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Cuando la Odontología se convierte en un bien comercial y se olvida la SALUD

En los últimos años y con la crisis económica como elemento acelerador, la salud dental parece haberse convertido en un bien de consumo cualquiera sometido a las leyes del mercadeo puro y duro. La expansión del negocio de las multinacionales del diente (grandes cadenas y franquicias) y de las aseguradoras sanitarias ha logrado que actos sanitarios vinculados totalmente a criterios médicos se hayan convertido en sujeto activo de ofertas, regalos así como otras técnicas de marketing. El problema de estas acciones encaminadas a captar clientes implica un problema para la calidad asistencial y por lo tanto para la salud dental de la población.

Primero fueron las ofertas de primera visita gratuita, luego las limpiezas y radiografías dentales y últimamente las aseguradoras sanitarias han tomado la palabra y directamente regalan meses de asistencia dental como gancho para captar nuevos clientes anuales o para fidelizar los existentes. Y es que con estas prácticas, una especialidad sanitaria prestigiosa y apreciada por la ciudadanía ha sido convertida en un bien de consumo más con el que se puede comerciar, cual mercadillo, con el peligro para la salud que ello conlleva.

La popular máxima de «no hay duros a cuatro pesetas» o «nadie regala nada por nada» cobra todo su sentido en esta nueva Odontología low cost. Es obvio que en la vida no hay nada gratis por lo que en todas aquellas ofertas o promociones o bien esconde un coste que luego deberá ser asumido, sin saberlo, por parte del paciente o bien y lo que es aún peor corre a costa de la salud del paciente.

¿Cómo se pueden recortar los gastos para poder ofrecer esas ofertas o regalos poniendo en riesgo la salud de los pacientes? Pues bien puede hacerse de diversas formas, a saber: Utilizando productos dentales y herramientas de baja calidad. Con profesionales forzados a facturar actuaciones y servicios sanitarios innecesarios. Con profesionales sin cualificación (auxiliares, protésicos, etc) ejerciendo funciones exclusivas de un odontólogo (reciente caso Vitaldent en Almendralejo con sentencia). Con dentistas sobrecargados de trabajo y obligados a dedicar escasos minutos a atender a numerosos pacientes dado que su salario está en función de su actividad.

Con las agresivas campañas de las grandes empresas, la Odontología parece que ha pasado de ser un área científico-sanitaria que mejora la calidad de vida de los pacientes en un bien consumible cualquiera tipo ropa, zapatos, electrodomésticos, telefonía, etc. Precisamente una nueva y preocupante Odontología en la que lo que prima es la oferta y el precio más bajo frente a la calidad y la seguridad. Ahora, olvidamos una cosa muy importante: Si compramos una prenda y sale mal no pasa nada. La devolvemos o la tiramos. Sin embargo si un acto sanitario es prestado en malas condiciones o sale mal quien lo paga es nuestra integridad física y el pago no es sólo con dinero sino con dolor e incluso con secuelas de diversa gravedad.

Además,  aquí el profesional no es un dependiente más que atiende ni un comercial que vende productos ambos sin mayor responsabilidad ni consecuencias. Se trata de un experto en su ramo que se enfrenta a problemas, trata enfermedades (caries, piorrea, traumas oclusales,etc) y las cura.
Estamos hablando de salud y con ella nunca se puede jugar o arriesgar lo más mínimo por ahorrarnos unos euros. Con la salud no se juega, las consecuencias pueden ser demasiado caras (y no económicamente hablando). Así que no hay que dudar en Odontología elige un profesional con referencias y huye de los chollos.

El Dentibús visita Valencia para recordar la importancia de la salud bucodental y las revisiones preventivas

El Dentibús de la Fundación Dental Española y el Consejo General de Colegios de Dentistas visitará la ciudad de Valencia para transmitir a la población la importancia de la salud bucodental así como la necesidad de realizar revisiones periódicas al odontólogo. El Dentibús estará en la explanada del centro comercial Nuevo Centro los días 22 y 23 de marzo y en él se realizarán revisiones básicas a todos los visitantes con el objetivo de difundir los valores de la salud bucodental.

Tal y como explicaron sus impulsores, la iniciativa no pretende sino «concienciar a la población de la necesidad de acudir al dentista para someterse a revisiones preventivas, al menos, una vez al año para detectar precozmente enfermedades como el cáncer oral o lesiones precancerosas cuando todavía no presentan síntomas y que podrían ser diagnosticadas por el dentista con una exploración clínica».  Al mismo tiempo, estas importantes revisiones preventivas «permiten también diagnosticar prematuramente las patologías más
frecuentes de la población, como son las caries o las enfermedades periodontales».

Según se explicó durante la presentación de este proyecto de divulgación odontólogica, los profesionales presentes en el Dentibús intentarán concienciar a los visitantes sobre «la importancia de tener una buena higiene bucodental a través de un correcto cepillado utilizando un dentífrico con flúor después de cada comida, y dedicando especial cuidado a la limpieza realizada antes de acostarse». Los odontólogos también recordarán «la necesidad de utilizar diariamente hilo dental y colutorios, cambiar de cepillo cada tres meses, o tener una alimentación saludable». A su vez, se enseñará «la técnica adecuada para realizar una buena limpieza consistente en ‘barrer’ las piezas dentales desde la encía hacía el borde libre del diente durante, al menos, durante dos minutos».

En esa línea cabe destacar que los odontólogos de la unidad móvil realizarán exploraciones bucodentales sin coste alguno a todos los valencianos que lo deseen. Una vez efectuada la revisión, se informará a los pacientes del estado de su salud bucodental y se les ofrecerá asesoramiento sobre las distintas propuestas terapéuticas para solucionar las patologías que pudieran tener.

El riesgo de pasar de la prevención a la extracción dental

La crisis económica y la reducción del poder adquisitivo de los españoles hace tiempo que se nota en las consultas de los odontólogos pero eso no sólo implica un grave problema para el sector sino sobre todo supone un riesgo para la salud de la población. Y es que la reducción de las visitas al dentista y el cambio de los motivos de éstas se está materializando en un serio retroceso en estado de la salud bucodental de los españoles. Perdiendo así el progreso alcanzado en los últimos años.

La nueva realidad motivada por las circunstancias económicas, y por el hecho de que la salud bucodental se haya convertido para muchos españoles en una cuestión prescindible, ha provocado un cambio de modelo. Es decir, se ha pasado de un modelo en el que la práctica odontólogica predominaba la medicina preventiva a una en la que ahora prima el tratamiento directo, en este caso la extracción.  No se trata de una cuestión baladí de pura práxis profesional ya que este cambio implica más consecuencias de riesgo para los pacientes.

Y es que no es lo mismo abordar un problema a tiempo y poner soluciones para corregirlo que abordarlo en un estado más avanzado en donde obviamente las piezas y su entorno están más deteriorados y por lo tanto las actuaciones son más invasivas y entrañan más riesgos añadidos para la salud. Es precisamente en este tipo de actuaciones donde resulta más que importante acudir a un profesional con referencias huyendo de opciones low cost que no pueden sino agravar la situación.

Precisamente esta preocupación por el cambio de una odontología preventiva a una extractiva ha sido recientemente difundida por el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia (Icoev) en una nota publicada por diversos medios de comunicación nacionales.

Los beneficios contrastados de la medicina preventiva (también aplicable a la Odontología) no sólo se plasman en la propia salud sino que también suponen un ahorro a largo plazo para el propio paciente ya que no es lo mismo hacer frente a una visita preventiva que a un tratamiento más complejo (al postponerlo, los problemas se agravan y la solución a ellos es más costosa y compleja).

Por todo ello y ante esta situación el Icoev recomienda a todos los ciudadanos no prescindir de los hábitos preventivos y por lo tanto acudir periódicamente al odontólogo para evitar males mayores y sobre todo para salvaguardar su salud.

 

¿Por qué Santa Apolonia es la patrona de los odontólogos?

Muchas personas se preguntarán porqué Santa Apolonia está considerada como la patrona de los odontólogos. Pues bien como en tantas otras tradiciones, la respuesta la encontramos en la historia. Concretamente en la vinculada al cristianismo durante la época romana. Eran tiempos de activas persecuciones religiosas y de mártires por la fe cristiana. Bajo el mandato del emperador Filipo El Árabe, la premisa era perseguir, represaliar y torturar a los cristianos y así se hacía en Alejandría (parte oriental del imperio). Pues bien en unas de esas acciones de ataque sobre los cristianos (en el año 249, siglo III D.C), los soldados capturaron a Apolonia, una mujer virgen de avanzada edad y la torturaron con el objetivo de que se arrepintiera de su fe cristiana, pronunciase blasfemias contra Jesucristo y adorase a los dioses paganos. Sin embargo, ella se negó y padeció la ira de la turba alejandrina. En uno de los crueles golpes perpetrados con martillos que sufrió perdió buena parte de sus dientes y los restantes le fueron arrancados como tortura. Su perseverancia en defender la fe enojó más a sus atacantes y éstos la amenazaron con la hoguera pero Apolonia no se amilanó.

Momentos antes del final pidió a sus torturadores que le soltaran las manos haciéndoles pensar que iba a reconsiderar su decisión. Sin embargo y para sorpresa de los soldados, ella misma se lanzó al fuego (según San Agustín por deseo del Espítitu Santo) de la hoguera para no renunciar a su religión. Dicen los escritos que mientras Apolonia estaba bajo el fuego espetó a los presentes que cuando sufrieran de problemas y dolencias dentales, invocaran su nombre, pues ella intercedería ante Dios para aliviar sus penas. Sin embargo, la leyenda no se queda ahí y asegura que Apolonia no se quemó y permaneció con vida dentro de la hoguera (protegida por Dios), razón por la que finalmente optaron por degollarla para darle muerte. 50 años después Apolonia se convirtió en Santa Apolonia ya que fue canonizada por su entrega y abnegación cristiana.

Años más tarde su figura cayó en el olvido y no fue hasta el  siglo XIV cuando vuelve a emerger en la liturgia católica. Desde entonces es a ella a quien se la invoca contra el dolor de muelas y es considerada como la patrona de las enfermedades dentales al tiempo que de los odontólogos. La iconografía de Santa Apolonia se representa con unas pinzas que sostienen un diente o con un collar en el que pende un diente de oro. Su festividad se celebra el 9 de febrero.

El peligro de los ‘piercings’ orales

Los conocidos popularmente como ‘piercings’, es decir, el elemento decorativo generalmente de origen metálico que muchos jóvenes se colocan en diversas partes del cuerpo previa perforación del tejido, pueden tener serias consecuencias sobre la salud especialmente si éstos se colocan en la boca (lengua, labios, etc).

El principal y más probable riesgo que los ‘piercings’ orales suponen para la salud bucal son las infecciones derivadas de su colocación. Sin embargo existen más posibles problemas derivados de su presencia en la boca, como rechazos, alergias, dolor, traumatismos en los dientes, etc. No olvidemos que a la postre se trata de un cuerpo extraño en la cavidad.  Al mismo tiempo se trata de una zona especialmente delicada y que no favorece precisamente una correcta cicatrización de la herida generada y por lo tanto presenta un destacable riesgo de infección. Tanto por la humedad propia de la cavidad bucal y presencia de bacterias como por la funcionalidad de ingestión de alimentos propia de esta parte del cuerpo.

Además de las consecuencias descritas otros estudios señalan que los ‘piercings’ orales llevan aparejado riesgo de perder piezas dentales debido al desarrollo de problemas gingivales graves. Concretamente, un trabajo publicado en el Journal of the American Dental Asociation (JADA) sostiene que una de las consecuencias más comunes reside en la contracción de las encías, con lo que el diente queda desprotegido, pudiendo llegar a caer.

Debemos distinguir las distintas posibles consecuencias de los dos tipos de ‘piercings’ orales que pueden afectar a la boca en función de su situación. Es decir, si están colocados en la lengua o en los labios.

Lengua y labios

El riesgo de los primeros  estriba en el momento de su instalación ya que una perforación errónea o negligente puede ocasionar daños tanto en la glándula salival como sobre el músculo o sobre un nervio. Así si se toca alguna de estas partes de la lengua, las consecuencias van desde una inflamación hasta la pérdida de sensibilidad y sentido del gusto pasando incluso por una hemorragia. Sin duda, consecuencias realmente graves para la salud bucal. Todo ello además de ocasionar dolor puede generar problemas en el habla y en la masticación.

Por otro lado, los ‘piercings’ orales situados en los labios también pueden ocasionar daños glándulas salivales que pueden derivar en obstrucciones y acumulación de saliva así como  inflamaciones en la mucosa labial o en los carrillos, así como traumatismos en los dientes.

Por todo ello, en primer lugar y dado el objetivo meramente decorativo de esta práctica, ésta es obviamente desaconsejada por los odontólogos por su alto riesgo para la salud Eso sí, en el caso de llevarla a cabo es necesario que su instalación sea llevada a cabo por personas con cualificación y con conocimientos de la morfología de la boca así como de anatomía humana para evitar sustos.  A su vez, se recomienda extremar al máximo la higiene tanto con la plena esterilización de los elementos o herramientas que intervienen en la instalación como en la post colocación. Por supuesto se debe acudir al odontólogo a la mínima señal de inflamación o problema. Finalmente se aconseja visitar al dentista periódicamente con el objetivo de hacer un seguimiento de este cuerpo extraño instalado en la boca y controlar una posible reacción natural del organismo contra él.

Los odontólogos inician una campaña para reforzar la figura del profesional con referencias frente a los centros que basan su estrategia comercial en engañosas ofertas de tratamientos gratuitos

El Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia ha iniciado una campaña informativa en autobuses urbanos con el objetivo de promover la salud buco dental en la población, por las claras repercusiones que un adecuado cuidado e higiene de la boca tienen posteriormente en la salud general.

Con esta campaña, el Colegio también persigue alertar al ciudadano sobre la proliferación de centros sin un responsable sanitario claro, cuya estrategia comercial se basa en ofrecer tratamientos gratuitos o a bajo coste, que se ven compensados por la baja calidad de los mismos e incluso por su cuestionable necesidad de realización.Esta campaña persigue fomentar la salud buco-dental en el conjunto de la sociedad, utilizando mensajes que instan al ciudadano a mantener el cuidado de la boca. Para ello, el Colegio utiliza la manzana como símbolo y ejemplo, ante la necesidad de mantener una boca sana y libre de enfermedades cuya existencia tiene mayor repercusión en la salud general de lo que los ciudadanos piensan.

En segundo término, el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia busca reforzar la confianza del ciudadano en el dentista con nombre y apellidos. Es decir: en aquellos profesionales de la Odontología con referencias conseguidas a través de trabajo constante, una relación cimentada en la confianza y dedicación absoluta.

En este sentido, el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia ha aludido a la desconfianza que generan muchas de estas nuevas clínicas en las que no hay un responsable sanitario último, constante y reconocido. Muchas de las cuales generan ofertas con tratamientos gratuitos o de bajo coste, en ocasiones innecesarios o de dudoso regir diagnóstico, y que muchas veces terminan recobrando al paciente a través de tratamientos posteriores

Moderación para evitar la factura dental de los excesos navideños

Las cercanas fiestas navideñas implican alegría, encuentros con familiares, regalos, etc. Sin embargo con ellas también llegan los excesos y son especialmente los nutricionales los que pueden acabar pasando factura a tu salud dental a medio plazo. Por ello, la palabra clave para estas navidades no es otra que moderación y es que se puede disfrutar plenamente de la Navidad y sus bondades sin que nuestros dientes y organismo se resientan.

En el caso de la salud dental sus grandes enemigos, en estas épocas de celebración y alegría, no son otros que los azúcares (dulces) y el alcohol. Y es que los primeros pueden generar caries y el segundo deteriorar el esmalte. Con la proliferación de opíparas comidas y cenas, ya sean familiares o de empresa, caemos sin darnos cuenta en una excesiva ingestión de azúcares y alcohol que pueden dañar nuestra estimada dentadura.

Los típicos deliciosos dulces navideños, que se sirven a los postres tal y como manda la tradición, se convierten en una tentación en la que muchos suelen caer sin mesura.  Ello tiene serias consecuencias y se plasma con posterioridad a las fiestas en forma de indeseadas caries. La forma de evitarlas pasa por un consumo moderado y sin excesos de estos dulces así como por optar por aquellos que sean bajos en azúcares.

Respecto al alcohol, obviamente siempre es recomendable una ingesta moderada pero en relación a la salud dental se recomienda evitar el consumo de vino tinto, blanco, cava y bebidas energéticas ya que ocasionan daños al esmalte dental.

Finalmente en ambos casos (dulces y alcohol) también es recomendable realizar un buen cepillado así como el uso del hilo dental al menos tres veces al día. Además también es aconsejable la ingesta de frutas como la manzana y chicles sin azúcar para generar una mayor salivación y limpieza de la dentadura.

Cáncer oral, prevención y detección temprana que salva vidas

Mencionar la palabra cáncer cambia la cara a cualquiera ya que la conciencia social de esta patología sigue muy ligada a la muerte o a drásticas y duras consecuencias. Sin embargo a día de hoy, cáncer ya no es sinónimo de muerte tanto por la mejora de los tratamientos como principalmente por la detección temprana.

Entre los cánceres menos conocidos encontramos el cáncer oral, una patología que tiene una relevante prevalencia de casos en nuestro país. Aún así sigue pasando desapercibida a pesar de que puede tener serias consecuencias para la vida el paciente. En este caso tanto la prevención como sobre todo la detección temprana juegan un factor fundamental para superar una enfermedad cuya mortalidad es similar al melanoma y al cáncer cervical.

En esta partida contra el cáncer oral, el odontólogo tiene papel muy destacado ya que es él quien puede detectar síntomas preocupantes y diagnosticar lesiones malignas y no premalignas que pueden conducir a la enfermedad.

 

En España, la incidencia del cáncer oral se sitúa entre 1 y 5,2 casos por cada 100.000 habitantes. La enfermedad se circunscribe principalmente a la lengua aunque también puede aparecer en otras zonas de la boca. Es más común en hombres que en mujeres y no sólo afecta a personas mayores ya que también se presenta en mayores de 40 años.

Cómo lo puede detectar un odontólogo y cómo actuar:

El odontólogo es sin duda el profesional sanitario más adecuado para detectar y diagnosticar lesiones que conducen al cáncer oral. De esta forma, la actuación del odontólogo puede resultar decisiva en estos casos y obviamente una correcta actuación suya ayuda a salvar vidas.
En este caso, su objetivo se debe centrar en identificar lesiones malignas potencialmente peligrosas de ser precancerosas y con una mala evolución. Entre éstas figuran úlceras traumáticas, líquenes atípicos, leucoplasias, algunos nevos melánicos y queilitis crónicas.

Ante la sospecha de tumor oral es recomendable la realización de una biopsia con la ayuda de cepillo, con éste tomará la muestra de tejido del área sospechosa que será depositada en un recipiente adecuado para posteriormente ser enviada a un laboratorio de anatomía patológica para su examen. Tras el resultado y si éste es positivo o atípico será necesario realizar otra biopsia esta vez sí con un escalpelo. En estos casos sí es necesaria su derivación a un médico especialista para su posterior tratamiento.

En los últimos años también ha surgido una nueva e innovadora forma de detectar este tipo de lesiones mediante la aplicación de una fuente de luz fluorescente. Se trata de una nueva herramienta que permite la visualización de las lesiones y facilita la diferenciación de tejidos saludables de potencialmente afectados sin necesidad de manipularlos.

Previamente la zona deberá haber sido tratada con un enjuague para después pasar el sistema de fuente de luz fluorescente. Sus resultados son simples, el tejido potencialmente peligroso se verá de color blanco mientras que los sanos absorberán la luz y se verán oscuros. Si la prueba es positiva y el tejido sospechoso no la supera, el siguiente paso pasa por la realización de una biopsia y su posterior derivación al médico especialista.

Cómo lo puede prevenir un paciente:

La alimentación así como el consumo de alcohol y tabaco juegan un papel relevante en la prevención de la enfermedad. En relación a la alimentación se recomienda consumir frutas, verduras, pescados y aceite de oliva mientras que en el caso del alcohol y el tabaco se recomienda su reducción o eliminación total de su consumo.

La autoexploración también puede ser una vía interesante para prevenir el cáncer en la cavidad bucal. Así, tal y como recomienda el Consejo General de Colegios de Dentistas de España la autoexploración del paciente para detectar signos sospechosos ante los que es recomendable acudir a la consulta del odontólogo son los siguientes:

1.- Enfrente del espejo, mirarse los labios de cerca
2.- Con la boca cerrada, doblar el labio superior e inferior hacia fuera y observar el tejido interno.
3.- Con la boca abierta, y con la ayuda del mango de una cuchara o tenedor, mover las mejillas hacia arriba y hacia atrás, y hacia abajo y hacia atrás, para observar las paredes internas de la boca y su ángulo.
4.- Con la boca abierta, examinar la parte de atrás de los dientes de abajo.
5.- Sacando y metiendo la lengua, mirar en su parte de atrás, y moviéndola hacia la izquierda y la derecha, examinar los laterales de la lengua desde la punta hasta su parte del fondo.
6.- Tocando el paladar con la punta de la lengua, examinar ésta y su mucosa de abajo.
7.- Dejando la punta de la lengua en contacto en el paladar, mover la lengua hacia la derecha y hacia la izquierda y examinar su mucosa de abajo.
8.- Moviendo la cabeza hacia atrás, intentar examinar el paladar.

Cómo realizar la exploración (video)

Consulta la guía completa del Consejo General de Colegios sobre el cáncer oral

Fuentes: Consejo General, United Healthcare Dr Eduardo Ceccoti (Cáncer oral 1993)

El origen del cepillo de dientes

Hoy en día en la práctica totalidad de las casas hay al menos un cepillo de dientes por persona, sin embargo y aunque pensemos que es algo común desde hace siglos, la realidad es que la universalización del uso del cepillo de dientes no tiene tantos años como el invento. Y es que aunque se pueda creer lo contrario el cepillo de dientes lleva ya muchos con nosotros. Eso sí, el más similar al de nuestros días apareció en 1938 (cepillo de nailon) como una evolución del creado originalmente en la corte imperial de China en 1498.

Diversas investigaciones indican que aunque previamente se utilizaban rudimentarios utensilios (palos masticables, ramas de areca, etc) para limpiar los dientes, el cepillo, prácticamente, como lo conocemos hoy en día surgió en el siglo XV, concretamente en China en 1498. El invento ‘imperial’ consistía en un mango de hueso al que se le habían cosido cerdas (extraídas de cerdos originarios de zonas frías ya que están eran más duras). Los mercaderes y las rutas comerciales hicieron llegar el ‘invento’ a Europa pero la extrema dureza de las cerdas jugaba en su contra y provocaba rechazo. Por ello, en el viejo continente no se llegaron a usar hasta el siglo XVII. Eso sí, con otro tipo de pelos más blandos como es el caso de los de caballo. Sin embargo, seguía siendo un producto reservado para reyes y clases altas ya que su coste era demasiado elevado.

El cepillo con cerdas artificiales como hoy lo conocemos no llegaría hasta bien entrado el siglo XX. Concretamente en 1938 cuando con el desarrollo del nailon se aplicó esta tecnología a los cepillos de dientes descartando así las cerdas de origen animal. Y es que desde el punto de vista de la higiene y la transmisión de bacterias estas presentaban problemas. Así lo puso de manifiesto Louis Pasteur con sus descubrimientos en el XIX. Gracias a sus investigaciones los odontólogos fueron conscientes de que dado que las cerdas animales se mantenían húmedas ello podía favorecer la aparición de bacterias y hongos microscópicos. A su vez, la dureza de las cerdas generaba más heridas por lo que el contagio y transmisión de las bacterias era más que factible. Así y como propugnaba Pasteur, la solución pasaba por la esterilización con agua hirviendo. Sin embargo, este proceso acababa ablandando en exceso y de forma permanente las cerdas de origen animal por lo que el cepillo quedada inservible a corto plazo.

 

En 1930 se descubrió el nailon y ocho años después se creó el primer cepillo de dientes con este material. Era el ‘Dr. West’s Miracle Tuft Toothbrush’. El nuevo cepillo de nailon presentaba múltiples ventajas. En primer lugar se secaba rápidamente con lo que se subsanaba el problema de la aparición de bacterias por humedad y con ello el riesgo de infección pero al mismo tiempo el nuevo material hacía que el cepillo fuese duro y flexible a la vez con lo que su uso era más agradable y efectivo.  Sin embargo, al principio su tacto era demasiado duro y en ocasiones ocasionaba heridas hasta que en 1950 consiguieron un cepillo más blando. Era el cepillo Park Avenue que cuadriplicaba el precio del original. Posteriormente en 1961 llegaría el primer cepillo eléctrico (broxodent). Y desde ahí hasta ahora este útil invento no ha sufrido grandes variaciones salvo mejoras de diseño y múltiples posibilidades de productos.

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