Archivos mensuales: junio 2023

Maloclusión: cuándo la mordida no es funcional

Cuando hablamos de maloclusión, nos referimos a que los dientes tienen una posición anormal, afectando al encaje de las piezas inferiores y superiores y comportando una serie de disfuncionalidades.

Una alineación dental funcional implica que los dientes superiores se superpongan ligeramente a los inferiores, ajustándose correctamente los unos con los otros, de tal forma que la mordida esté bien compensada. Cuando esto no ocurre, las fuerzas al masticar se distribuyen desigualmente, pudiendo ocasionar desgaste en las piezas dentales y sobrecargas musculares, además de otros problemas.

La maloclusión es un problema de salud bucodental frecuente que puede necesitar tratamiento para su corrección, para así solucionar los síntomas vinculados a esta problemática

SÍNTOMAS VINCULADOS A LA MALOCLUSIÓN

Los problemas relacionados con la mordida descompensada pueden complicarse y agravarse si no se comienza un tratamiento para corregirla.

Los síntomas de una maloclusión incluyen:

  1. El desgaste y la erosión del esmalte de las piezas dentales a causa del choque entre ellas.
  2. Apiñamiento dental.
  3. Dificultades para morder bien como consecuencia de una mordida descompensada.
  4. Dificultades para hablar bien.
  5. Mayor presencia tanto de caries como de encías inflamadas, debido a una higiene oral deficiente causada por las dificultades que comporta una mala disposición de los dientes a la hora de ejecutar la limpieza.
  6. Respiración oral por no poder cerrar los labios.
  7. Sobrecarga en músculos maxilofaciales que a su vez puede desembocar en dolores y molestias en cuello, oídos, cabeza e incluso espalda.

CAUSAS DE LA MALOCLUSIÓN

Las causas de un encaje disfuncional de las piezas y de la mordida descompensada son variadas, además de diferentes en cada paciente.

Según la Asociación Española de Ortodoncistas (AESOR). La pérdida de piezas dentales puede ser una causa de maloclusión, ya que suele afectar al encaje y a la mordida, así como a la funcionalidad de la boca.

Otra posible causa es la agenesia, es decir, el defecto o la ausencia en la formación de piezas dentales, lo cual afecta de distintas maneras a la funcionalidad de la boca, al encaje y a la mordida. 

La maloclusión también se vincula a la genética. Se observa que hay tipos de mordidas heredadas y compartidas entre padres e hijos, relacionadas con las características bucodentales.

Otra de las causas más frecuentes es el poseer una mandíbula demasiado pequeña en comparación con el tamaño de los dientes. Esto hace que estén demasiado juntos y apiñados, dándose una mala alineación y afectando a la mordida.

Asimismo, hay ciertos hábitos que contribuyen a la maloclusión. Entre ellos se encuentran el uso del chupete de forma prolongada o la succión del dedo.

VENTAJAS DEL TRATAMIENTO CON ORTODONCIA

Un tratamiento de ortodoncia no solo responde a razones estéticas, sino que también tiene como objetivo mejorar la salud oral.

Es posible corregir la posición de los dientes mediante el uso de ortodoncia. Al corregir la posición, estos encajan de manera más funcional y se alcanza una mordida compensada, eliminando los síntomas ocasionados por la maloclusión. 

El encaje correcto de los dientes evita sobrecargas en los músculos faciales e impide que se perjudique al cartílago de la articulación que une las dos partes de la mandíbula. 

Cuando hay maloclusión hay sobrecarga en el músculo masetero, lo que desemboca en tensión tanto en el cartílago como en el trapecio. Estas tensiones pueden tratarse a partir del uso de ortodoncia.

Además, poder masticar bien favorece al proceso digestivo permitiendo liberar mejor nutrientes como la fibra, que es clave para la regulación de los niveles de azúcar en sangre.

Cuando los dientes encajan bien no se produce la erosión y el desgaste de las piezas derivado de la maloclusión, por lo tanto, tampoco la rotura o agrietamiento que tiene lugar con el choque.

Otra de las consecuencias positivas del uso de ortodoncia es la mejora de la salud de las encías. Sabemos que hay una predisposición genética para las enfermedades periodontales y que también pueden estar relacionadas con otras patologías y causas.

Sin embargo, una buena higiene bucodental es clave para unas encías sanas. Gracias a la mejor posición de las piezas dentales, se puede conseguir una limpieza de mayor calidad y por tanto mayor eliminación de la placa bacteriana.

La ortodoncia también contribuye a la disminución del riesgo de caries, precisamente por poder efectuar limpiezas bucodentales de mayor calidad.  

Los dientes y las encías saludables son determinantes para la salud oral y previenen fenómenos más graves como la pérdida de piezas.

Por último, tener una sonrisa alineada y estética también favorece a la autoestima del paciente, y por tanto a una mejor salud emocional.

En conclusión, la ortodoncia es un tratamiento aconsejado por los odontólogos para tratar la maloclusión y mejorar la salud bucodental y general de los pacientes.

Masticar, el hábito clave para regular el nivel de azúcar en sangre

Está demostrado que enfermedades relacionadas con la regulación del azúcar en sangre como la diabetes, además de ser factores de riesgo para el desarrollo de patologías cardiovasculares, intervienen en la aparición de afecciones a nivel bucodental.

La diabetes, altera la respuesta inflamatoria ante microorganismos presentes en la encía, aumenta la posibilidad de desarrollar enfermedades periodontales y afecta a las encías y a los huesos, que son el soporte de los dientes. 

De acuerdo con la American Dental Association (ADA), además, guarda una relación bidireccional con la enfermedad periodontal: la hiperglucemia afecta a la salud bucal mientras que la periodontitis afecta al control glucémico.

Algunos síntomas de la diabetes

La existencia de casos de diabetes sin diagnosticar es algo común sobre todo en sus primeras fases. Entre los síntomas que se asocian a esta enfermedad se encuentra la fatiga, la sed u orinar con más frecuencia de lo habitual.

Pero también se puede ver reflejada en ciertas señales que tienen lugar en lo referente a la salud bucodental.

 Según la ADA, un alto nivel de azúcar en sangre se asocia a una boca seca, pues se genera menor cantidad de saliva. Al generarse menos saliva se incrementa el riesgo de caries, ya que la saliva actúa como protección. También es común la inflamación y el sangrado de las encías y una mayor dificultad en las heridas para cicatrizar.

Además se ha observado que los dientes salen antes en los niños que tienen esta enfermedad.

Un estilo de vida saludable, que incluya la práctica de ejercicio físico regularmente y una dieta equilibrada es clave para gozar de buena salud a nivel general y controlar y prevenir enfermedades como la diabetes.

Sin embargo, eso no es todo. Existen hábitos que pueden intervenir positivamente en el control de los niveles de glucosa en sangre. Científicos han comprobado que algo tan sencillo y asequible como masticar bien los alimentos que ingerimos, supone una diferencia.

Masticar bien: una forma de regular el azúcar en sangre

Masticar la comida forma parte de nuestro día a día, es una acción automática a la que es común no prestar atención. Sin embargo, es en la boca donde empieza la digestión. Triturar bien los alimentos antes de ingerirlos y hacer que se mezclen con la saliva, favorece a la extracción y asimilación de los nutrientes. En concreto, nutrientes como la fibra, que contribuye a reducir el azúcar en sangre, se liberan al masticar los alimentos que la contienen.

También está probado que una buena masticación de los alimentos contribuye a que se produzcan reacciones intestinales que hacen que se segregue insulina. La insulina estimula al hipotálamo para que origine la sensación de saciedad. Al sentirnos saciados, hay menos predisposición a continuar comiendo, y esto nos aleja de padecer sobrepeso, que, a su vez, constituye uno de los factores de riesgo para el desarrollo de la diabetes.

Por tanto, masticar bien los alimentos que ingerimos es un hábito muy fácil de incorporar a la rutina, pero que puede marcar la diferencia. Algo tan sencillo puede ayudarnos a regular el azúcar en sangre, a asimilar mejor los nutrientes y a hacer mejor la digestión.

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