como mera mercantil por culpa de políticos mediocres que nos han dejado en manos de especuladores y aves rapaces.
En estas páginas, tenemos la entrevista a Gemma Serra y Andrés Álvarez, que trabajan en Bélgica y nos cuentan que allí no es legal la publicidad de una clínica dental, que no existe ninguna franquicia, que solo hay una universidad, la pública, con números clausus, o que los precios mínimos de los tratamientos están fijados para evitar la competencia desleal, y no es precisamente Bélgica la que “is different”.
La percepción que tenían los europeos de los españoles hace 25 años era que somos perezosos, poco de fiar y poco inteligentes.
Estoy seguro de que se referían a los políticos, aunque, como he dicho en anteriores editoriales, algún sinvergüenza también se ha colado en nuestra profesión. Necesitamos campañas de divulgación como la nuestra en toda España. El próximo diciembre tenemos
la Asamblea General de Colegios y volveremos a proponerlo, con pocas posibilidades de éxito, como siempre que la propuesta supone un desembolso importante, pero seguiremos intentándolo.
También encontrareis en este número las principales novedades de la Orden 7/2017 que actualiza los criterios de autorización que regulan el funcionamiento de las clínicas dentales y, entre ellos, tiene
especial importancia el compromiso de actualización a requisitos actuales para todas las clínicas. No dice nada de la trazabilidad inversa en la esterilización, lo que no quita que tengamos que disponer de la mejor tecnología para evitar sorpresas desagradables.

¡Mamá quiero ser dentista! por César Cuñat

Parece que fue ayer cuando esperábamos el beneplácito del Dr. Labaig para poder incorporarnos al mercado laboral. De eso ha pasado la friolera de 16 años, y el recuerdo de la ilusión por rematar 18 de preparación.
La primera llamada que hice nada más enterarme de la última nota (Integral del adulto) no fue a mi madre, sino a mi padre. Y aún recuerdo que de la alegría tuvo que sentarse en un banco de la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, le temblaban las piernas de la emoción. Después vinieron años de conjugar trabajo con formación en posgrados, cursos y doctorado. La ilusión nunca se pierde pero las ganas poco a poco se van minando.

El otro día leí un artículo de Miguel A. Cubero que hacía referencia a una publicación de Mental Health Daily en la que se recogía qué profesiones tenían mayor tasa de suicidios y pese a lo que pudiéramos pensar las cotas más altas estaban en profesiones de la salud, y curiosamente la Odontología figuraba en un segundo puesto con un 1,67% de suicidios. Deshonroso subcampeonato.

En él se describía que los altos costes de materiales durante el pregrado, así como los postgrados eran un lujo y una presión extra por no fracasar.
Una vez dentro del mercado laboral, los profesionales ven que sus honorarios cada vez son menores, y sus jornadas más largas. Al ser un área en constante evolución obliga a una formación continuada tanto de fines de semana como en horario nocturno de días laborables con lo que el tiempo libre para mantener la mente despejada se va reduciendo.

Sin embargo, a mi parecer, lo que más va minando la moral del profesional es la lucha diaria con los pacientes. Los hay de diferentes psiques.
Los agradecidos, los que te valoran el trabajo, no se quejan de esperar y que por desgracia son los menos, son los que te mantienen con ilusión.
Los cansinos, los que no les parece nada bien, los que no les gusta esperar y ya entran preguntando si vas con retraso y te advierten que van con prisa (siempre van con prisas), los indecisos en la estética, los morosos.
Aunque con diferencia los que más inoportunan son los que vienen a la consulta como el que va a comprar unas pilas. Te plantan un presupuesto, en papel o de viva voz, y te piden que se lo iguales para hacérselo contigo. No valoran la calidad, ni la dedicación o el trato. Respeto cero, les da igual todo sólo miran precio, como si no hubiesen más variables a valorar. Hay que tener mucha paciencia en ocasiones.

Pero el campo de minas no termina ahí, aún tenemos más motivos para el desánimo.
Cada vez existen más universidades que gradúan a odontólogos. Sin control alguno ni criterio social basado en las necesidades de la población. Todo es negocio, y desde luego  viven de ello mientras el Gobierno lo ampara  bajo el principio de que es el mercado el que lo regula todo.
Por ello, la oferta de odontólogos supera por goleada a la demanda, lo que provoca una guerra de precios que roza ya lo indignante. Todo vale por tener trabajo, y habiendo materiales de todos los precios y calidades el cóctel está servido. Pero no olvidemos que no vendemos pantalones sino que la salud de las personas está en nuestras manos.
Las clínicas low cost han venido, y me temo que para quedarse un largo tiempo. Los hay con un gran corazón, profesionales de hinchar el precio para luego hacer descuentos a cargo de subvenciones propias. Roza lo delirante. Al Icoev ha venido gente que ha trabajado en estas clínicas y verdaderamente se te ponen los pelos de punta al escuchar el cómo se puede mercadear con la salud de las personas. Uso de materiales de coste inverosímil, trato vejatorio a los pacientes, policía día sí y día también por las denuncias, gente que le tallan una arcada y se pasan 5-6 meses llamando para que les tomen impresiones, recepcionistas que están 3 meses de media porque no aguantan la presión de tanta reclamación….

Ante este panorama, pocas opciones nos quedan más que intentar ser lo más honestos posible con los pacientes, esmerarnos en nuestros tratamientos, estar al día en técnicas y materiales destinando por obligación un porcentaje de nuestras ganancias en formación.
También deberíamos aprender el no llevarnos los problemas de la consulta a casa, dedicarle a la profesión las horas justas como para prosperar y ganarnos la vida, sin desatender a la familia y nuestro propio ocio.
En esta vida estamos de paso, y el Carpe Diem con conocimiento es lo que nos llevaremos al más allá. Voy a ver si prodigo con el ejemplo que yo soy de los que más fallo.

En fin, esperemos que esta profesión no nos atrape más, ni nos altere mentalmente. Que la estadística de suicidio cada vez nos sitúe en una posición más baja sólo depende de nosotros, de lo que realmente queramos que sea nuestra vida, de lo que dejemos que nos afecte el trabajo.
No perdamos la ilusión con la que empezamos a trabajar, y no olvidemos que nunca nadie nos dijo que fuera fácil.

‘Tramposos’ por Enrique Llobell

Todos conocéis el slogan «no te están contando toda la verdad». Lo utilizamos en nuestra campaña de 2014. La empresa Dentix nos demandó, se sintió aludida y con un cinismo impropio, dijeron que ellos siempre han contado toda la verdad.

Entre otras lindezas, nos dijeron que los dirigentes del ICOEV los denominamos «cínicamente» clínicas low cost”. O que tenemos  «obvia incapacidad para adaptarnos a los nuevos modelos empresariales». O que tienen una «moderna tecnología inaccesible para la mayoría de las pequeñas clínicas tradicionales,» y por eso ellos dan un «estándar de calidad superior.» O que incluso yo publicito los implantes de manera similar a ellos. Vergonzoso.
Solicitaron al juzgado la retirada cautelar y así lo hicimos a la espera de la resolución judicial. Por nuestra parte solicitamos la retirada de sus anuncios «implantes a 222€»por considerarlos publicidad engañosa y competencia desleal. Como todos sabéis no fueron retirados. Nos dijeron que «hay una falta de vergüenza del ICOEV que pone de manifiesto que la demanda carece de fundamento». La Audiencia Provincial de Valencia, en sentencia firme, nos ha dado la razón en el primero de los procedimientos. Nuestra campaña «NO TE ESTAN CONTANDO TODA LA VERDAD», es correcta.

En el segundo procedimiento, se constató que Dentix nunca han vendido un implante a 222€ como declaró en el juzgado su dueño, Angel Lorenzo. ¿De verdad había una falta de vergüenza en el ICOEV?. Podéis contestaros vosotros mismos. Con ese gancho publicitario han atraído a un gran número de pacientes de otras clínicas, que es de suponer que se informan del precio completo al acudir a la clínica en cuestión, ya que en palabras de la Juez de la Mercantil nº 3 de Valencia, dicha publicidad omite información sustancial; por lo tanto no cuenta toda la verdad, como venimos denunciando. Veremos que resuelve el Tribunal Supremo en este tema.

Por supuesto, Dentix no es un modelo único, forma parte del grupo de mercantiles que están compitiendo con total carencia de respeto a los pacientes, en la carrera cuya meta es el dominio de la profesión, con el apoyo incondicional de órganos reguladores de la Administración, que quieren mayor competencia en la prestación de servicios y bajada de precios. Poco importa si la competencia es leal o desleal, poco importan los derechos de los pacientes, y menos aún los derechos laborales de los odontólogos contratados por sueldos miserables a cambio de jornadas interminables, poco importan. De momento interesan las grandes superficies, a priori mucho mejor controladas por el Gobierno y por Hacienda. Al final todo es dinero. Muchos estamos en el punto de mira, pero no por ganar mucho, que nunca lo hemos ganado, sino porque somos tan molestos como lo eran los pequeños autónomos que han desaparecido fagocitados por las grandes empresas.

No nos engañemos, esto no se ha gestado en dos días. Empezó con la apertura de un número claramente excesivo de facultades de Odontología, justificadas con explicaciones que insultaban nuestra inteligencia. Después buena parte de esos jóvenes odontólogos recién graduados fueron empleados a bajo coste por empresarios que en algunos  casos les obligaban a realizar sobretratamientos con un interés exclusivamente económico. Lo menos importante siempre ha sido el paciente. Algunas de estas empresas se han quedado en la cuneta, pero se les ha permitido cobrar por adelantado y poner precios abusivos, tapándolos con la supuesta financiación, que no es más que un simple crédito. Posteriormente muchas han cerrado sin realizar los tratamientos y se han ido a casa con la caja llena. Otras siguen en carrera gracias a la falta de regulación de la publicidad sanitaria.

Solo los Colegios Profesionales se preocupan por que al ciudadano se le garantice un buen servicio, o por evitar el intrusismo profesional. Lo de la competencia desleal es una batalla quizá perdida. Tramposos. Cada vez salen más voces interesadas en nuestra desaparición, abanderadas por políticos mediocres y corruptos. Nos acercamos sin remedio al mundo feliz de Huxley.

 

¿Qué paso por la cabeza del Dr Bonard ?

El Dr. Bonard era un francés trabajador y honrado. Gracias a eso, pudo años atrás, después de haber realizado con muchas fatigas su grado en Odontología, abrir una pequeña consulta con un solo equipo y una higienista que le ayudaba. Con toda la modestia del mundo pero con ímpetu, ganas de trabajar y hacerlo bien. De este modo, con dedicación, asistiendo a todos los congresos que pudo, realizando algún que otro postgrado de forma discontinua con el fin de poder seguir trabajando, consiguió ampliar su formación y logró ir superando las dificultades iniciales, hacer frente a los pagos, a los impuestos. Era primordial para él el uso de buenos materiales. Imaginaba cada vez que trataba a un paciente que ese era su padre o su madre, o incluso él mismo. De este modo le quedaba claro que, por una parte, solo los mejores materiales eran dignos de pasar por sus manos para acabar en la boca de sus pacientes, y por otra, solo las mejores técnicas, las más depuradas y contrastadas, aprendidas en los múltiples cursos, congresos o foros que versaran sobre temas que le interesaban y que podían ampliar sus horizontes, debían ser aplicadas.

Un sábado invitó al Dr. José García a comer. Era amigo suyo desde que años atrás, se conocieron en un congreso en Barcelona. Desde entonces se habían visto en otros congresos, e incluso, habían pasado algunos días de vacaciones juntos con sus familias. Aquel día, García había terminado un congreso que versaba sobre oclusión en Lyon, precisamente la ciudad de Bonard, y como no podía ser de otra forma, el francés invitó a su colega y amigo español a una comida en su casa, regada con vino de Burdeos, y colmada con unos dulces y unas copitas de champagne. Durante la misma, los dos estuvieron hablando de temas variados, aunque la Odontología terminó siendo el centro de la conversación. Al final, con el fin de estar más cómodos pasaron a tomar café a un cómodo salón en el que, sentados en amplios sillones, degustaron también unas gotas de cognac. Llegado un momento en el que Bonard estaba hablando y hablando, García se durmió. Justo en ese momento llegó una visita inesperada. Era Chantal, la higienista con quien tantos años había compartido interminables horas de trabajo. Llegaba un poco exaltada.

-¿Qué pasa Chantal? ¿A qué debo el honor de tu visita?

-Doctor, acabo de ver algo inaudito. Monsieur Mangard Patedufoie, aquel hombre que tenía un taller de fontanería en la esquina acaba de abrir una clínica dental de tres plantas justo al lado de donde nosotros estamos.

-¿Cómo? ¿Qué me dices? ¡Eso no es posible!

-Lo es. Y no solo eso, hay un cartel enorme en la puerta en el que anuncia implantes al mismo precio que cuesta cambiar una tapa de bidet.

-¡Increíble!

-Y además pone que si te hacen dos empastes te regalan otro.

-¡Inaudito! Pero ¿y si solo necesitas uno?

-Entonces te cambia un grifo gratis.

-Esto es una broma ¿no?

-En absoluto doctor. Dice además que te subvenciona los tratamientos porque es un hombre que tiene el corazón muy grande, pero lo bien cierto es que la portera me acaba de enseñar un presupuesto y lo que hace es hinchar los tratamientos y después de la subvención quedan más o menos igual.

-¡Creo que me va a dar algo! ¿Regalan algo más?

-Sí. Te hacen radiografías gratis.

-¿Aunque no te hagan falta?

-Dice que da igual, que para eso es un regalo.

-¿Y de las compañías de seguros?

-De eso ni hablamos.

En ese momento, ante la enorme agitación, casi rayando en convulsión en la que se encontraba Bonard, este notó que alguien le 2828daba un cachete en el cogote.

-¡Bonard! ¡Bonard! ¡Despierta!

-¡Mon Dieu! ¿Dónde está Patedufoie? ¡Que alguien llame a los gendarmes!

-Tranquilízate viejo amigo, te has dormido y has tenido una pesadilla.

Después de tomarse una buena copa de Cognac, Bonard se tranquilizó y contó su pesadilla a García, quien con voz tranquilizadora le contestó.

-Solo fue un mal sueño querido amigo, afortunadamente eso no puede ocurrir en ningún país de la civilizada Europa.

Política y publicidad sanitaria

Son las doce de la noche del 26 J. Verano. Día de elecciones. El PP le acaba de sacar cincuenta escaños al segundo clasificado. Si Pedro Sánchez fuese Cameron, dimitiría mañana por la mañana. Pero Cameron es un ingenuo y Sánchez no. Y después de la debacle de Susana Díaz nadie se lo va a pedir, porque no hay sustituto. Y no hay sorpasso. Podemos se ha estrellado o lo han estrellado. ¿Quien le dijo a Pablo Iglesias que se uniese al partido comunista? Porque Errejón le dijo que hay sumas que restan.

El votante de Podemos no era votante del PC, y se ha vuelto al Psoe, que ha perdido votos a favor de Ciudadanos, por culpa de sus vaivenes. Ciudadanos le ha devuelto al PP los suyos, y todos contentos. Cuando se haya publicado esta editorial y esté en tus manos la revista colegial confío en que el panorama político se haya aclarado, en la forma que sea. Al tiempo.

En Reino Unido, Boris Johnson, “el listo”, ex alcalde de Londres, ha ganado como él mismo dice “haciéndose el tonto”. Le ha sacado los votos a los más ignorantes. Su “leitmotiv” ha sido la inmigración y el aumento de los fondos a la Seguridad Social. Nada más ganar, a las 12 horas decía que no podrá cumplir las promesas de su campaña. No sé si eso es cinismo o mucha cara dura, pero creo que es denunciable por engaño. Y ha engañado a los más ignorantes. La pregunta que más circulaba por parte de los que habían votado “out” y estaban siendo recriminados por los “in”, era ¿”pero que es eso de la Unión Europea”?.

En España sucede algo parecido, ya que según el Ministerio de Economía, (en una encuesta oficial) han sabido que el 25% de los españoles creen en 2016 que el Sol gira alrededor de la Tierra.

La ignorancia es tal que si alguien saca a un famoso vendiendo implantes a 222€, aunque el precio no sea cierto y no te estén contando toda la verdad, piensa que va a tener sus consultas llenas. No hace falta ser tan listo ni tan cínico como Boris Johnson. Y si algún cantamañanas se paga sus anuncios en forma de artículos de información diciendo que da conferencias en la conchinchina sobre cómo funciona una black & decker pues también cree que llenará sus consultas, porque se aprovecha de que un altísimo porcentaje de ciudadanos confunde publicidad con información, en la tercera, en la sexta, en la quinta, o en alguna versión moderna de las pintadas de los váteres públicos.

Por eso hace falta regular la publicidad. Y después de nuestras conversaciones y arrocitos con el anterior Conseller de Sanidad y el Presidente de la Generalitat del PP, recibimos unas palmaditas en la espalda y mucho ánimo. Y algo peor parece que le ha sucedido a nuestro ex Presidente Autonómico, Dr Victorino Aparici, presidente del Colegio de Castellón, con el Psoe. Más de lo mismo. Ciudadanos es el único grupo que ha realizado en las Cortes una proposición de carácter urgente sobre el funcionamiento y la regularización de la publicidad sanitaria dental. ¡Bien por la iniciativa!. Ahora soy otra vez el nuevo Presidente del Consejo Autonómico, veremos de qué es esta vez el arroz. Si conseguimos regular esa publicidad, como van haciendo todas las autonomías menos la nuestra, le haremos un gran bien al ciudadano evitando que se aprovechen de su ignorancia.

Dejaré más maldades para otra ocasión, porque quiero hacer algunas felicitaciones.

Felicidades al profesor Francisco Alpiste, por su magnífica organización del 50 Congreso SEPA, el más numeroso de la historia de España.

Felicidades al profesor Miguel Peñarrocha, que en este trimestre ha aparecido como una de las personas que más publican en el mundo, y es una de las personas más influyentes en nuestra profesión.

Felicidades al Dr. José Amengual que termina la presidencia del Centro de Estudios dejando el listón muy muy alto.

Felicidades a todos aquellos que luchan día a día por hacer nuestra profesión más digna, de verdad gracias. Es por ellos por los que seguimos todos los miembros de la Junta dando el máximo.

Mi enhorabuena y buen verano.

 

Opinión sobre las clínicas dormitorio por Enrique Llobell (*)

Recuerdo la impresionante metedura de pata de la Administración en los 70, con la abolición de los numerus clausus en medicina como consecuencia de la presión de los demagogos populistas que defendían el derecho a estudiar. La demagogia siempre fracasa, pero cuando fracasó con miles de médicos ejerciendo otras profesiones, los demagogos hablaban ya de otros derechos. En Odontología ha sucedido recientemente algo similar, con la creación de numerosas facultades, que funcionan como negocio tras otra espectacular metedura de pata, de una Administración diferente. Esto ha dado lugar al mercantilismo, la publicidad engañosa o simplemente la publicidad fuera del marco sanitario, ayudada por algunas sentencias como la que nos dice que la frase «implantes dentales sin cirugía» resulta correcta y veraz (sic).10273466_960751517328935_1872944530575085333_n

Todo esto da lugar a la aparición de mediocres sin escrúpulos, que encuentran un filón en el mercado y se dedican a explotar a estos jóvenes dentistas que intentan ser fieles a su profesión sanitaria, y que en ocasiones en su primera entrevista de trabajo oyen frases como «déjate de exquisiteces, si no te gusta lo que te propongo tengo 20 más esperando en la puerta». Y lo que se les propone la mayoría de las veces son sueldos por debajo del mínimo, contratos de falsos autónomos, jornadas interminables, en las que no se reconocen las horas extras y hasta con posibles sobretratamientos que ponen en riesgo la salud del paciente.

Cuando comento que dos odontólogos de Valencia cercanos a los 60 años han cerrado sus consultas, no pueden pagar la cuota colegial y comen diariamente en la Casa de la Caridad, tengo que oír respuestas, de gentes que se le supone una cierta cultura, como «los dentistas ya han ganado mucho dinero».

Hoy en día trabajan en España tres veces más dentistas de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud y el numero seguirá creciendo exponencialmente en los próximos años.

La complicidad de la Administración, la torticera interpretación de la Ley de Publicidad Sanitaria por parte de la Agencia Española del Medicamento y la lentitud del sistema judicial, han dado lugar a las calificadas por la prensa como clínicas patera. Se anuncian como dentistas con corazón pero tienen a algunos odontólogos viviendo en la propia clínica con dormitorios ilegales dentro de la consulta en plan tercermundista. Lo justifican como un sistema DIR, refiriéndose sin duda al MIR, como si los MIR durmiesen en los hospitales durante la residencia, cuando todo el mundo sabe que las únicas zonas de descanso de los médicos están en las áreas de urgencias.

El sistema MIR, está reglado y controlado por el Gobierno y la sanidad pública, es por oposición y está remunerado, no como aquí donde la empresa privada les paga lo mínimo pero ojo, les cobra por la formación amparada por una Universidad que ni siquiera tiene facultad de Odontología. Algunos odontólogos empiezan a abandonar ésta empresa.

Por otra parte, gran parte de las reclamaciones de los pacientes ante asociaciones de consumidores o ante nuestro Colegio coinciden con la misma frase «me ha fracasado lo que me han hecho y el dentista que me lo ha puesto ya no está. La empresa no se hace responsable». Y es que la aparición de todas estas empresas mercantiles, franquicias y seguros, propiedad de inversores, confunden de tal manera a ese consumidor que acaba creyendo que conseguirá un tratamiento mejor y más barato que el resto de clínicas. Ignora que el odontólogo es el responsable último de todo el tratamiento, incluida la prótesis, y que el paciente tiene derecho a conocer el coste final del mismo.

Con la electricidad más cara de Europa y comprando la mayoría de nuestros productos en el extranjero por falta de tecnología, es difícil mantener unos honorarios por debajo de la mitad de Francia, Italia o Alemania, y la cuarta parte que en EEUU. La evolución de nuestra profesión se deteriora y eso afecta a los profesionales pero ineludiblemente también a los pacientes aunque aún no sean conscientes. Necesitamos un cambio y así la próxima vez que demos un premio a una persona con los valores éticos y humanos tan grandes como los del Dr. Guillermo Del Nero, de 82 años, premio «Dentista del año» de España, no tendremos que ver como se emociona en su discurso y con lágrimas en los ojos nos hable de prostitución y odontología.

*: Artículo publicado en la Tribuna invitada del diario El Mundo el pasado 27/12/2015 (http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2015/12/27/567f9e29e2704e8f728b4611.html)

Números clausus o… por José Monlleó

Dentro de poco los estudiantes que han pasado la selectividad elegirán que es lo que quieren ser, algunos por vocación y otros por casualidad, es lo mismo pero todos esperan trabajar de aquello en lo que se preparan ( con esfuerzo intelectual  y economico). Muchos se fijan en la nota de corte como se dice ahora para elegir y esto conlleva un cierto engaño, ya que en profesiones como la nuestra en las que hay demasiadas facultades (publicas y privadas) el numero de profesionales que termina (unos 1.500 alumnos al año) esta muy por encima de la capacidad del país para asegurarles un trabajo digno ejerciendo su profesión después de tanto esfuerzo.

En mi opinión, el estudiante antes de empezar una carrera tendría que tener datos fiables sobre la posibilidad que tiene de ejercer de aquello para  lo que ha estudiado, y si podrá obtener por su trabajo un sueldo  mínimo  que compense su esfuerzo y le permita pagar sus facturas. Es verdad que todos tenemos derecho a estudiar aquello que queramos, pero también tenemos derecho a saber donde nos metemos y en que condiciones, antes de estrellarnos.

Una de las consecuencias de este aumento del numero de profesionales es la cantidad de mano de obra barata que estamos proporcionando a determinados inversionistas ( no solo franquicias) que escondidas detrás de contratos a falsos autónomos pagan sueldos miserables (y esto lo tendrían que saber los estudiantes antes de empezar).

Charlatanes (*)

Podemos estar peor, es el titular que tenía previsto para éste artículo. Lo cambié por éste que es más actual. Los charlatanes conviven con nosotros de forma natural en nuestra época, a la que podemos llamar «la edad de la mentira». Estamos tan habituados a la mentira en la política, la prensa o la publicidad que nuestra Administración la entiende como algo natural. Más raro nos parece la charlatanería y la mentira en las profesiones sanitarias. No entendemos todavía un cardiólogo que anuncie una novedosa técnica quirúrgica, que luego todos hacían, o que venda válvulas cardiacas de oferta a 200€, repartiendo por la calle prospectos con forma de válvula, pero cobre al final 1.500€.

En nuestra profesión dental, un colectivo de más de dos mil profesionales en Valencia y provincia, no son muchos los que se publicitan para vender a diferencia de las clínicas mercantiles que en muchos casos no son propiedad de odontólogos y que acaparan el número de denuncias por malos tratamientos. La mayoría no se ajustan a la Ley de Publicidad o anuncian técnicas quirúrgicas antiguas con absoluta falta de ética y de dignidad profesional, avergonzando a todo el colectivo. Curiosamente solo  anuncian implantes dentales, colgándolos de las orejas si hace falta. No vemos anunciarse a odontopediatras, endodoncistas o periodoncistas, todos ellos especialistas que conservan los auténticos dientes.

El artículo 78 por Enrique Llobell

Ya estamos en marcha. En nombre de toda la Junta os doy las gracias por la confianza. Somos prácticamente los mismos y mantendremos nuestra línea de trabajo, abiertos como siempre a cualquier sugerencia.

​Recientemente, he tenido ocasión de salir en dos programas de televisión nacionales. Después del primero, “Las mañanas de Mariló Montero”, algunos compañeros pensaron que mi agresividad podía ser perjudicial, y así lo manifestaron en algunos foros, asustados, bien por las posibles denuncias al Colegio, bien por el cierre de las franquicias en las que trabajan. Pueden estar tranquilos, ni ha habido denuncias al Colegio, ni han cerrado las franquicias, en las que siguen trabajando con los diagnósticos que habitualmente suelen dar comerciales no odontólogos, y engañando al ciudadano con presupuestos con sobretratamientos obtenidos gracias a la publicidad falsa y engañosa que realizan las empresas en las que trabajan.

​El segundo programa, “Comando Actualidad”, no fue en directo, ni se empezó hablando mal de los dentistas, por lo que fui menos agresivo. Es cierto que se cortó mucho el programa, pero TVE nos dio una gran oportunidad de expresar nuestro descontento, y les estamos muy agradecidos porque reflejaron bien la realidad. Como todos sabéis, las cadenas privadas, que reciben importantes ingresos por publicidad de estas mercantiles, no quieren saber nada de nosotros y mucho menos del artículo 78 de la Ley 10/2013 de 24 de julio de garantías y uso racional de medicamentos y productos sanitarios que modifica la Ley 29/2006 de 26 de julio.​

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