Archivos anuales: 2023

Bruxismo: causas y soluciones

De acuerdo con los datos proporcionados por la Sociedad Española de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial (SEDCYDO) , cerca del 70% de la población española padece bruxismo, un porcentaje muy elevado, que sufrió un aumento tras la pandemia de la COVID-19.

Las causas son variadas, aunque en muchos de los casos se asocian con el estrés y la ansiedad. Además sus síntomas se expanden más allá de la cavidad oral: el bruxismo también puede producir dolores musculares en cuello, espalda y dolores de cabeza.

En general, cuando se habla de bruxismo se suele hacer una asociación automática a un padecimiento que afecta en exclusiva a los dientes o al aparato masticatorio, cuando en realidad es más complejo y su sintomatología afecta a más áreas del cuerpo. Puede tener lugar tanto cuando el paciente se encuentra despierto, como cuando se está dormido. El bruxismo es, de hecho, uno de los trastornos del sueño más comunes. 

De acuerdo con la Sociedad Española de Ortodoncia, el bruxismo del sueño ha sido definido como un trastorno del movimiento vinculado con el  caracterizado por la presencia de movimientos involuntarios e inconscientes de los músculos masticatorios que ocasionalmente también conllevan la presencia de ruidos de rechinamiento dentario.

Como mencionamos, este apretar y rechinar los dientes puede producirse también cuando el paciente está despierto, y aunque es frecuente, existen más estudios sobre el bruxismo nocturno.

Las causas del bruxismo

Los factores que pueden desencadenar el bruxismo son variados. Hay algunos que se dan con más frecuencia que otros, pero en última instancia cada caso es único. A lo largo de los años y tras múltiples estudios se ha llegado a la conclusión de que el origen del bruxismo es multifactorial. 

Entre las causas asociadas al bruxismo, se encuentran:

  • Factores genéticos. Es común que el bruxismo se dé en varios miembros de una familia o que cuando se diagnostique un caso de bruxismo haya antecedentes familiares.
  • Ingesta de ciertos fármacos o drogas. Por ejemplo, se sabe que algunos medicamentos como antidepresivos, fluoxetina y paroxetina, pueden causar bruxismo.
  • Estrés emocional. La tensión emocional puede producir tensión muscular, y el rechinar y apretar los dientes es una respuesta física inconsciente ante la necesidad de expresar y liberar el estrés. El problema es que no es una respuesta funcional.
  • Enfermedades del sistema nervioso central. La desregulación del sistema nervioso central o presencia de algunas anomalías o patologías pueden producir bruxismo.
  • Síndrome de Apnea Hipopnea Obstructiva del Sueño (SAHOS). Estudios han vinculado la presencia de este síndrome con casos de bruxismo.

Síntomas y tratamiento del Bruxismo

El bruxismo puede desencadenar una sintomatología variada, afectando significativamente la calidad de vida y el bienestar del paciente. Ello hace que sea necesaria la aplicación de un tratamiento adecuado, que consiga paliar los síntomas, incluyendo también el tratamiento de las causas.

Entre los síntomas más frecuentes del bruxismo se encuentran la erosión y el desgaste dental, dolor mandibular, cefaleas tensionales, dolores musculares que se expanden al cuello e incluso a la parte alta de la espalda, hipertrofia y dolor de la musculatura masticatoria (maseterina y temporal) y fracturas dentarias.

El tratamiento del bruxismo es multidisciplinar y se suele enfocar a tres niveles:

 

  • A nivel ocluso-dental.

Se lleva a cabo fundamentalmente mediante el uso de férulas oclusales, que si bien no eliminan el bruxismo, si que previenen el desgaste dental que se asocia al mismo. Existen distintos tipos de férula para aliviar síntomas vinculados con el bruxismo y es de vital importancia  que se lleve a cabo un buen diagnóstico para determinar qué férula es más adecuada para el paciente. En muchas ocasiones el rechinamiento que se asocia al bruxismo del sueño continuará a lo largo del tiempo, lo que tendrá como consecuencia el progresivo desgaste de la férula.

 

  • Atención psicológica y gestión del estrés

Aprender a canalizar el estrés y la ansiedad resulta clave para disminuir la sintomatología del bruxismo pues precisamente encuentra parte de su origen en ellos. Puede ser conveniente empezar terapia psicológica o aprender técnicas de relajación y meditación así como terapias de tipo cognitivo-conductual, entre otras. 

 

  • Tratamiento de tipo farmacológico

En aquellos casos en los que el bruxismo se produzca como consecuencia de la ansiedad y el estrés, además de la terapia psicológica, podría estimarse oportuna su complementación con tratamiento de ansiolíticos, como el clonazepam o busparina, o antidepresivos, siempre que se estipule por el profesional correspondiente. 

Iniciar un tratamiento contra el bruxismo y su sintomatología puede mejorar considerablemente la calidad de vida del paciente.

La enfermedad de las encías y su relación con enfermedades cardiovasculares

Cada vez resulta más difícil discutir que la enfermedad periodontal y la enfermedad cardiovascular guardan relación, y que de hecho, el cuidado de la salud de las encías  puede ayudar a preservar una buena salud cardiovascular.

A lo largo de la última década se ha llevado a cabo una notable acción en la realización de  investigaciones sobre la relación observada entre infecciones bucales de tipo periodontal y las enfermedades cardiovasculares.

Estos estudios, epidemiológicos y poblacionales, han puesto de manifiesto la existencia prácticamente innegable de esta asociación.

No obstante, al contemplarse otras variables clínicas distintas a las tradicionales, como las medidas de aterosclerosis subclínica – evidencia de lesión de la pared arterial sin expresión clínica – se ha confirmado la relación entre las enfermedades, al observarse una disminución de la tendencia al daño en paredes arteriales después que el paciente se someta a un tratamiento periodontal.

Tal y como apunta la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración, el tratamiento de la periodontitis puede reducir los niveles de proteína C-reactiva3 al rango considerado de bajo riesgo cardiovascular.

Los pacientes con algún tipo de enfermedad en las encías tienen entre un 25 y un 50% más de riesgo de padecer un trastorno cardiovascular. Los cardiólogos y odontólogos atribuyen esta relación a la gran cantidad de bacterias que se sitúan bajo la encía, y que pueden pasar a la sangre y afectar a otras zonas del organismo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda atender el cuidado bucal – poniendo especial atención al cuidado de las encías – como medida de prevención para accidentes cardiovasculares.

Cuida de tus encías como factor preventivo de la enfermedad cardiovascular

Es importante detectar a tiempo señales de que tus encías pueden estar padeciendo alguna afección o problema. Para ello, es fundamental visitar a tu dentista si percibes alguno de los síntomas que se vinculan con la enfermedad periodontal, de tal forma que se pueda iniciar el tratamiento conveniente cuanto antes.

Entre los síntomas de la enfermedad periodontal se incluye la inflamación de las encías, el enrojecimiento, la presencia de pus, también la existencia de movilidad dentaria, de mal aliento o que las encías parezcan haberse despegado de los dientes.

De todas formas, es posible tener una enfermedad de las encías y no presentar ningún signo de alarma. Por eso son tan importantes las revisiones dentales periódicas y los exámenes periodontales.

Para que tus encías se mantengan en buen estado, pudiendo prevenir así la enfermedad periodontal y por tanto contribuyendo también a la prevención de enfermedades cardiovasculares, la American Dental Association recomienda:

  • Cepillarse los dientes después de cada comida.
  • Limpiar la placa bacteriana que se acumula entre las piezas dentarias con hilo dental u otro limpiador interdental, como los cepillos interproximales.
  • Acudir regularmente al dentista para que examine el estado de dientes y encías y realice una limpieza profesional.
  • Puede ser conveniente mostrar al dentista o higienista dental cómo te cepillas los dientes y limpias entre las piezas dentarias, de tal forma que pueda recomendar alguna mejora.
  • Si fumas o masticas tabaco, deja de hacerlo. El consumo de tabaco aumenta el riesgo de enfermedad de las encías.

Prevenir la enfermedad cardiovascular desde la clínica dental

El aumento de evidencias respecto a la relación existente entre la enfermedad y de las encías y afecciones cardiovasculares, como el infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares, pone en manos de profesionales un conocimiento que amplía la capacidad de acción y la posibilidad de prevención de ciertas patologías.

Cada vez hay una mayor consciencia respecto a que la salud bucodental está vinculada con la salud del resto del cuerpo, y que su importancia no solo queda restringida a conseguir una buena calidad de vida a partir de una correcta funcionalidad bucal, sino que también es importante de cara a la salud general. 

Esta ampliación de perspectiva gracias a los estudios científicos, permite tratar la salud con una mayor globalidad y resalta la importancia de la colaboración del odontólogo con otros profesionales como el cardiólogo.

Cuida de tu salud bucodental, no solo para unos dientes y encías sanos, sino también como parte de cuidar de tu salud general.

Una buena salud bucodental para ganar en calidad de vida

Que una buena salud bucodental contribuye al bienestar general, es un hecho que cada vez tiene mayor calado en la sociedad, con una mayor preocupación y conciencia en términos salud. Esto se traduce en un incremento del cuidado y el interés por la higiene oral, así como un aumento de las visitas al dentista.

De acuerdo con los datos proporcionados por la ‘Encuesta de Condiciones de Vida (ECV). Año 2022’ que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 51,7% de la población española de 16 y más años hizo, al menos, una visita al dentista en los 12 meses previos a la entrevista. Un dato alentador en términos de salud bucodental, aunque desde luego mejorable. Lo que está claro es que la población española está más concienciada acerca de la importancia de acudir al dentista respecto a años anteriores.

Tradicionalmente se ha asociado una buena salud bucodental con una sonrisa bonita. Sin embargo, una correcta salud bucodental influye en nuestra vida mucho más allá de la estética. Es innegable la relación que posee con cómo nos sentimos en otras áreas de nuestras vidas y cómo afecta a otros aspectos relacionados con la salud del cuerpo. Precisamente por ello, resulta interesante plantear la siguiente cuestión:  ¿cómo influye la salud oral en el bienestar general de las personas?

Salud bucodental y bienestar general: dos aspectos inseparables

Una boca sana y funcional permite hablar bien y masticar adecuadamente, dos aspectos que resultan esenciales para poder desempeñar acciones y actividades diarias. El poder comunicarnos con efectividad influye, por ejemplo, en nuestra confianza a la hora de entablar relaciones sociales y laborales; el masticar adecuadamente y sin dolor, además de vincularse con la ausencia y prevención de problemas musculares en maxilares, cuello o espalda, también afecta, definitivamente, a los hábitos alimenticios, incluso también a los de índole social, pues especialmente en nuestro país, la socialización está, de hecho, muy vinculada con la comida.

La boca es la puerta de entrada al cuerpo. Tal y como afirma la World Dental Federation (FDI), mantener una boca sana es crucial para conservar el bienestar y la salud general, de hecho, no tratadas adecuadamente, las enfermedades bucodentales pueden repercutir negativamente en el resto del organismo.

Por ejemplo, las infecciones dentales se han asociado con un mayor riesgo de padecer enfermedades respiratorias como la neumonía, debido a que las bacterias se aspiran y llegan a los pulmones.

El edentulismo, es decir, la pérdida de piezas dentales, dificulta la masticación y por tanto puede afectar a la nutrición y los hábitos de alimentación de la persona.

Una buena salud bucodental puede reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular e ictus y una boca sana puede tener un impacto positivo en la gestión de la diabetes, guardando la enfermedad periodontal y la diabetes una relación bidireccional. De hecho, el control deficiente de la diabetes se asocia con el incremento de la prevalencia y la gravedad de la periodontitis y la periodontitis severa se vincula con un control glucémico deficiente.

Según los datos de un estudio para el ADA Science & Research Institute, lavarse los dientes regularmente no solo mejora la salud oral de los pacientes con diabetes tipo 2, sino que también interviene, para bien, en el control de los niveles de azúcar en sangre.

Por otra parte, las mujeres embarazadas que padecen una enfermedad periodontal, son más propensas a tener partos prematuros, ya que, según estudios, las bacterias que causan la enfermedad de las encías pueden ingresar en el torrente sanguíneo, produciendo una respuesta inflamatoria que acaba afectando al útero y al feto.

Cómo cuidar de tu salud bucodental

No hay duda de que una boca saludable favorece a la buena salud general y a una buena calidad de vida. Por ello, es conveniente, y desde luego, merece la pena, incorporar una serie de hábitos y tener en cuenta una serie de cuestiones que abogan por la salud de tus dientes y de tus encías.

  • Lleva a cabo una higiene oral efectiva. Cepilla tus dientes después de cada comida y elige un dentífrico y un colutorio adecuados para las particularidades de tu boca. También se recomienda emplear seda dental o cepillos interdentales, de tal forma que sea posible eliminar mayor cantidad de placa bacteriana entre los dientes, en aquellos lugares a los que es difícil acceder con el cepillo dental.
  • Sigue una dieta equilibrada, nutritiva, y baja en azúcares. El azúcar es el precursor de la caries, por lo que conviene reducir su consumo. También es aconsejable consumir alimentos que posean nutrientes favorables para la salud oral, como proteínas magras, frutas, verduras, y cereales integrales.
  • Di no al tabaco y limita el alcohol. Ambos dañan dientes y encías, provocan manchas y son factor de riesgo para la gingivitis y el cáncer oral (además de otros tipos de cáncer).
  • Visita periódicamente a tu dentista. Es importante realizarse una limpieza dental profesional al menos una vez al año para eliminar con mayor profundidad la placa bacteriana. Además conviene hacerse revisiones para observar cuál es el estado de dientes y encías y seguir los tratamientos convenientes en el caso de detectar algún problema.

 

Lactancia materna y salud bucodental

Está comprobado que la lactancia materna tiene multitud de beneficios para la salud del bebé. No solo es extraordinariamente nutritiva, sino que también es favorable desde el punto de vista emocional – ayuda a mantener y forjar la conexión y el vínculo entre madre e hijo- y además, resulta un factor determinante en relación al desarrollo bucodental.

Tanto OMS como UNICEF recomiendan amamantar exclusivamente a los niños al menos hasta los cuatro meses y, si es posible, hasta los seis . Sin embargo, solo una pequeña proporción de niños son amamantados exclusivamente durante ese periodo de tiempo, reduciéndose la lactancia materna a unas pocas semanas.

De acuerdo con la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP), la leche materna provee de ciertos nutrientes, anticuerpos y proteínas que protegen al bebé y lo ayudan a crecer fuerte, ya que poseen valores nutritivos que las leches de fórmula no acaban de equiparar, por muy completas que sean.

Gracias a la composición de la leche, la lactancia materna se asocia con un menor desarrollo de infecciones, como la otitis, la gastroenteritis o infecciones de tipo respiratorio. También se relaciona con la prevención de enfermedades graves como la enterocolitis necrosante, el Síndrome de la muerte súbita del lactante y la leucemia además de prevenir el desarrollo de otras tantas en la vida adulta, como es el caso del asma, la celiaquía o la diabetes tipo 2, entre otras.

¿QUÉ SUCEDE CON LA LECHE DE FÓRMULA Y EL USO DEL BIBERÓN?

En algunos casos la lactancia materna resulta inviable debido a diversos factores. En ocasiones la madre no produce suficiente leche, o pueden surgir dificultades debido a haberse sometido a una cirugía mamaria con anterioridad, quizás hay malformación en el pezón, o se dan infecciones y grietas dolorosas.
Tampoco es aconsejable que den de mamar madres con ciertas enfermedades crónicas o aquellas que consumen drogas de forma activa y grandes cantidades de alcohol.

Que la leche materna tenga un número tan alto de beneficios y resulte en gran medida recomendable, no quiere decir que el bebé no vaya a estar bien alimentado con una leche de fórmula de calidad. En ese sentido, cabe apelar a la tranquilidad desde el punto de vista nutritivo y sanitario. Pueden ser una muy buena solución cuando la lactancia materna se complica o simplemente no es posible.

Sin embargo, tal y como señala la Sociedad de Ortodoncia y Ortopedia dentofacial (SEDO), el empleo del biberón puede afectar al desarrollo bucodental. Los movimientos realizados por el bebé con la mandíbula y la lengua son muy diferentes cuando toma pecho que cuando toma biberón. Esta diferencia hace que, mientras que con la lactancia materna se favorezca al desarrollo bucodental y descienda el riesgo de maloclusión, suceda lo opuesto en el caso del uso del biberón, especialmente si se hace después de los dos años de edad. Además si no se tienen en cuenta ciertas cuestiones en referencia al hábito de uso y a la higiene, el bebé podría acabar por desarrollar caries.

Prevenir la caries del biberón

La caries del biberón puede aparecer desde que erupcionan los primeros dientes de leche y es resultado de exponerlos durante largos periodos de tiempo a líquidos con concentraciones considerables de azúcar.

Para evitar que se desarrollen caries derivadas del uso del biberón en bebés y niños hay que tener en cuenta varias consideraciones:

  • No dejar que el bebé se duerma con el biberón en la boca. Este hábito hace que el azúcar permanezca durante muchas horas en la boca, se mezcle con las bacterias que se encuentran en la misma y se acabe produciendo erosión dental.
  • Si se quedara dormido con el biberón en la boca habría que asegurarse de hacer una buena limpieza bucodental después de la toma, limpiando bien dientes y encías.
  • No dar zumos y bebidas azucaradas con el biberón, solo leche o agua.

Además de estas consideraciones, la SEDO recuerda, para el buen desarrollo bucodental del bebé, la importancia de elegir biberones con tetinas anatómicas con orificios pequeños, ya que contribuyen al movimiento anterior de la mandíbula y la coordinación de la succión, la deglución y la respiración favoreciendo al buen desarrollo bucodental.

LA LACTANCIA MATERNA Y EL DESARROLLO BUCODENTAL

El amamantamiento y el desarrollo bucodental del bebé guardan una estrecha relación, siendo esta muy recomendable por su contribución al crecimiento de una boca funcional.

  • La forma en la que se coloca la boca de un bebé cuando succiona el pezón favorece a una buena posición y desarrollo del maxilar, alejando posibles problemas de maloclusión.
  • El crecimiento y el desarrollo craneofacial del bebé está influenciado por los estímulos que recibe de la respiración, la deglución, la masticación y también la succión. La actividad de los músculos faciales que tiene lugar en consecuencia de la lactancia materna, es positiva para asentar patrones musculares funcionales, que se asocian con una buena oclusión.

Además la lactancia materna fomenta que el bebé respire por la nariz en lugar de hacerlo por la boca, hace que la lengua esté bien posicionada, fomenta el desarrollo correcto del paladar y aumenta la producción de saliva, siendo todo ello favorable para la salud oral.

En definitiva, la lactancia materna tiene multitud de ventajas para la salud general y para la salud bucodental y resulta muy aconsejable, tanto desde el punto de vista nutritivo, como emocional y del desarrollo bucodental.

La salud bucodental durante el embarazo

El cuerpo de la mujer sufre una gran variedad de cambios a distintos niveles durante el periodo del embarazo. La condición bucodental puede verse influenciada por los cambios hormonales, además de ser afectada colateralmente por síntomas asociados con el embarazo, como los vómitos o la boca seca.

Durante el periodo de gestación es fundamental cuidar especialmente la higiene bucal, realizar revisiones periódicas en el dentista y llevar un estilo de vida saludable, para así poder garantizar un buen estado de dientes y de encías.

Vómitos y boca seca durante el embarazo

Uno de los síntomas más frecuentes entre  mujeres embarazadas, es el de las náuseas y los vómitos, que se encuentran más presentes a lo largo del primer trimestre. Pueden ocurrir en cualquier momento del día, aunque las mañanas son sin duda el momento más común. La intensidad de las náuseas varía en cada mujer, oscilando los síntomas entre más leves o más fuertes.

El vómito contribuye a la erosión del esmalte. Además, el aumento de los síntomas de la boca seca y la disminución de producción de saliva,  implica que los dientes se encuentren más vulnerables frente a la caries, a que haya mayor riesgo de halitosis, aumento de la placa bacteriana e incremento de la predisposición al desarrollo de enfermedades periodontales.

Para evitar daños bucodentales, es recomendable enjuagarse la boca después del vómito. También es fundamental cepillarse los dientes, pero se recomienda esperar treinta minutos después de haber vomitado, de tal forma que no se dañe el esmalte.  Incluir colutorios adecuados en la higiene bucodental puede ser muy favorable, así como mascar chicle sin azúcar para fomentar la producción de saliva.

Patologías bucodentales más frecuentes

Se observa que en el periodo de embarazo aumenta el riesgo de padecer ciertas afecciones y patologías bucodentales.

Entre las más comunes se encuentra la denominada gingivitis del embarazo. Ello se debe a que los cambios hormonales hacen que las mucosas tengan una respuesta más intensa ante la presencia de placa bacteriana lo que se traduce en unas encías más sensibles, inflamadas y predispuestas al sangrado.

Si la gingivitis no se trata adecuadamente puede acabar ocasionando la enfermedad periodontal, que, a su vez, supone la pérdida de hueso y encía, desencadenando movilidad dentaria y finalmente produciendo la pérdida de piezas dentales en los casos graves.

Un 5% aproximadamente de las embarazadas acaba desarrollando granuloma precisamente como respuesta inflamatoria exagerada a las bacterias y microorganismos que están presentes en la cavidad oral.

Por otra parte, también hay un mayor riesgo de desarrollar caries a causa de la hiposalivación, los ácidos presentes en el vómito y reflujos gástricos, así como el incremento del consumo de alimentos y bebidas con azúcar que puede darse como consecuencia de un aumento del apetito.

Hábitos favorables para el cuidado bucodental durante el embarazo

Desde World Dental Federation (FDI) recomiendan implementar una serie de hábitos y buenas costumbres para el periodo de gestación, con la finalidad de cuidar de la salud bucodental y prevenir la aparición complicaciones en relación a la misma, pues la salud de la boca, como hemos visto, se encuentra especialmente vulnerable durante el embarazo.

 

  • Llevar a cabo una buena higiene bucodental. Lavarse los dientes después de cada comida y emplear los productos e instrumentos adecuados es clave para mantener a raya a la placa bacteriana y así favorecer a que no se de la respuesta exagerada de las encías, ni se desarrollen caries. Es conveniente emplear, además del cepillo de dientes, cepillos interdentales, incluir colutorios con flúor y sin alcohol, así como optar por dentífricos que cuidan de aquellos aspectos bucales más comprometidos durante este periodo, por ejemplo, los dentífricos antigingivitis serían una buena elección.

 

  •  Proteger la boca de las náuseas matutinas.

 

El reflujo gástrico o los vómitos pueden aumentar la cantidad de ácido a la que está expuesta la boca, lo que puede dañar el esmalte dental y aumentar el riesgo de caries. En caso de vómito, conviene enjuagarse la boca con agua y cepillarse los dientes con pasta dentífrica y un colutorio fluorado. Sin embargo, tal y como hemos comentado, es necesario esperar al menos 30 minutos antes de cepillarse los dientes.

 

  • Seguir una dieta saludable y nutritiva.

 

Es común que tenga lugar un aumento del apetito en las embarazadas, sobre todo entre horas. No obstante, a la hora de elegir qué comer, conviene alejarse de los alimentos y las bebidas altos en azúcar, pues contribuyen al desarrollo de la caries dental en la madre. Además, la malnutrición en el embarazo, también puede afectar al desarrollo del bebé, provocar alteraciones en su esmalte dentario e incluso predisponerlo a  caries en la primera infancia.

A pesar de ser prevenible, la caries dental es la enfermedad crónica infantil más frecuente en todo el mundo.

Consumir alimentos ricos en proteínas y calcio es beneficioso tanto para ti como para tu bebé en desarrollo. Entre ellos se incluyen alimentos como carnes magras, huevos, pescado, frutas, verduras y productos integrales, así como lácteos (leche, queso, yogur, etc.).

 

  • Hidratarse.

 

Beber suficiente agua es fundamental para mantener las mucosas hidratadas y prevenir y tratar la boca seca. Una boca seca, con poca saliva, hace que sea más probable que se desarrollen las caries y la enfermedad de las encías.

 

  • Visitar con asiduidad al dentista.

 

Si se produce sensibilidad, sangrado o inflamación de las encías en cualquier momento del embarazo, es necesario acudir al dentista lo antes posible. De este modo se podrá prevenir que se desarrolle la enfermedad periodontal, la cuál no solo puede acabar en pérdida dental para la madre en el peor de los casos, sino que también se asocia a un mayor riesgo de bebés prematuros y de bajo peso al nacer.

Hacerse limpiezas bucodentales profesionales es una buena forma de limpiar a fondo la placa bacteriana y prevenirla. 

¿Cómo cuidar de tu salud bucodental en verano?

Es frecuente que durante el verano se produzca una relajación en los cuidados y los hábitos de higiene bucodental, siendo la causa principal los cambios que tienen lugar en la rutina durante esta época del año.

Al producirse cambios en el horario y en las actividades del día a día, es posible caer en el descuido, en mayor o menor medida, de aquellos hábitos que velan por mantener una boca saludable, los cuales tienen reservados momentos concretos en la rutina diaria el resto del año. En realidad, es en verano cuando hay que tenerlos más presentes que nunca -aunque siempre hay que tenerlos presentes- debido precisamente, a esta modificación de  hábitos, pues es frecuente que también implique una mayor ingesta de refrescos azucarados o de alcohol, lo que puede dañar dientes y encías.

Según la Fundación Dental Española, los cambios en la dieta que, con frecuencia, se dan en verano –  aumento de bebidas azucaradas, alcohol, aperitivos con grasas saturadas- favorecen a la desmineralización del esmalte, a la erosión dental, a la sensibilidad y al desarrollo de caries. Tampoco el calor es favorable para la salud bucodental: puede hacer que las mucosas orales se deshidraten.

Por otra parte, durante el verano se puede producir un aumento de las bacterias patógenas en la boca. Esto se debe a cambios en hábitos alimenticios, sumados a un descenso de la frecuencia con la que se ejecuta la higiene bucal, así como al aumento de la deshidratación por las altas temperaturas.

El desequilibrio en las bacterias que se encuentran en la cavidad oral puede prevenirse, si se mantienen unos buenos hábitos de higiene, nos hidratamos, seguimos una dieta saludable y nuestra boca se supervisa con regularidad por un dentista. Lo normal y saludable es que estas bacterias patógenas, que son las que pueden originar enfermedad periodontal, caries o halitosis, se encuentren bajo control. 

Desde ICOEV aconsejamos tener en cuenta una serie de pautas para mantener un buen estado de dientes y encías durante el verano, siendo conscientes de los cambios que se dan durante la época estival. 

  1. Bebe suficiente agua

El calor del verano hace que sea más fácil caer en la deshidratación. Beber agua nos mantiene hidratados frente a las altas temperaturas y ayuda a alejar los  golpes de calor, pero también es fundamental para la salud bucodental. Una hidratación correcta previene la sequedad bucal, que tiene otras afecciones asociadas, como el posible desarrollo de caries, además de favorecer a que no se produzca un desequilibrio bacteriano en la cavidad oral.

  1. Cuida de tu higiene bucodental y emplea los instrumentos adecuados

A pesar de las distracciones veraniegas, es importante tener presente la higiene bucodental. Lo ideal es lavarse los dientes después de cada comida, pero si esto no fuera posible, al menos hay que hacerlo después del desayuno y antes de acostarse. Elige un cepillo de cerdas medias o suaves para no abrasar el esmalte, usa hilo dental o cepillos interdentales al menos una vez al día y completa la higiene con un colutorio adecuado para la salud de tu boca.

  1. Limita el consumo de bebidas azucaradas y de alcohol.

Su consumo suele aumentar en verano, pues se toman como una alternativa refrescante para hacer frente al calor y a las altas temperaturas. Sin embargo, hay que vigilar su ingesta y la cantidad de azúcar que poseen. El consumo excesivo de azúcar aumenta las probabilidades de desarrollar caries, y el alcohol, por su parte, es perjudicial para el estado de los dientes y las encías, produce sensibilidad dental y contribuye al mal aliento.

 

  • Lleva una dieta saludable y nutritiva.

 

Evita los alimentos ricos en azúcares y apuesta por incluir en tu alimentación frutas y verduras repletas de vitaminas y fibra, la cual contribuye a controlar los niveles de azúcar en sangre. Elige una dieta basada en proteínas magras, legumbres, cereales integrales y frutas y verduras de temporada.

 

  • Elige opciones saludables para comer entre horas.

 

Durante el verano es usual comer o “picar” entre horas, y también es usual recurrir a aperitivos poco saludables, llenos de aditivos, azúcares añadidos y grasas saturadas. Te recomendamos elegir fruta fresca en su lugar, puede ser muy refrescante y es mucho más saludable tanto para tu salud general como para la bucodental.

 

  • Protege tus dientes de posibles traumatismos.

 

En esta época hay mayor riesgo de fracturas dentarias, ya que hay una mayor práctica de juegos al aire libre, deportes acuáticos, uso de la bicicleta etc. En el caso de participar en deportes o juegos en los que tus dientes puedan sufrir algún daño, merece la pena plantearse el uso de un protector bucal que los proteja.

 

  • Aprovecha para visitar a tu dentista

 

Si tienes tiempo libre, puede ser un buen momento para realizar tu visita periódica al dentista y revisar el estado en el que se encuentran tus dientes y tus encías, así como identificar y prevenir posibles problemas. También es buena idea llevar a cabo una limpieza bucal más a fondo por parte de un profesional para eliminar el sarro y la placa bacteriana acumulada.

No te olvides de tu salud bucodental en verano, cuidar de ella no es incompatible con disfrutar de esta época especial.

Maloclusión: cuándo la mordida no es funcional

Cuando hablamos de maloclusión, nos referimos a que los dientes tienen una posición anormal, afectando al encaje de las piezas inferiores y superiores y comportando una serie de disfuncionalidades.

Una alineación dental funcional implica que los dientes superiores se superpongan ligeramente a los inferiores, ajustándose correctamente los unos con los otros, de tal forma que la mordida esté bien compensada. Cuando esto no ocurre, las fuerzas al masticar se distribuyen desigualmente, pudiendo ocasionar desgaste en las piezas dentales y sobrecargas musculares, además de otros problemas.

La maloclusión es un problema de salud bucodental frecuente que puede necesitar tratamiento para su corrección, para así solucionar los síntomas vinculados a esta problemática

SÍNTOMAS VINCULADOS A LA MALOCLUSIÓN

Los problemas relacionados con la mordida descompensada pueden complicarse y agravarse si no se comienza un tratamiento para corregirla.

Los síntomas de una maloclusión incluyen:

  1. El desgaste y la erosión del esmalte de las piezas dentales a causa del choque entre ellas.
  2. Apiñamiento dental.
  3. Dificultades para morder bien como consecuencia de una mordida descompensada.
  4. Dificultades para hablar bien.
  5. Mayor presencia tanto de caries como de encías inflamadas, debido a una higiene oral deficiente causada por las dificultades que comporta una mala disposición de los dientes a la hora de ejecutar la limpieza.
  6. Respiración oral por no poder cerrar los labios.
  7. Sobrecarga en músculos maxilofaciales que a su vez puede desembocar en dolores y molestias en cuello, oídos, cabeza e incluso espalda.

CAUSAS DE LA MALOCLUSIÓN

Las causas de un encaje disfuncional de las piezas y de la mordida descompensada son variadas, además de diferentes en cada paciente.

Según la Asociación Española de Ortodoncistas (AESOR). La pérdida de piezas dentales puede ser una causa de maloclusión, ya que suele afectar al encaje y a la mordida, así como a la funcionalidad de la boca.

Otra posible causa es la agenesia, es decir, el defecto o la ausencia en la formación de piezas dentales, lo cual afecta de distintas maneras a la funcionalidad de la boca, al encaje y a la mordida. 

La maloclusión también se vincula a la genética. Se observa que hay tipos de mordidas heredadas y compartidas entre padres e hijos, relacionadas con las características bucodentales.

Otra de las causas más frecuentes es el poseer una mandíbula demasiado pequeña en comparación con el tamaño de los dientes. Esto hace que estén demasiado juntos y apiñados, dándose una mala alineación y afectando a la mordida.

Asimismo, hay ciertos hábitos que contribuyen a la maloclusión. Entre ellos se encuentran el uso del chupete de forma prolongada o la succión del dedo.

VENTAJAS DEL TRATAMIENTO CON ORTODONCIA

Un tratamiento de ortodoncia no solo responde a razones estéticas, sino que también tiene como objetivo mejorar la salud oral.

Es posible corregir la posición de los dientes mediante el uso de ortodoncia. Al corregir la posición, estos encajan de manera más funcional y se alcanza una mordida compensada, eliminando los síntomas ocasionados por la maloclusión. 

El encaje correcto de los dientes evita sobrecargas en los músculos faciales e impide que se perjudique al cartílago de la articulación que une las dos partes de la mandíbula. 

Cuando hay maloclusión hay sobrecarga en el músculo masetero, lo que desemboca en tensión tanto en el cartílago como en el trapecio. Estas tensiones pueden tratarse a partir del uso de ortodoncia.

Además, poder masticar bien favorece al proceso digestivo permitiendo liberar mejor nutrientes como la fibra, que es clave para la regulación de los niveles de azúcar en sangre.

Cuando los dientes encajan bien no se produce la erosión y el desgaste de las piezas derivado de la maloclusión, por lo tanto, tampoco la rotura o agrietamiento que tiene lugar con el choque.

Otra de las consecuencias positivas del uso de ortodoncia es la mejora de la salud de las encías. Sabemos que hay una predisposición genética para las enfermedades periodontales y que también pueden estar relacionadas con otras patologías y causas.

Sin embargo, una buena higiene bucodental es clave para unas encías sanas. Gracias a la mejor posición de las piezas dentales, se puede conseguir una limpieza de mayor calidad y por tanto mayor eliminación de la placa bacteriana.

La ortodoncia también contribuye a la disminución del riesgo de caries, precisamente por poder efectuar limpiezas bucodentales de mayor calidad.  

Los dientes y las encías saludables son determinantes para la salud oral y previenen fenómenos más graves como la pérdida de piezas.

Por último, tener una sonrisa alineada y estética también favorece a la autoestima del paciente, y por tanto a una mejor salud emocional.

En conclusión, la ortodoncia es un tratamiento aconsejado por los odontólogos para tratar la maloclusión y mejorar la salud bucodental y general de los pacientes.

Masticar, el hábito clave para regular el nivel de azúcar en sangre

Está demostrado que enfermedades relacionadas con la regulación del azúcar en sangre como la diabetes, además de ser factores de riesgo para el desarrollo de patologías cardiovasculares, intervienen en la aparición de afecciones a nivel bucodental.

La diabetes, altera la respuesta inflamatoria ante microorganismos presentes en la encía, aumenta la posibilidad de desarrollar enfermedades periodontales y afecta a las encías y a los huesos, que son el soporte de los dientes. 

De acuerdo con la American Dental Association (ADA), además, guarda una relación bidireccional con la enfermedad periodontal: la hiperglucemia afecta a la salud bucal mientras que la periodontitis afecta al control glucémico.

Algunos síntomas de la diabetes

La existencia de casos de diabetes sin diagnosticar es algo común sobre todo en sus primeras fases. Entre los síntomas que se asocian a esta enfermedad se encuentra la fatiga, la sed u orinar con más frecuencia de lo habitual.

Pero también se puede ver reflejada en ciertas señales que tienen lugar en lo referente a la salud bucodental.

 Según la ADA, un alto nivel de azúcar en sangre se asocia a una boca seca, pues se genera menor cantidad de saliva. Al generarse menos saliva se incrementa el riesgo de caries, ya que la saliva actúa como protección. También es común la inflamación y el sangrado de las encías y una mayor dificultad en las heridas para cicatrizar.

Además se ha observado que los dientes salen antes en los niños que tienen esta enfermedad.

Un estilo de vida saludable, que incluya la práctica de ejercicio físico regularmente y una dieta equilibrada es clave para gozar de buena salud a nivel general y controlar y prevenir enfermedades como la diabetes.

Sin embargo, eso no es todo. Existen hábitos que pueden intervenir positivamente en el control de los niveles de glucosa en sangre. Científicos han comprobado que algo tan sencillo y asequible como masticar bien los alimentos que ingerimos, supone una diferencia.

Masticar bien: una forma de regular el azúcar en sangre

Masticar la comida forma parte de nuestro día a día, es una acción automática a la que es común no prestar atención. Sin embargo, es en la boca donde empieza la digestión. Triturar bien los alimentos antes de ingerirlos y hacer que se mezclen con la saliva, favorece a la extracción y asimilación de los nutrientes. En concreto, nutrientes como la fibra, que contribuye a reducir el azúcar en sangre, se liberan al masticar los alimentos que la contienen.

También está probado que una buena masticación de los alimentos contribuye a que se produzcan reacciones intestinales que hacen que se segregue insulina. La insulina estimula al hipotálamo para que origine la sensación de saciedad. Al sentirnos saciados, hay menos predisposición a continuar comiendo, y esto nos aleja de padecer sobrepeso, que, a su vez, constituye uno de los factores de riesgo para el desarrollo de la diabetes.

Por tanto, masticar bien los alimentos que ingerimos es un hábito muy fácil de incorporar a la rutina, pero que puede marcar la diferencia. Algo tan sencillo puede ayudarnos a regular el azúcar en sangre, a asimilar mejor los nutrientes y a hacer mejor la digestión.

Señales de alerta para llevar a un niño o niña al ortodoncista

Tanto los huesos como los dientes pueden ser moldeados con facilidad en la infancia. Un diagnóstico precoz de problemas bucodentales relacionados con la necesidad de ortodoncia es un factor decisivo para el éxito del tratamiento.

Gracias a la atención temprana, el ortodoncista es capaz de identificar problemas y disfuncionalidades vinculadas con la posición dental y ósea, y, entonces, iniciar un tratamiento efectivo que permita corregirlas cuanto antes. De esta manera, se afianza la salud oral del niño o la niña, y por extensión, también su salud general.

Mientras el niño se encuentra en la etapa de crecimiento, es posible modificar y corregir el desarrollo del maxilar, que juega un papel fundamental en la correcta posición de los dientes. Al guiar el desarrollo del maxilar y la mandíbula en la infancia, cuando se tiene mayor plasticidad, es posible evitar intervenciones quirúrgicas en el futuro.

Cuándo se debe llevar a un niño o niña al ortodoncista por primera vez, se ha convertido en una duda frecuente entre los padres. Esta preocupación es una muestra de cómo ha incrementado la concienciación en torno a la salud oral a lo largo de los años, así como el valor que se le da a tener una sonrisa sana. De acuerdo con la SEDO (Sociedad Española de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial), la edad recomendada para visitar por primera vez al ortodoncista se sitúa alrededor de los seis años no debiéndose retrasar mucho más.

¿Por qué la ortodoncia es importante para la salud bucodental?

La ortodoncia corrige la posición de los maxilares, las formas de las arcadas dentarias y las alteraciones en el desarrollo. Gracias a la ortodoncia, así mismo, es posible aumentar el encaje de los dientes. Unos dientes bien alineados conducen a una mejor mordida. También favorecen a la higiene oral al facilitar el cepillado, previniendo la aparición de caries y enfermedades de las encías.

La finalidad de la ortodoncia en la mayoría de los casos es mejorar la funcionalidad de la boca, lo que repercute positivamente en la salud oral y la estética facial. A su vez, la mejoría de la salud oral favorece al mantenimiento de una buena salud general ya que algunos problemas en otras áreas del cuerpo encuentran su origen en disfunciones bucales.

Indicios para llevar a un niño o niña al ortodoncista

Existen algunos indicios que alertan sobre la necesidad de llevar a un niño o niña al ortodoncista ante la posibilidad de maloclusión u otros problemas bucodentales que no hay que pasar por alto:

  • Cuando el niño o la niña abre la boca se observa una desviación en la mandíbula.
  • La mandíbula tiene un tamaño superior a la media.
  • Al tragar o al hablar, el niño o niña sitúa la lengua entre los incisivos.
  • Se observan problemas y/o dificultades para masticar o morder alimentos.
  • Los dientes de leche han tardado mucho en caerse, o por el contrario, se han caído demasiado pronto, debiendo hacerlo entre los 6 y los 9 años.
  • Los dientes permanentes tardan en exceso en salir.
  • Mientras duerme, el niño o niña ronca o se producen apneas del sueño.
  • Existe apiñamiento dental.
  • Se observa que los incisivos superiores están especialmente inclinados o sobresalen de la boca.
  • El niño o la niña respira por la boca en lugar de hacerlo por la nariz, lo que puede implicar que se esté produciendo mordida abierta y los labios no cierren adecuadamente.
  • Hay problemas en el habla o en la pronunciación.
  • Abrir y cerrar la boca produce ruido.
  • Chuparse el dedo puede provocar deformaciones en la boca, por tanto si el niño o niña tiene o ha tenido el hábito de hacerlo durante mucho tiempo, podrían haberse ocasionado desviaciones en la posición de los dientes (las más comunes tienen que ver con que los incisivos superiores se muevan hacia delante y los inferiores hacia atrás).

La detección precoz de problemas relacionados con la salud bucodental favorecen a que haya éxito en el tratamiento, por tanto se recomienda prestar atención a las señales de alerta, para, así, poder iniciar el tratamiento oportuno cuanto antes. 

 ¿Cómo influye la alimentación en la salud bucodental?

 

La alimentación juega un papel fundamental en la salud. Lo que comemos influye significativamente en el estado de nuestro sistema inmunológico, nos protege frente al desarrollo de  enfermedades, o por el contrario, favorece a que se den ciertas patologías.

Sucede lo mismo con la salud bucodental. Los nutrientes que ingerimos tienen un impacto en el estado de los dientes y las encías. Mientras una buena alimentación favorece a que se encuentren fuertes y sanos, la desnutrición se asocia a la aparición de caries, encías débiles e inflamación. Por ello es fundamental adquirir unos hábitos alimenticios que fomenten la protección contra enfermedades y contribuyan a la fortaleza de tejidos.

Está demostrado que el consumo de alimentos ricos en azúcar contribuye a la erosión y desgaste del esmalte y finalmente a la aparición de caries. Por el contrario, incluir en nuestra dieta de forma habitual alimentos ricos en vitaminas y minerales refuerza nuestras defensas y ayuda a fortalecer el tejido de dientes y encías.

Nutrientes que favorecen a la buena salud bucodental

De acuerdo con la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP), estos son los nutrientes más importantes para tener unos dientes y encías saludables y protegerlos del posible desarrollo de enfermedades y patologías como la caries o enfermedades periodontales.

 

  • Proteínas. La desnutrición se relaciona con la aparición de caries. 

 

Las proteínas se pueden encontrar en la carne, el pescado, los huevos, lácteos o legumbres.

 

  • Calcio. UntitledEste mineral es fundamental para que los dientes estén sanos. Favorece a que el diente tenga una estructura fuerte y también a su resistencia frente a la caries dental.

 

Lo podemos encontrar en el queso, las sardinas, almendras, avellanas, marisco, yogur, leche, legumbres y verduras de hoja verde, entre otros.

 

  • Fósforo. Se encarga de mantener la estructura ósea y dental, participa en su formación y también en su fortalecimiento.

 

Está presente en alta proporción en alimentos como los cereales de grano entero, pescado, carne, tofu, lentejas, guisantes, el coco o la uva pasa.

 

  • Vitamina C. Al fortalecer el tejido de las encías, previene que los dientes se aflojen y nos protege del desarrollo de enfermedades periodontales. 

 

Algunos alimentos ricos en esta vitamina son los pimientos rojos y verdes, la naranja, el kiwi, los tomates o las espinacas.

 

  • Vitamina K. Está estrechamente vinculada con la formación de los huesos. Afecta a la mineralización de los dientes y evita que las encías sangren.

 

Se encuentra en hortalizas de hoja verde, aceites vegetales, tofu, huevos, carne o queso, entre otros. 

  • Riboflavina. Evita que se produzca inflamación en la lengua o que se agrieten los labios. También previene las úlceras bucales.

Presente en los huevos, carnes magras, hongos, frutos secos o vegetales de hoja verde.

 

  • Vitamina A. Ayuda a que las membranas de las mucosas estén sanas y a la producción de saliva. Su déficit se asocia a la sequedad de las mucosas y a la predisposición a desarrollar infecciones.

 

Está en una proporción elevada en las zanahorias, las espinacas, los grelos y nabizas o el boniato.

Una alimentación equilibrada rica en frutas y verduras, proteínas de calidad y cereales, es clave para mantener una buena salud, que también se verá reflejada en el estado de dientes y encías.

Tener una nutrición adecuada influye positivamente en la fortaleza de los dientes y en la resistencia ante ataques bacterianos, el estado de las encías y, en definitiva, contribuye a la buena salud bucodental.

 

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