Archivos mensuales: marzo 2017

‘Tramposos’ por Enrique Llobell

Todos conocéis el slogan «no te están contando toda la verdad». Lo utilizamos en nuestra campaña de 2014. La empresa Dentix nos demandó, se sintió aludida y con un cinismo impropio, dijeron que ellos siempre han contado toda la verdad.

Entre otras lindezas, nos dijeron que los dirigentes del ICOEV los denominamos «cínicamente» clínicas low cost”. O que tenemos  «obvia incapacidad para adaptarnos a los nuevos modelos empresariales». O que tienen una «moderna tecnología inaccesible para la mayoría de las pequeñas clínicas tradicionales,» y por eso ellos dan un «estándar de calidad superior.» O que incluso yo publicito los implantes de manera similar a ellos. Vergonzoso.
Solicitaron al juzgado la retirada cautelar y así lo hicimos a la espera de la resolución judicial. Por nuestra parte solicitamos la retirada de sus anuncios «implantes a 222€»por considerarlos publicidad engañosa y competencia desleal. Como todos sabéis no fueron retirados. Nos dijeron que «hay una falta de vergüenza del ICOEV que pone de manifiesto que la demanda carece de fundamento». La Audiencia Provincial de Valencia, en sentencia firme, nos ha dado la razón en el primero de los procedimientos. Nuestra campaña «NO TE ESTAN CONTANDO TODA LA VERDAD», es correcta.

En el segundo procedimiento, se constató que Dentix nunca han vendido un implante a 222€ como declaró en el juzgado su dueño, Angel Lorenzo. ¿De verdad había una falta de vergüenza en el ICOEV?. Podéis contestaros vosotros mismos. Con ese gancho publicitario han atraído a un gran número de pacientes de otras clínicas, que es de suponer que se informan del precio completo al acudir a la clínica en cuestión, ya que en palabras de la Juez de la Mercantil nº 3 de Valencia, dicha publicidad omite información sustancial; por lo tanto no cuenta toda la verdad, como venimos denunciando. Veremos que resuelve el Tribunal Supremo en este tema.

Por supuesto, Dentix no es un modelo único, forma parte del grupo de mercantiles que están compitiendo con total carencia de respeto a los pacientes, en la carrera cuya meta es el dominio de la profesión, con el apoyo incondicional de órganos reguladores de la Administración, que quieren mayor competencia en la prestación de servicios y bajada de precios. Poco importa si la competencia es leal o desleal, poco importan los derechos de los pacientes, y menos aún los derechos laborales de los odontólogos contratados por sueldos miserables a cambio de jornadas interminables, poco importan. De momento interesan las grandes superficies, a priori mucho mejor controladas por el Gobierno y por Hacienda. Al final todo es dinero. Muchos estamos en el punto de mira, pero no por ganar mucho, que nunca lo hemos ganado, sino porque somos tan molestos como lo eran los pequeños autónomos que han desaparecido fagocitados por las grandes empresas.

No nos engañemos, esto no se ha gestado en dos días. Empezó con la apertura de un número claramente excesivo de facultades de Odontología, justificadas con explicaciones que insultaban nuestra inteligencia. Después buena parte de esos jóvenes odontólogos recién graduados fueron empleados a bajo coste por empresarios que en algunos  casos les obligaban a realizar sobretratamientos con un interés exclusivamente económico. Lo menos importante siempre ha sido el paciente. Algunas de estas empresas se han quedado en la cuneta, pero se les ha permitido cobrar por adelantado y poner precios abusivos, tapándolos con la supuesta financiación, que no es más que un simple crédito. Posteriormente muchas han cerrado sin realizar los tratamientos y se han ido a casa con la caja llena. Otras siguen en carrera gracias a la falta de regulación de la publicidad sanitaria.

Solo los Colegios Profesionales se preocupan por que al ciudadano se le garantice un buen servicio, o por evitar el intrusismo profesional. Lo de la competencia desleal es una batalla quizá perdida. Tramposos. Cada vez salen más voces interesadas en nuestra desaparición, abanderadas por políticos mediocres y corruptos. Nos acercamos sin remedio al mundo feliz de Huxley.

 

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