Reflexiones sobre la práctica profesional del odontólogo en mercantiles
Ante los modelos emergentes de asistencia dental, basados en el trabajo del dentista por cuenta ajena, en muchas ocasiones en entidades mercantiles, franquicias o compañías aseguradoras y desde la constatación del creciente número de demandas que llegan al ICOEV procedentes de entidades con estas características, desde la Comisión de Ética y Mediación, se propone una reflexión sobre los compromisos que adquiere el dentista en su práctica profesional.
El dentista, como profesional sanitario y en cumplimiento del Código Ético, debe su principal lealtad a los pacientes, y debe de anteponer la salud general y bucodental de sus pacientes a cualquier otra conveniencia. Por consiguiente, el dentista, en el ejercicio de su profesión, dará preferencia a los intereses del enfermo sobre cualesquiera otros, incluidos los propios, debiéndose abstener de toda conducta perjudicial hacia la vida y la salud de los pacientes, atendiéndoles conforme al conocimiento científico del momento y situación. Es evidente que estos principios afectan a todos los profesionales, sea cual sea el ámbito en el que desarrolla su actividad profesional.
Sin embargo, hay algunos aspectos sobre los que convendría reflexionar, especialmente cuando el dentista trabaja para entidades mercantiles, franquicias u otro tipo de entidades.
El Código Ético hace referencia a la libertad por parte del dentista de aceptar o rechazar la atención a un paciente, siempre y cuando no esté en peligro la salud de éste o no se incumplan otros aspectos del código ético, cuando se le impusieran tratamientos que considera que no se encuentra suficientemente capacitado para resolver o bien no los considera, bajo su criterio científico, los más adecuados para ese paciente. También se hace referencia al derecho que asiste al dentista de rehusar la atención a pacientes cuando le impusieran el uso de materiales, laboratorios de prótesis o cualquier otra condición que no considera adecuados. Si se acepta trabajar con materiales o prótesis de baja calidad, no sólo se están vulnerando varios artículos del Código Deontológico, sino que se puede dar la circunstancia de tener que responder legalmente de un trabajo deficiente realizado con plena consciencia, ya que el paciente tiene derecho a una atención odontológica de calidad científica y técnica, y el dentista tiene la responsabilidad de prestársela
Hay que recordar que en la actividad profesional del dentista, sus actos no están dirigidos a ningún “cliente”, su campo de acción se desarrolla en el ámbito de la salud y se presta un servicio a los PACIENTES que buscan soluciones para preservarla, recuperarla o mejorarla, y por lo tanto, el dentista no está vendiendo productos, materiales, ni marcas comerciales. El dentista debe disponer de completa libertad profesional y gozar de las condiciones técnicas y morales que le permitan actuar con plena independencia y garantía de calidad.
Si se analizan algunas publicidades que se están realizando actualmente por algunas clínicas dentales, se puede inferir que hay objetivos más importantes que la salud y el bienestar de sus actuales y futuros posibles pacientes. Estas publicidades, en las que se incluyen marcas comerciales, precios por determinados servicios, prestaciones gratuitas, garantías de por vida, etc., de alguna manera hacen que la población a la que va dirigida interprete solo el aspecto de la venta de productos y no de un servicio de salud, infringiendo los artículos 39 y 55 del Código Deontológico.
El profesional que colabore o sea asalariado no debe caer en la imposición de los criterios mercantilistas de clínicas que invierten lo mínimo en salarios y materiales y derivan gran parte de su presupuesto a la publicidad y marketing, todo ello puede conducir a realizar sobretratamientos o tratamientos de calidad, cuanto menos dudosa, de los cuales es responsable el profesional que los realiza.
Por otro lado, es obligación del dentista mantener las instalaciones adecuadas a su dignidad profesional y al respeto que los pacientes merecen, debiendo contar con los medios técnicos necesarios para dar una buena calidad asistencial. En todo caso, como mínimo, deberá cumplir con las normativas que la legislación establezca al respecto. Por ello se debe evitar trabajar en clínicas que no reúnan los requisitos mínimos marcados por la normativa vigente, especialmente cuando el dentista actúa como “responsable sanitario” del centro.
También se está incurriendo en una falta al Código Ético si se facilita el uso de la consulta o se encubre de alguna manera a quien, sin poseer la titulación y colegiación correspondiente, se dedica al ejercicio ilegal de la profesión. Con relativa frecuencia se contrata a los dentistas más jóvenes para que asuman el cargo de “responsable sanitario” necesario para legalizar la clínica y permitir que otras personas no habilitadas para trabajar como dentistas lo hagan. En el caso de que el dentista sospeche que esto ocurra, lo razonable sería dejar la clínica, darse de baja como responsable sanitario y poner los hechos en conocimiento del Colegio.
Como ya se ha comentado anteriormente, el modelo de clínica en el que el dentista es el propietario está dejando paso al modelo en el que la mayoría de profesionales van a ser asalariados y que trabajen en cadenas mercantiles o franquicias, pero ello no debería de ir parejo a publicidad engañosa, objetivo primario mercantilista, contratos y formas de retribución abusivas para el dentista, sobretratamientos para los pacientes o que las decisiones clínicas sean revisadas y valoradas por un comercial.
Imagínese que asume el papel de paciente, y acude a una clínica en la que se le propone un tratamiento por parte de un comercial, se le vende, con muchas garantías, se le endosa una financiación y el dentista hace el trabajo, con mayor o menor éxito y cuando no funciona el tratamiento, las garantías tenían letra pequeña….., no estaban cubiertas…., o todavía peor, la clínica ha cerrado y todos los que allí trabajaban se han esfumado…. ¿que opinión le merece?………..Pues esta es una situación bastante habitual.

Una última reflexión; nuestra profesión será en el futuro lo que se haga en el presente, hay muchos agentes externos implicados en la toma de decisiones, pera cada uno de nosotros estamos implicados y somos responsables del presente y futuro de la profesión odontológica, por ello sería interesante responder a la pregunta ¿Qué puedo hacer yo por ésta profesión?….y tratar de llevarlo a la práctica.




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