Archivos anuales: 2013

Publicidad ilegal e intrusismo profesional por Enrique Llobell

Parece que se haya acabado la odontología como profesión sanitaria, con tanto mercantilismo y muchos de nosotros no estamos dispuestos a perder la batalla. Sobre todo si nos sentimos apoyados por los jóvenes profesionales.

Es cierto que tenemos muchas cosas en contra. Tenemos en contra a la Comisión Nacional de la Competencia, una de nuestras mayores desgracias, que autorizan visitas y tratamientos gratuitos y por debajo de coste, destruyendo la calidad asistencial porque lo que menos les importa es la salud del paciente.

También tenemos en contra estas nuevas mercantiles que aparecen en nuestra profesión llamándose a sí mismas aseguradoras, cuando no aseguran nada, montan sus clínicas entre calcetines de grandes almacenes o entre hamburgueserías, qué más da, y confunden a sus asegurados, ya que éstos creen que se les asegura su boca, cuando lo único que hacen es derivarlos hacia una consulta dental propia en la que tendrán que abonar un precio por su tratamiento, muchas veces superior al de su dentista habitual.

Por supuesto tenemos en contra a las franquicias que realizan publicidad engañosa, vendiendo el bolso a trozos como ya hemos dicho, aprovechándose además de la “especial” normativa española.

También tenemos en contra al Gobierno, que ha hecho oídos sordos a nuestras quejas, creando facultades innecesarias y masificando la profesión en contra de la Organización Mundial de la Salud.

Por último, entre otros enemigos, también tenemos a los intrusos. Tenemos en la ciudad consultas abiertas por protésicos dentales que trabajan directamente en la boca de los pacientes, y que obtienen prescripciones de “compañeros” odontólogos para realizar las prótesis que directamente colocan. Otros “compañeros”, dejan en su consulta a los protésicos trabajando sobre sus pacientes mientras se van de compras, al cine o de viaje, o simplemente van sólo a recoger la caja.

Sin embargo la profesión de protésico dental es igual de digna que la nuestra, como la de enfermero es igual que la de médico, y pienso que es su colegio profesional quien debería perseguir a los malos, como nosotros perseguimos a nuestros malos, que en todas las profesiones ‘cuecen habas’. Mi abuelo fue protésico antes que odontólogo y tuvo dos hijos, uno se hizo protésico y el otro estomatólogo. El protésico de mi abuelo era Francisco Gascón,  padre de mi amigo estomatólogo tristemente fallecido Francisco Gascón Mayordomo, y mi padre es el padrino de su hermana. Quiero decir que muchas familias valencianas de odontólogos tienen sus raíces en los protésicos dentales, como los Monlleó, los Martínez Miñana, o nosotros, y mantenemos una gran relación de amistad con nuestros protésicos, en muchas ocasiones nuestra familia. Mi protésico Luis Maravall es un gran amigo a quien quiero y respeto, que ha pasado su vida trabajando jornadas larguísimas, incluyendo muchos sábados y algunos domingos. Los protésicos dignos y honrados forman parte de nuestra gran familia, como la forman las higienistas dentales y las auxiliares de clínica, y todos debemos velar porque la unión protésico-odontólogo se mantenga siempre con amistad, armonía e igualdad dentro de la ley. Seguiremos luchando porque nuestra profesión siga siendo una profesión sanitaria.

 

La Odontología, ¿una profesión sanitaria? por Enrique Llobell

Para algunos, es una pregunta absurda. Una profesión que trata de cuidar el cuerpo humano es siempre una profesión sanitaria. Sin embargo, muchos creen que la odontología está a punto de morir como tal, dando paso a una nueva y floreciente profesión mercantil, exenta de calidad sanitaria.

Expuesta en una gráfica, la calidad de la odontología en España tuvo siempre un sentido ascendente, con odontólogos primero y estomatólogos después, que se han distinguido y han sido distinguidos internacionalmente.

En la actualidad siguen existiendo grandes profesionales, pero son una minoría en relación con el volumen de dentistas actual. Por supuesto que hay culpables directos de esta mercantilización.

En primer lugar, la Comisión Nacional de la Competencia, auténtica desgracia para cualquier profesión autónoma, formada evidentemente por un grupo de incompetentes en las profesiones sanitarias, que entienden de números siempre que favorezcan a grandes empresas, pero les importa un pito tanto el profesional independiente como la salud del paciente. Al autorizar las visitas gratuitas, los tratamientos gratuitos y los tratamientos por debajo de coste han destruido la calidad asistencial, además de deteriorar la tan necesaria relación de confianza entre el profesional y el paciente. El director de una de las empresas más favorecidas por estas actuaciones no tuvo empacho en reconocer, en unas recientes declaraciones, que su empresa supera los 400 millones de euros de facturación anual (recordemos 64.000 millones de pesetas, por si tenemos que volver a  ellas), gracias a la permisividad española de cualquier tipo de publicidad. Da igual que sea denigrante para la profesión que engañosa para el paciente, aprovechándose de un pueblo, como decía recientemente Luis Antonio de Villena «básicamente inculto» y que yo corregiría «básicamente, intencionadamente y recientemente abocado a la incultura» porque, y aquí no le corrijo una coma, «los que menos valen guían a los que valen más». Además, a estas franquicias o multinacionales del diente, se les han dado una serie de ventajas absolutamente prohibidas en países como Francia o Alemania, lo que no les permite abrir sus locales comerciales en los principales países de la Comunidad Europea, y por ello no tienen más remedio que ir a destruir la profesión a otros países con odontólogos menos afortunados, menos unidos, o con menor capacidad de presión como Polonia.

En segundo lugar, la increíble voracidad de las aseguradoras, empresas mercantiles que están perdiendo cuota de mercado en la medicina debido al ahogamiento económico de los españoles que prefieren cada vez más la seguridad social, y han visto la solución de sus problemas en el mercado de la odontología, lanzándose a por él siguiendo el camino de las franquicias y olvidándose que son aseguradoras. En sus empresas dentales, pongamos por ejemplo las emergentes clínicas que se montan hoy en día entre los calcetines de los grandes almacenes, y que pronto se montarán en las hamburgueserías o mercadillos, el asegurado de la compañía no tiene ningún seguro dental. Me explico: el asegurado en cualquiera de estas compañías cree que su seguro médico le da además una cobertura dental, y esto no es cierto, ya que no le asegura nada en su boca, únicamente lo deriva hacia una consulta propia en la que tendrá que abonar un precio por su tratamiento, en muchas ocasiones superior al que tenía con su dentista habitual. Así nos encontramos con un mercantilismo en el desglose de la factura, pongamos por ejemplo, de un implante dental: honorarios de cirujano, de enfermera, material utilizado en la cirugía, y hasta los gastos de agua, luz, teléfono del local. Nos incrementarán la factura de ese implante anunciado, inicialmente a X, hasta llegar a 8 o 10 veces esa cantidad. Digámoslo más claro, es como si te anunciasen el coche por un precio inicial y tuvieses que añadirle el motor, las ruedas, los asientos y un sinfín de cosas más.

En tercer lugar, el propio Gobierno, y me da igual el color que tenga, porque nunca ha protegido la profesión, ha hecho oídos sordos a nuestras quejas, ha favorecido la creación de facultades privadas y la masificación de la profesión en contra de todas las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Y llevándonos a la cola y al culo de Europa en la formación de especialistas, pues ya somos el único país de la Comunidad Europea que carece de ellas y no parece que haya ninguna prisa por desarrollarlas, si bien en la Comunidad Valenciana tenemos muy adelantado un proyecto independiente para la creación de las mismas, que para algo tienen que servir las maltrechas autonomías.

Al igual que para salir del hoyo  en que algunos nos han metido se pide la reforma de la Constitución (yo personalmente empezaría por la amnistía fiscal de 1991), nosotros sólo pedimos estar a la par con los principales países de la Comunidad Europea, es decir, establecer límites para el número de estudiantes de odontología, como ya se hizo en Medicina y abolir esas normas de economía barata en que se permite regalar la radiología, o la higiene bucal entre otras, denigrando la profesión de higienista dental a cero absoluto y realizar otras tantas tropelías. He leído en varias ocasiones que en cultura estamos volviendo a la Edad Media, y yo he dicho en otras tantas que si no cambiamos, pronto seremos superados por los odontólogos del tercer mundo. ¡Basta ya!

El ICOEV felicita a la Policía por la detención del falso dentista de Paterna y se personará como acusación

 

El Colegio de Odontólogos y Estomatólogos  de Valencia (Icoev) ha felicitado a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de Paterna por su efectiva y diligente actuación contra el falso odontólogo que actuaba en la citada localidad valenciana.

En la investigación policial, en la que también ha colaborado el Icoev, se determinó que el detenido, presuntamente, manipuló la boca de una paciente careciendo de la titulación necesaria por lo que se le acusa de un delito de intrusismo profesional.

En este caso se trata de una actividad especialmente preocupante ya que pone en serio riesgo la salud y la integridad de los pacientes.

Precisamente por ello, el Colegio de Odontólogos anuncia que se personará en el caso como acusación particular para salvaguardar la salud pública dado que este tipo de prácticas ilegales suponen un grave riesgo para la seguridad de la población.

La detención del intruso se produjo el pasado martes tras la denuncia de una paciente que recibió tratamientos odontológicos por parte del presunto intruso en Paterna.

Desde el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia se da una especial enhorabuena a todos los agentes de la Policía Nacional y al Juzgado de Instrucción de Paterna que han participado en este operativo tanto por su buen trabajo y dedicación como por el aporte social realizado en favor de la salud pública de los valencianos.

Salvemos la Odontología por Mar Fernández

Hace un par de meses se creó esta página en Facebook. Todo comenzó por la orla de la ultima promoción de una universidad privada, donde aparecen 400…¿odontólogos? ¿futuros parados o explotados?. He perdido la cuenta de todas las facultades que hay. ¿Eran necesarias? ¿Y tantos alumnos por curso?

Esta página comenzó con un clamor general por los números clausus, algo evidentemente necesario desde hace tiempo y que inexplicablemente no llega. Los compañeros que trabajan en el extranjero, nos comentan que se empieza a poner en duda la formación de nuestros odontólogos, y publican en el muro artículos donde se critica la gran cantidad de licenciados que salen cada año en nuestro país. Es fácil de entender que en una clase de 400 ¿Cuantos tallados, endodoncias y extracciones habrá hecho cada uno? ¿Nadie regula esos planes de estudio?

 

El exceso de plazas universitarias, un lucrativo negocio para unos pocos…y otra burbuja que nos va a explotar.

Los intermediarios. Otra lacra que tenemos que soportar. Seguros, franquicias….Qué decir que no se haya dicho ya. Los recién licenciados con poca experiencia y difícil panorama laboral acaban trabajando para ellos. Aceptando contratos abusivos. Pronto la mayoría seremos mileuristas a sueldo de estas empresas. Mientras los avances tecnológicos y la especialización nos permite dar unas soluciones fantásticas tanto a nivel funcional como estético a nuestros pacientes… Cada vez veo más ofertas de productos cutres y tratamientos de dudosa calidad/ética, todo por ser el más barato, el más rentable. Los gestores de estas empresas sólo entienden de rentabilidad, no les hables de las necesidades del paciente, del tratamiento más fiable y duradero, menos molesto y con menos complicaciones, … eso a ellos no les preocupa.

El intrusismo. Es alucinante el descaro de algunas personas. Triste la lentitud de nuestra justicia. Y desesperante lo barato que les sale, con lo que vuelven a reincidir pues han rentabilizado de largo el engaño. ¿Conseguiremos que se endurezcan las penas?

Y lo más preocupante de todo: La deslealtad. ¿Qué está pasando? Es triste ver cómo cada vez más “compañeros” (por decir algo) tiran los precios por los suelos intentando captar pacientes. Desprestigiando su trabajo y el de los demás dentistas.

Un  buen trabajo, realizado por un profesional cualificado, con unos materiales de calidad y en unas condiciones de higiene y esterilidad adecuados, tiene un precio.

En estos tiempos difíciles, hay compañeros que han apostado por la calidad y honestidad a pesar de que han visto que con ello sus beneficios disminuían. Me quito el sombrero ante ellos y desde aquí les felicito por su tesón y buenhacer. Les animo a seguir así. Sé por experiencia que a veces es complicado, pero la satisfacción interior de estar haciendo las cosas bien, queda,  y nos da energías para seguir sonriendo y luchando.

Otros compañeros se han decidido por la publicidad masiva (es evidente que lo del boca a boca no les funciona, o que han apostado por un modelo de clínica donde necesitan más de lo que dan).

Y algunos …,  por ponerse  a la altura de las franquicias y seguros que sabemos que usan la política del engaño. Daña a quien lo hace, pero también nos desprestigia a todos. En una época de crisis donde al paciente le cuesta gastarse el dinero, deberíamos ofrecer buenos tratamientos, duraderos y fiables por los que merezca la pena pagar. Y no jugar al engaño de «te doy esto gratis, y te coloco esto que me cuesta poco porque es de mala calidad pero tú no lo sabes y del margen que me queda me cobro las dos cosas».  ¿Donde se ha visto que la gente acuda con un cupón de descuento al ginecólogo/oftalmólogo/pediatra? Los últimos que he visto venían en la bolsa del pan. ¿Ese es nuestro lugar? Cuponcitos de descuento recortables… Las clínicas parecen cada vez más un zoco donde te regatean los presupuestos y el paciente quiere decidir lo que necesita y lo que no. Me molesta mucho la situación, pero tengo claro que los pacientes hacen lo que ven. Si ven posibilidades de descuentos del 90% ¿No es normal que estén confusos?

Así que ¿De quién tenemos que salvar la odontología? Necesitamos un cambio de rumbo, escuchar menos a los publicistas y gestores que hemos incorporado a nuestra plantilla. Y comportarnos como profesionales de la salud. La elección del profesional debe ser un acto de confianza y respeto. Por tanto, busquemos la excelencia, preocupémonos por dar al paciente la mejor solución a su problema, seamos buenos profesionales y respetémonos.

Hemos de alejarnos del mercadeo y la carrera del más barato pues eso nos llevará a la miseria profesional.

Debemos valorar nuestro trabajo y el de nuestros empleados y colaboradores. De esa forma también lo valorarán nuestros pacientes.

Y finalmente, debemos retomar las batallas perdidas y unirnos para volverlas a luchar. Ahora somos muchos más y la situación ha cambiado. Presionemos a las personas con competencias para pedir y legislar, para  que  frenen este despropósito. El prestigio de nuestra profesión está por los suelos. La salud bucal de la población lo está sufriendo ya.

Mar Fernández es vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia (ICOEV).

La doble crisis por Enrique Llobell

Acabo de leer un artículo en el que la Villa y Corte se hacen eco del problema que venimos sufriendo los odontólogos de provincias en toda España. Lo que está sucediendo en casi todas las profesiones es realmente lamentable, y un problema debido no sólo a la crisis si no a la falta de previsión. Los odontólogos, como he dicho en numerosas ocasiones, sufrimos la doble crisis, la general y la nuestra particular debida al increíble exceso de facultades de odontología, exceso abanderado lamentablemente por Valencia con cuatro facultades, la pública, el CEU, la Católica y la Europea de Madrid. Con casi 400 odontólogos nuevos cada año y sin posibilidades de trabajo para ninguno de ellos, sólo podemos presumir de ser los que más odontólogos exportamos, ya que somos los que mayor número de parados tenemos de toda España. No me alegro de que Madrid empiece a sufrir este problema, pero si que me alegro de que por fin se publique en un diario de tirada nacional, y de que el Consejo General de Odontólogos y Estomatólogos de España del que dependemos todos, haya creado en febrero una Comisión que se ha dirigido al Ministerio para solicitar el llamado “numerus clausus”, es decir la limitación del acceso a las facultades de odontología de toda España, y principalmente de las de Valencia.

Esto no es nuevo, ya había sido solicitado anteriormente por Sociedades Científicas como la de La Historia de la Odontología y por colegios profesionales de provincias como Las Palmas, Euskadi o Valencia.

Recuerdo la sentada de madres en la facultad de medicina y odontología de Valencia, en 1971, solicitando que no se pusiese el numerus clausus, que todos tenían derecho a hacer medicina si tenían vocación. Somos un país de derechos y vocaciones, y por eso nos encontramos en 1980 con más de veinte mil médicos que ocuparon plazas de oficinistas, albañiles, constructores, y hasta un compañero mío ya jubilado pasó su vida de médico vaciando contenedores en un camión de basura por un sueldo muy superior al de un adjunto de hospital. En odontología pasará igual, porque ya hemos llegado tarde. Nuestros gobernantes dijeron que ganábamos mucho, y con la excusa de la mejora de la asistencia al ciudadano, decidieron que debían salir más odontólogos en España que en el resto de Europa. Los españoles vamos a tener la boca más sana de toda la Comunidad Europea, debió ser el slogan. Sin embargo, la realidad es diferente.

Ni tenemos la boca más limpia ni la mejor calidad en la asistencia. Pero si que tenemos los sueldos más bajos, puedes encontrar un odontólogo por 600€ al mes, y somos campeones en franquicias, extraños seguros dentales, intrusismo y paro. Y no hablemos de la picaresca, los falsos especialistas, etc, todo ello adobado por la permisividad de unas campañas publicitarias denigrantes y engañosas. Si actualmente sobran en España 12.000 odontólogos de los 28.000 colegiados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la previsión para el año 2020 es que sobren 24.000. Tiempo al tiempo, y mientras tanto, los lunes, al sol.

 

El peligro de convertir la salud en un negocio de inversores

Recientemente leíamos en la prensa que la multinacional Vitaldent ha logrado más de 34 millones de euros de beneficios (un 15% más) el pasado año y que prosigue su expansión en Italia  y Polonia con la apertura de nuevos centros. Sin duda se trata de una buena noticia pero ¿para quien? La respuesta se antoja obvia, sus inversores son los verdaderos beneficiados de esta noticia. Y es que en este caso la relación salud-negocio es más que clara. Este modelo de negocio-salud-inversor no solo es aplicable a esta conocida multinacional sino también a los seguros que en los últimos años han acelerado sus procesos de crecimiento.

En ningún momento ocultan su objetivo que no es otro que hacer negocio, expandir su presencia y ante todo lograr cada vez más beneficios. Una visión muy alejada y de difícil casamiento con los objetivos de la medicina y la preocupación por la salud de los pacientes.

La lógica manda y cuando alguien antepone la obtención de rentas y beneficios para sus inversores es obvio que por algún lugar hay que recortar y precisamente estos recortes deben proceder de algún sitio. Las numerososas quejas de pacientes y profesionales sobre sus métodos y sobre todo la lógica nos hace pensar que la maximización de estos beneficios puede ser a costa de la seguridad de los pacientes y de la estabilidad laboral profesionales de la Odontología.

¿Cómo se pueden lograr estos beneficios? Con bajadas de precios, múltiples ofertas, gratuidades y publicidad. ¿Y cómo se logra obtener beneficios a pesar de hacer una gran inversión en publicidad y ofrecen bajadas de precios y múltiples prestaciones gratis? Pues bien la razón nos indica que sólo hay un camino: reduciendo costes de producción. Y ‘el ABC’ de las multinacionales y el sentido común indica que ese camino pasa por bajar la calidad de los materiales utilizados y reducir al máximo los salarios de los profesionales vinculándolos a producción. Es decir que cobran más cuantos más tratamientos prescriban y realicen.

Ello establece una relación negocio-salud que resulta perversa ya que va en contra de los principios de la medicina. Unos principios, los defendidos por este colegio profesional y sus colegiados ya que lo primero es la salud de los pacientes y el camino para llegar a ella pasa por la profesionalidad y la preponderancia del criterio médico frente a valores puramente comerciales propios de otros sectores no sanitarios. Unos valores los de la medicina tradicional que son los que defienden los profesionales de a pie, los dentistas con referencias, los de consulta propia de toda la vida o los que con mucho esfuerzo la han montado en los últimos años. En definitiva, los que luchan para salvaguardar su clínica frente a esta competencia en desigualdad de condiciones y se preocupan realmente por la salud de sus pacientes.

La contraposición de conceptos es clara: servicio médico de salud con criterio clínico (medicina tradicional) y por el que se obtiene unas compensaciones económicas frente a una salud vista como un negocio gestionado por multinacionales o aseguradoras que a su vez están dirigidas por meros gestores o economistas cuyo único objetivo es satisfacer el deseo de enriquecimiento de sus inversores.

Por ello, la pregunta a la ciudadanía es clara en una cuestión tan vital como la salud: ¿En manos de quién pondrías tu boca?, ¿En firmas que buscan beneficios sin tapujos y a toda costa? o ¿en las del profesional que defiende los valores de la medicina?.

¿EN MANOS DE QUIEN PONDRÍAS TU SALUD BUCAL??

 

Cómo reducir el riesgo bacteriano de un cepillo de dientes

Los cepillos dentales ya sean eléctricos o manuales son sin duda el principal aliado de la salud bucodental. Su buen y periódico uso es más que útil para evitar disgustos mayores,  en forma de complicaciones (sarro, caries, enfermedad periodontal, etc), en nuestra boca.

Y es que si el ciudadano no cuida o realiza un mantenimiento adecuado al cepillo, previniendo la aparición y proliferación de las bacterias, gérmenes u hongos en las cerdas, estas pueden traer consigo los consiguientes riesgos para la salud. Así lo ponen de manifiesto numerosos estudios en los últimos años. Éstos demuestran que las bacterias no solo son capaces de crecer y reproducirse en las cerdas del cepillo, sino que también tienen la capacidad de transmitir por todo el cuerto los microorganismos responsables de enfermedades.

Bacterias como la salmonela, e. coli y estreptococos, respiratorias, etc pueden colonizar ‘invisiblemente’ nuestros cepillos, así, la higiene y la prevención son importantes.

Por todo ello y para reducir los riesgos bacterianos de un cepillo de dientes os recomendamos lo siguiente:

No compartir el cepillo de dientes con nadie.

Evitar el contacto cercano con otros cepillos.

Cambiar de cepillo cada 3 o 4 meses.

Cambiar el cepillo tras una gripe, resfriado o infección bucal ya que los gérmenes pueden permanecer en las cerdas y reactivar el problema.

Tapar las cerdas con una funda y colocarlo en posición vertical.

Guardarlo en un lugar no húmedo; A pesar de lo comúnmente pensado el baño no es el lugar más adecuado para guardar el cepillo ya que es un lugar donde la humedad está presente (ducha, agua caliente, etc) y hay riesgo de aspersión de bacterias presentes en heces u orina.

Enjuagar el cepillo con agua a presión tras su uso para eliminar restos de saliva y pasta dentífrica.

Esterilizar si es posible.

 

 

 

¿De verdad le arrancaron los dientes? por Enrique Llobell

Recientemente se publicó en toda la prensa nacional la noticia de un dentista de Zaragoza, que ha arrancado los dientes a una paciente que no le quería pagar.

Esta noticia ha generado todo tipo de comentarios en los nuevos sistemas de comunicación. No conozco al dentista ni a la paciente, por lo que voy a dar mi opinión, una más, a la espera de que el asunto sea resuelto judicialmente.

Leo que  entre gritos y sollozos, la “pobre” mujer se ha ido a la policía y ésta ha metido al dentista en el calabozo. Vaya como está la profesión.   He intentado ponerme en contacto con el dentista de Zaragoza, pero me ha sido imposible, ha cerrado su consulta. Imposible también comunicar con la paciente. Leída la noticia, justo al final del todo, donde ya nadie llega, pone que la paciente acudió a puertas de urgencias, enviada presumiblemente por la policía, y el informe médico dice que no hay lesiones. Que curioso. Le han arrancado los dientes  y no hay lesiones. En otro punto de la noticia dice que la paciente es la madre de una empleada del doctor. Vaya por Dios. Al parecer, hubo un acuerdo económico por un precio muy inferior al habitual. Al negarse la paciente a abonar la prótesis, según ella mal presupuesta, el dentista optó por retirarla, desatornillándola o descementándola, después de convencer a la paciente de que iba a ajustarla mejor. No le hizo ningún daño, eso es evidente, pero ella se sintió engañada al verse sin dientes, y abandonó la consulta entre gritos. Acudió a la policía, que la envió a por el informe médico de urgencias. Que fácil resulta realizar todas estas maniobras cuando conoces los entresijos de una clínica dental, porque allí trabaja tu hija.

Estas prácticas son habituales en otras profesiones, y se las conoce como engaño, timo o estafa. Ahora empiezan a llegar a profesiones como la odontología, profesiones sanitarias que se empiezan a confundir con simples comercios por culpa un poco de todos.

Las nuevas formas de practicar la odontología, con franquicias donde trabajan falsos dentistas, y con tantos intrusos, están cambiando la forma de entender la profesión. Desgraciadamente, esto sólo pasa en España, porque esas franquicias no funcionan en el resto de Europa, donde tampoco trabajan los intrusos. Aquí, si. Y vemos profesionales destrozados, como este joven que tendrá que esperar el resultado de un juicio que tardará mucho tiempo en resolverse.

Mientras tanto los actuales medios de comunicación no especializados propician informaciones y debates, que no benefician en nada a la profesión ya que generan una gran desconfianza por parte de los ciudadanos.

 

Enrique Llobell

Presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia

Cuando la Odontología se convierte en un bien comercial y se olvida la SALUD

En los últimos años y con la crisis económica como elemento acelerador, la salud dental parece haberse convertido en un bien de consumo cualquiera sometido a las leyes del mercadeo puro y duro. La expansión del negocio de las multinacionales del diente (grandes cadenas y franquicias) y de las aseguradoras sanitarias ha logrado que actos sanitarios vinculados totalmente a criterios médicos se hayan convertido en sujeto activo de ofertas, regalos así como otras técnicas de marketing. El problema de estas acciones encaminadas a captar clientes implica un problema para la calidad asistencial y por lo tanto para la salud dental de la población.

Primero fueron las ofertas de primera visita gratuita, luego las limpiezas y radiografías dentales y últimamente las aseguradoras sanitarias han tomado la palabra y directamente regalan meses de asistencia dental como gancho para captar nuevos clientes anuales o para fidelizar los existentes. Y es que con estas prácticas, una especialidad sanitaria prestigiosa y apreciada por la ciudadanía ha sido convertida en un bien de consumo más con el que se puede comerciar, cual mercadillo, con el peligro para la salud que ello conlleva.

La popular máxima de «no hay duros a cuatro pesetas» o «nadie regala nada por nada» cobra todo su sentido en esta nueva Odontología low cost. Es obvio que en la vida no hay nada gratis por lo que en todas aquellas ofertas o promociones o bien esconde un coste que luego deberá ser asumido, sin saberlo, por parte del paciente o bien y lo que es aún peor corre a costa de la salud del paciente.

¿Cómo se pueden recortar los gastos para poder ofrecer esas ofertas o regalos poniendo en riesgo la salud de los pacientes? Pues bien puede hacerse de diversas formas, a saber: Utilizando productos dentales y herramientas de baja calidad. Con profesionales forzados a facturar actuaciones y servicios sanitarios innecesarios. Con profesionales sin cualificación (auxiliares, protésicos, etc) ejerciendo funciones exclusivas de un odontólogo (reciente caso Vitaldent en Almendralejo con sentencia). Con dentistas sobrecargados de trabajo y obligados a dedicar escasos minutos a atender a numerosos pacientes dado que su salario está en función de su actividad.

Con las agresivas campañas de las grandes empresas, la Odontología parece que ha pasado de ser un área científico-sanitaria que mejora la calidad de vida de los pacientes en un bien consumible cualquiera tipo ropa, zapatos, electrodomésticos, telefonía, etc. Precisamente una nueva y preocupante Odontología en la que lo que prima es la oferta y el precio más bajo frente a la calidad y la seguridad. Ahora, olvidamos una cosa muy importante: Si compramos una prenda y sale mal no pasa nada. La devolvemos o la tiramos. Sin embargo si un acto sanitario es prestado en malas condiciones o sale mal quien lo paga es nuestra integridad física y el pago no es sólo con dinero sino con dolor e incluso con secuelas de diversa gravedad.

Además,  aquí el profesional no es un dependiente más que atiende ni un comercial que vende productos ambos sin mayor responsabilidad ni consecuencias. Se trata de un experto en su ramo que se enfrenta a problemas, trata enfermedades (caries, piorrea, traumas oclusales,etc) y las cura.
Estamos hablando de salud y con ella nunca se puede jugar o arriesgar lo más mínimo por ahorrarnos unos euros. Con la salud no se juega, las consecuencias pueden ser demasiado caras (y no económicamente hablando). Así que no hay que dudar en Odontología elige un profesional con referencias y huye de los chollos.

El Dentibús visita Valencia para recordar la importancia de la salud bucodental y las revisiones preventivas

El Dentibús de la Fundación Dental Española y el Consejo General de Colegios de Dentistas visitará la ciudad de Valencia para transmitir a la población la importancia de la salud bucodental así como la necesidad de realizar revisiones periódicas al odontólogo. El Dentibús estará en la explanada del centro comercial Nuevo Centro los días 22 y 23 de marzo y en él se realizarán revisiones básicas a todos los visitantes con el objetivo de difundir los valores de la salud bucodental.

Tal y como explicaron sus impulsores, la iniciativa no pretende sino «concienciar a la población de la necesidad de acudir al dentista para someterse a revisiones preventivas, al menos, una vez al año para detectar precozmente enfermedades como el cáncer oral o lesiones precancerosas cuando todavía no presentan síntomas y que podrían ser diagnosticadas por el dentista con una exploración clínica».  Al mismo tiempo, estas importantes revisiones preventivas «permiten también diagnosticar prematuramente las patologías más
frecuentes de la población, como son las caries o las enfermedades periodontales».

Según se explicó durante la presentación de este proyecto de divulgación odontólogica, los profesionales presentes en el Dentibús intentarán concienciar a los visitantes sobre «la importancia de tener una buena higiene bucodental a través de un correcto cepillado utilizando un dentífrico con flúor después de cada comida, y dedicando especial cuidado a la limpieza realizada antes de acostarse». Los odontólogos también recordarán «la necesidad de utilizar diariamente hilo dental y colutorios, cambiar de cepillo cada tres meses, o tener una alimentación saludable». A su vez, se enseñará «la técnica adecuada para realizar una buena limpieza consistente en ‘barrer’ las piezas dentales desde la encía hacía el borde libre del diente durante, al menos, durante dos minutos».

En esa línea cabe destacar que los odontólogos de la unidad móvil realizarán exploraciones bucodentales sin coste alguno a todos los valencianos que lo deseen. Una vez efectuada la revisión, se informará a los pacientes del estado de su salud bucodental y se les ofrecerá asesoramiento sobre las distintas propuestas terapéuticas para solucionar las patologías que pudieran tener.

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