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El artículo 78 por Enrique Llobell

Ya estamos en marcha. En nombre de toda la Junta os doy las gracias por la confianza. Somos prácticamente los mismos y mantendremos nuestra línea de trabajo, abiertos como siempre a cualquier sugerencia.

​Recientemente, he tenido ocasión de salir en dos programas de televisión nacionales. Después del primero, “Las mañanas de Mariló Montero”, algunos compañeros pensaron que mi agresividad podía ser perjudicial, y así lo manifestaron en algunos foros, asustados, bien por las posibles denuncias al Colegio, bien por el cierre de las franquicias en las que trabajan. Pueden estar tranquilos, ni ha habido denuncias al Colegio, ni han cerrado las franquicias, en las que siguen trabajando con los diagnósticos que habitualmente suelen dar comerciales no odontólogos, y engañando al ciudadano con presupuestos con sobretratamientos obtenidos gracias a la publicidad falsa y engañosa que realizan las empresas en las que trabajan.

​El segundo programa, “Comando Actualidad”, no fue en directo, ni se empezó hablando mal de los dentistas, por lo que fui menos agresivo. Es cierto que se cortó mucho el programa, pero TVE nos dio una gran oportunidad de expresar nuestro descontento, y les estamos muy agradecidos porque reflejaron bien la realidad. Como todos sabéis, las cadenas privadas, que reciben importantes ingresos por publicidad de estas mercantiles, no quieren saber nada de nosotros y mucho menos del artículo 78 de la Ley 10/2013 de 24 de julio de garantías y uso racional de medicamentos y productos sanitarios que modifica la Ley 29/2006 de 26 de julio.​

El mercantilismo que mata la Odontología (*) por Enrique Llobell

* Títular original enviado para la Tribuna de opinión principal de El Mundo Comunidad Valenciana publicado el 21/9 por espacio los editores lo redujeron a ‘Mercantilismo y Odontología’.

En las últimas cuatro décadas, los estomatólogos alcanzaron un alto status social, en parte debido a la diferencia favorable entre oferta y demanda. El actual sistema de seguridad social, que se creó en los 60 y que ha sido hasta hace poco modelo mundial, excluyó la Odontoestomatología derivando a unos caminos diferentes la sanidad pública y la privada. Sin embargo, el ejercicio privado de la profesión no llevó a estos profesionales a la mercantilización. ¿Habían recibido una educación diferente? Puede ser. ¿Tenían suficiente trabajo y sus problemas económicos resueltos? Puede ser.

Demasiadas cosas buenas, que llamaron la atención a gente importante como Alfonso Guerra o Ernesto Lluch. No solo el socialismo se interesó por la profesión, también debió dolerle alguna muela  a algún miembro del Opus Dei y de la Santa Iglesia, y se crearon nuevas facultades de odontología. En Valencia ya hay cuatro. Además de la pública, la Cardenal Herrera-Ceu, la Católica y la UEM. El mismo descontrol que ha llevado a este país a la situación económica y laboral actual y que ha destruido los valores morales, ha llevado al caos a nuestra profesión. Nos encontramos ya con un número de odontólogos por habitante absolutamente inadmisible para la OMS, y hemos conseguido frenar la creación de dos facultades más, una en Gandía y  a otra en Torrente, si bien no lo hemos conseguido en Alicante. Millones de euros tirados en formación y escuela de parados.  Además, familias apretadas que se hipotecan hasta las cejas para que el/la flamante odontólogo/a curse una carrera y un máster que le permita ganar 600 euros al mes en una franquicia o clínica mercantil de inversor privado. Si los cobra, claro está. Porque este tipo de clínicas no son como las consultas privadas, donde el paciente es precisamente eso, un paciente y no es considerado con un cliente que sólo abona presupuestos. En las consultas el/la odontólogo/a, habla contigo y te explica el tratamiento. En las clínicas mercantiles y franquicias es habitual que sea un comercial no odontólogo.

La laxitud y permisividad político-legislativa en aras de una supuesta libertad de mercado está teniendo consecuencias dramáticas en numerosos sectores destruyendo pymes tradicionales condenando a la ruina a autónomos y destruyendo muchos empleos. Al final el beneficiado siempre es la gran empresa, la multinacional o el inversor. En los sectores sanitarios como la Odontología los efectos son más perversos aún ya que además de la ruina económica y el bolsillo de los pacientes se está jugando con su salud y eso es algo muy grave.

¿Qué ha pasado en estos últimos años para que seamos el país más atrasado de Europa en especialidades odontológicas y el único que sufre la mercantilización de la sanidad? Solo en nuestro país se permite regalar tratamientos, como higienes bucales, rx, etc, como si las profesiones de higienista dental o radiólogo equivaliesen a cero. Se ha permitido la aparición de franquicias en la rama sanitaria, (prohibidas en países como Francia donde sí se defiende al consumidor) con las nefastas consecuencias que todos conocemos. Los sucesivos Gobiernos y la CNMC, son en suma responsables de la situación de deterioro actual de una profesión centenaria como la nuestra, posiblemente también de parte de la crisis general española. Como consecuencia de toda esta incompetencia el consumidor recela de la actuación de los profesionales honestos.
Nuestro objetivo es velar por mantener el prestigio de la Odonto-estomatología pero créanme cada vez es más difícil. Y lo es por la aparición de estas mercantiles ya que sus prácticas agresivas y poco éticas dañan la imagen de un colectivo honrado. Todo ello va en detrimento de la imagen social de los odontólogos y sobre todo contra los pacientes. Precisamente por eso nosotros recibimos y atendemos numerosas reclamaciones de pacientes e intentamos ayudarles desde el Colegio.

Dentro de nuestra responsabilidad social como Colegio debemos informar y alertar a los valencianos sobre los problemas y peligros que hay en el sector. Por ello, realizamos campañas divulgativas. La última bajo el clarificador lema ‘¿Implantología a 235 euros? No te están contando toda la verdad’. Pues bien nuevamente nos hemos encontrado con trabas porque nuestro mensaje parece que molesta a quienes hacen negocio a costa de ciudadanos con problemas dentales. Y lo hace hasta el punto que la concesionaria municipal JCDecaux nos retiró en sólo 24 horas dos anuncios ubicados cerca de las clínicas Dentix que invierten enormes cantidades anuales en publicidad.

El dinero manda y JCDecaux prefirió primar al pez grande y retirarnos unilateralmente dos anuncios que pretendían alertar a los ciudadanos e informarles sobre las ofertas engañosas. Ante dicha censura y discriminación decidimos retirar el resto de carteles de dicho soporte por dignidad aunque no bajamos los brazos y seguimos exigiendo a la concesionaria la reposición de los carteles. Así se lo hemos transmitido al Ayuntamiento con una queja y solicitando su mediación. Aunque todo sean trabas, principalmente por intereses económicos, ni los odontólogos ni nuestro Colegio vamos a rendirnos. No agacharemos la cabeza tanto por el bien de los profesionales como por la salud y el bienestar de los pacientes valencianos a los que no se debe engañar.

Implantes a 200 € y sus consecuencias por César Cuñat

Que esta profesión está degenerando a pasos agigantados es un hecho. Hace unos
20 años se veía venir con la implantación de universidades privadas, constitución de clínicas por empresarios (hoy franquicias), y con unos gestores que tenían sus consultas llenas y veían poco probable una debacle como la que estamosviviendo. Probablemente nos podría haber pasado a cualquiera pero es una pena que no se atajase.
Las universidades son un negocio consolidado, en manos de personas que les da igual el devenir de la Odontología. Todo es legal, quién se atreve a cerrarlas hoy. Sólo cuando deje de ser negocio, los que las abren se verán abocados al cierre. Esto ya ha pasado en USA, pero el problema es que cuando esto pase esta profesión se habrá convertido en un solar
haciendo de los campos que pisó Átila unos frondosos valles.
Parece ser que ningún dirigente quiere poner cordura en este tema. A colación de este problema viene la superpoblación de profesionales que sin posibilidad de tener
un trabajo digno y bien remunerado se ven forzados a coger las maletas, o desayunar protectores gástricos y aceptar condiciones laborales que rozan la tomadura de pelo. Si quieres lo coges…
Ante este escenario de crisis nacional, clínicas por doquier y superpoblación de profesionales llegamos al resultado de la ecuación que es la falta de pacientes para todos, por lo que los más avispados (desalmados) optan por reventar precios para copar el trabajo.
No se dan cuenta que los pacientes que tienen hoy no los tendrán mañana. El que te va a ti por precio mañana se irá a otro que lo baje más.
Pocos agudizan el ingenio por ser mejores profesionales, tratar mejor a los pacientes o crear
elementos diferenciadores, optan por el recurso fácil de abaratar precios. De ahí que quiero dar mi más cínica enhorabuena a EA, CA, EP y tantos otros que tendrán el dudoso honor y orgullo cuando sus hijos les digan: papá, tú te cargaste la profesión!!!
Puede sonar a discurso de protección de elitismo de la odontología, pero no es así. No dudo que sus implantes están homologados, que sus laboratorios tienen licencia pero sí dudo de su lealtada esta profesión. Seguramente se reirán cuando lean esto. Su argumento moral: si lo hacen las franquicias…
Desde el ICOEV estamos trabajando en responder a esta política de desprestigio, en breve tendréis el resultado en la calle, medios y en la sala de espera de vuestras consultas. Le daremos valor a nuestro trabajo e intentaremos hacer pensar a la gente que el Low Cost en nuestra boca es un peligro, la Comisión de Ética puede ya ilustrarlo.
Es por ello que quiero agradecer personalmente a todos aquellos compañeros que han mantenido la dignidad de nuestro trabajo y que confíen en que en unos años los pacientes sabrán diferenciar cuándo van a una clínica buena y una mala.
Porque evidentemente trabajar con buenos materiales, con marcas consolidadas siempre va
a tener un coste más alto. Que el técnico de laboratorio se rija por los mismos principios y nos elabore las prótesis con el tiempo adecuado también encarecerá el tratamiento. Y esto es lo que debemos transmitir al paciente, si para su bocales compensa ahorrarse esos euros a costa de garantizarse un trabajo en condiciones y evitar en un futuro problemas. No son zapatos ni pantalones. Ya pasó con las prótesis mamarias no hace mucho tiempo.
Es fácil hacer ver a un paciente que si una clínica tiene unos costes altísimos derivados de un alquiler alto, más empleados (comerciales, auxiliares), publicidad, etc, difícilmente puede ofrecer unos tratamientos a menos precio que el resto. Algo falla en la ecuación.

Publicidad y otros asuntos de actualidad colegial por Enrique Llobell

En  diciembre, os hablé de publicidad ilegal, por falsa o engañosa. Os decía que de acuerdo con la nueva ley de productos sanitarios 10/2013, artículo 78-apartado 6, “no podrán ser objeto de publicidad destinada al público los productos sanitarios que estén destinados a ser utilizados o aplicados exclusivamente por profesionales sanitarios”. Desde entonces, y aunque los resultados no han sido rápidos como sería deseable, ya hemos logrado la retirada y reformulación de un relevante número de anuncios. Terminaba diciendo “ya veremos que inventan”….
Pues bien, ya han inventado. Están utilizando un sistema de publicidad engañosa, que ya dirán los jueces si es falsa o si es una estafa. Consiste en anunciar un producto por seis veces menos de lo que finalmente van a cobrar.
La primera consecuencia es que el ciudadano, que ya nos ve caros porque está acostumbrado a la sanidad gratuita, ahora, además, nos ve como timadores. Las denuncias están puestas, pero ya sabemos que la peor injusticia es una justicia lenta, y la nuestra no es que sea muy rápida.
Por cierto, que acabamos de ganar a Vitaldent el juicio sobre la campaña “haz las paces con tu dentista”. Juicio que ha llevado el Consejo General pero que no olvidemos que se inició a instancias del Colegio de Valencia y luego nos retiramos para que lo llevase el Consejo por tratarse de un asunto de competencia nacional. La sentencia está recurrida.
Para combatir este nuevo sistema de publicidad de venta a trozos que ofrecen esos comerciantes,vamos a destinar una parte importante de dinero a una campaña de contrapublicidad, que comenzaremos en septiembre. Antes de iniciarla realizaremos un documento explicativo que podréis poner vuestras salas de espera y entregar a vuestros pacientes para que lo difundan.
Con los intrusos tenemos una pelea parecida. Últimamente pedimos al juzgado medidas cautelares contra Molaris Dental, y el juzgado nos contestó que no, que cuando se celebre el juicio ya veremos. Es decir, yo mañana me cuelo en el juzgado y me pongo a celebrar juicios y a poner sentencias y cuando vengan a tirarme, les diré que “ya se verá en el juicio dentro de dos años”. Y mientras, a ejercer de juez. Pero no lo hemos dejado ahí, también solicitamos su cierre a Sanidad pero seguimos a la espera.
En la revista colegial de este mes de julio publicamos unas interesantes estadísticas de la Universidad de Valencia. En relación con ellas y según el último informe del Consejo General, seguimos siendo el Colegio profesional con mayor paro de toda España, triplicando el índice del siguiente. Nos queda el consuelo de pensar que somos los primeros en todo, en lo bueno, y en lo malo.
También aprovecho para recordaros otros asuntos tratados en la Asamblea General Ordinaria del ICOEV, como la decisión de prorrogar un año más el pago de la cuota del Consejo por parte del Colegio, 140.000 euros que no repercutimos en vosotros.
Además cabe reseñar el cambio de presidencia en el Consejo General, con el indiscutible triunfo del Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Colegio de Murcia.
Mucho más divertidos, han sido los actos del Centro de Estudios, como la reunión de Alicante y el acto de clausura.

Un saludo a todos/as

 

Enrique Llobell

Presidente

Publicidad ilegal e intrusismo profesional por Enrique Llobell

Parece que se haya acabado la odontología como profesión sanitaria, con tanto mercantilismo y muchos de nosotros no estamos dispuestos a perder la batalla. Sobre todo si nos sentimos apoyados por los jóvenes profesionales.

Es cierto que tenemos muchas cosas en contra. Tenemos en contra a la Comisión Nacional de la Competencia, una de nuestras mayores desgracias, que autorizan visitas y tratamientos gratuitos y por debajo de coste, destruyendo la calidad asistencial porque lo que menos les importa es la salud del paciente.

También tenemos en contra estas nuevas mercantiles que aparecen en nuestra profesión llamándose a sí mismas aseguradoras, cuando no aseguran nada, montan sus clínicas entre calcetines de grandes almacenes o entre hamburgueserías, qué más da, y confunden a sus asegurados, ya que éstos creen que se les asegura su boca, cuando lo único que hacen es derivarlos hacia una consulta dental propia en la que tendrán que abonar un precio por su tratamiento, muchas veces superior al de su dentista habitual.

Por supuesto tenemos en contra a las franquicias que realizan publicidad engañosa, vendiendo el bolso a trozos como ya hemos dicho, aprovechándose además de la “especial” normativa española.

También tenemos en contra al Gobierno, que ha hecho oídos sordos a nuestras quejas, creando facultades innecesarias y masificando la profesión en contra de la Organización Mundial de la Salud.

Por último, entre otros enemigos, también tenemos a los intrusos. Tenemos en la ciudad consultas abiertas por protésicos dentales que trabajan directamente en la boca de los pacientes, y que obtienen prescripciones de “compañeros” odontólogos para realizar las prótesis que directamente colocan. Otros “compañeros”, dejan en su consulta a los protésicos trabajando sobre sus pacientes mientras se van de compras, al cine o de viaje, o simplemente van sólo a recoger la caja.

Sin embargo la profesión de protésico dental es igual de digna que la nuestra, como la de enfermero es igual que la de médico, y pienso que es su colegio profesional quien debería perseguir a los malos, como nosotros perseguimos a nuestros malos, que en todas las profesiones ‘cuecen habas’. Mi abuelo fue protésico antes que odontólogo y tuvo dos hijos, uno se hizo protésico y el otro estomatólogo. El protésico de mi abuelo era Francisco Gascón,  padre de mi amigo estomatólogo tristemente fallecido Francisco Gascón Mayordomo, y mi padre es el padrino de su hermana. Quiero decir que muchas familias valencianas de odontólogos tienen sus raíces en los protésicos dentales, como los Monlleó, los Martínez Miñana, o nosotros, y mantenemos una gran relación de amistad con nuestros protésicos, en muchas ocasiones nuestra familia. Mi protésico Luis Maravall es un gran amigo a quien quiero y respeto, que ha pasado su vida trabajando jornadas larguísimas, incluyendo muchos sábados y algunos domingos. Los protésicos dignos y honrados forman parte de nuestra gran familia, como la forman las higienistas dentales y las auxiliares de clínica, y todos debemos velar porque la unión protésico-odontólogo se mantenga siempre con amistad, armonía e igualdad dentro de la ley. Seguiremos luchando porque nuestra profesión siga siendo una profesión sanitaria.

 

La Odontología, ¿una profesión sanitaria? por Enrique Llobell

Para algunos, es una pregunta absurda. Una profesión que trata de cuidar el cuerpo humano es siempre una profesión sanitaria. Sin embargo, muchos creen que la odontología está a punto de morir como tal, dando paso a una nueva y floreciente profesión mercantil, exenta de calidad sanitaria.

Expuesta en una gráfica, la calidad de la odontología en España tuvo siempre un sentido ascendente, con odontólogos primero y estomatólogos después, que se han distinguido y han sido distinguidos internacionalmente.

En la actualidad siguen existiendo grandes profesionales, pero son una minoría en relación con el volumen de dentistas actual. Por supuesto que hay culpables directos de esta mercantilización.

En primer lugar, la Comisión Nacional de la Competencia, auténtica desgracia para cualquier profesión autónoma, formada evidentemente por un grupo de incompetentes en las profesiones sanitarias, que entienden de números siempre que favorezcan a grandes empresas, pero les importa un pito tanto el profesional independiente como la salud del paciente. Al autorizar las visitas gratuitas, los tratamientos gratuitos y los tratamientos por debajo de coste han destruido la calidad asistencial, además de deteriorar la tan necesaria relación de confianza entre el profesional y el paciente. El director de una de las empresas más favorecidas por estas actuaciones no tuvo empacho en reconocer, en unas recientes declaraciones, que su empresa supera los 400 millones de euros de facturación anual (recordemos 64.000 millones de pesetas, por si tenemos que volver a  ellas), gracias a la permisividad española de cualquier tipo de publicidad. Da igual que sea denigrante para la profesión que engañosa para el paciente, aprovechándose de un pueblo, como decía recientemente Luis Antonio de Villena «básicamente inculto» y que yo corregiría «básicamente, intencionadamente y recientemente abocado a la incultura» porque, y aquí no le corrijo una coma, «los que menos valen guían a los que valen más». Además, a estas franquicias o multinacionales del diente, se les han dado una serie de ventajas absolutamente prohibidas en países como Francia o Alemania, lo que no les permite abrir sus locales comerciales en los principales países de la Comunidad Europea, y por ello no tienen más remedio que ir a destruir la profesión a otros países con odontólogos menos afortunados, menos unidos, o con menor capacidad de presión como Polonia.

En segundo lugar, la increíble voracidad de las aseguradoras, empresas mercantiles que están perdiendo cuota de mercado en la medicina debido al ahogamiento económico de los españoles que prefieren cada vez más la seguridad social, y han visto la solución de sus problemas en el mercado de la odontología, lanzándose a por él siguiendo el camino de las franquicias y olvidándose que son aseguradoras. En sus empresas dentales, pongamos por ejemplo las emergentes clínicas que se montan hoy en día entre los calcetines de los grandes almacenes, y que pronto se montarán en las hamburgueserías o mercadillos, el asegurado de la compañía no tiene ningún seguro dental. Me explico: el asegurado en cualquiera de estas compañías cree que su seguro médico le da además una cobertura dental, y esto no es cierto, ya que no le asegura nada en su boca, únicamente lo deriva hacia una consulta propia en la que tendrá que abonar un precio por su tratamiento, en muchas ocasiones superior al que tenía con su dentista habitual. Así nos encontramos con un mercantilismo en el desglose de la factura, pongamos por ejemplo, de un implante dental: honorarios de cirujano, de enfermera, material utilizado en la cirugía, y hasta los gastos de agua, luz, teléfono del local. Nos incrementarán la factura de ese implante anunciado, inicialmente a X, hasta llegar a 8 o 10 veces esa cantidad. Digámoslo más claro, es como si te anunciasen el coche por un precio inicial y tuvieses que añadirle el motor, las ruedas, los asientos y un sinfín de cosas más.

En tercer lugar, el propio Gobierno, y me da igual el color que tenga, porque nunca ha protegido la profesión, ha hecho oídos sordos a nuestras quejas, ha favorecido la creación de facultades privadas y la masificación de la profesión en contra de todas las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Y llevándonos a la cola y al culo de Europa en la formación de especialistas, pues ya somos el único país de la Comunidad Europea que carece de ellas y no parece que haya ninguna prisa por desarrollarlas, si bien en la Comunidad Valenciana tenemos muy adelantado un proyecto independiente para la creación de las mismas, que para algo tienen que servir las maltrechas autonomías.

Al igual que para salir del hoyo  en que algunos nos han metido se pide la reforma de la Constitución (yo personalmente empezaría por la amnistía fiscal de 1991), nosotros sólo pedimos estar a la par con los principales países de la Comunidad Europea, es decir, establecer límites para el número de estudiantes de odontología, como ya se hizo en Medicina y abolir esas normas de economía barata en que se permite regalar la radiología, o la higiene bucal entre otras, denigrando la profesión de higienista dental a cero absoluto y realizar otras tantas tropelías. He leído en varias ocasiones que en cultura estamos volviendo a la Edad Media, y yo he dicho en otras tantas que si no cambiamos, pronto seremos superados por los odontólogos del tercer mundo. ¡Basta ya!

Salvemos la Odontología por Mar Fernández

Hace un par de meses se creó esta página en Facebook. Todo comenzó por la orla de la ultima promoción de una universidad privada, donde aparecen 400…¿odontólogos? ¿futuros parados o explotados?. He perdido la cuenta de todas las facultades que hay. ¿Eran necesarias? ¿Y tantos alumnos por curso?

Esta página comenzó con un clamor general por los números clausus, algo evidentemente necesario desde hace tiempo y que inexplicablemente no llega. Los compañeros que trabajan en el extranjero, nos comentan que se empieza a poner en duda la formación de nuestros odontólogos, y publican en el muro artículos donde se critica la gran cantidad de licenciados que salen cada año en nuestro país. Es fácil de entender que en una clase de 400 ¿Cuantos tallados, endodoncias y extracciones habrá hecho cada uno? ¿Nadie regula esos planes de estudio?

 

El exceso de plazas universitarias, un lucrativo negocio para unos pocos…y otra burbuja que nos va a explotar.

Los intermediarios. Otra lacra que tenemos que soportar. Seguros, franquicias….Qué decir que no se haya dicho ya. Los recién licenciados con poca experiencia y difícil panorama laboral acaban trabajando para ellos. Aceptando contratos abusivos. Pronto la mayoría seremos mileuristas a sueldo de estas empresas. Mientras los avances tecnológicos y la especialización nos permite dar unas soluciones fantásticas tanto a nivel funcional como estético a nuestros pacientes… Cada vez veo más ofertas de productos cutres y tratamientos de dudosa calidad/ética, todo por ser el más barato, el más rentable. Los gestores de estas empresas sólo entienden de rentabilidad, no les hables de las necesidades del paciente, del tratamiento más fiable y duradero, menos molesto y con menos complicaciones, … eso a ellos no les preocupa.

El intrusismo. Es alucinante el descaro de algunas personas. Triste la lentitud de nuestra justicia. Y desesperante lo barato que les sale, con lo que vuelven a reincidir pues han rentabilizado de largo el engaño. ¿Conseguiremos que se endurezcan las penas?

Y lo más preocupante de todo: La deslealtad. ¿Qué está pasando? Es triste ver cómo cada vez más “compañeros” (por decir algo) tiran los precios por los suelos intentando captar pacientes. Desprestigiando su trabajo y el de los demás dentistas.

Un  buen trabajo, realizado por un profesional cualificado, con unos materiales de calidad y en unas condiciones de higiene y esterilidad adecuados, tiene un precio.

En estos tiempos difíciles, hay compañeros que han apostado por la calidad y honestidad a pesar de que han visto que con ello sus beneficios disminuían. Me quito el sombrero ante ellos y desde aquí les felicito por su tesón y buenhacer. Les animo a seguir así. Sé por experiencia que a veces es complicado, pero la satisfacción interior de estar haciendo las cosas bien, queda,  y nos da energías para seguir sonriendo y luchando.

Otros compañeros se han decidido por la publicidad masiva (es evidente que lo del boca a boca no les funciona, o que han apostado por un modelo de clínica donde necesitan más de lo que dan).

Y algunos …,  por ponerse  a la altura de las franquicias y seguros que sabemos que usan la política del engaño. Daña a quien lo hace, pero también nos desprestigia a todos. En una época de crisis donde al paciente le cuesta gastarse el dinero, deberíamos ofrecer buenos tratamientos, duraderos y fiables por los que merezca la pena pagar. Y no jugar al engaño de «te doy esto gratis, y te coloco esto que me cuesta poco porque es de mala calidad pero tú no lo sabes y del margen que me queda me cobro las dos cosas».  ¿Donde se ha visto que la gente acuda con un cupón de descuento al ginecólogo/oftalmólogo/pediatra? Los últimos que he visto venían en la bolsa del pan. ¿Ese es nuestro lugar? Cuponcitos de descuento recortables… Las clínicas parecen cada vez más un zoco donde te regatean los presupuestos y el paciente quiere decidir lo que necesita y lo que no. Me molesta mucho la situación, pero tengo claro que los pacientes hacen lo que ven. Si ven posibilidades de descuentos del 90% ¿No es normal que estén confusos?

Así que ¿De quién tenemos que salvar la odontología? Necesitamos un cambio de rumbo, escuchar menos a los publicistas y gestores que hemos incorporado a nuestra plantilla. Y comportarnos como profesionales de la salud. La elección del profesional debe ser un acto de confianza y respeto. Por tanto, busquemos la excelencia, preocupémonos por dar al paciente la mejor solución a su problema, seamos buenos profesionales y respetémonos.

Hemos de alejarnos del mercadeo y la carrera del más barato pues eso nos llevará a la miseria profesional.

Debemos valorar nuestro trabajo y el de nuestros empleados y colaboradores. De esa forma también lo valorarán nuestros pacientes.

Y finalmente, debemos retomar las batallas perdidas y unirnos para volverlas a luchar. Ahora somos muchos más y la situación ha cambiado. Presionemos a las personas con competencias para pedir y legislar, para  que  frenen este despropósito. El prestigio de nuestra profesión está por los suelos. La salud bucal de la población lo está sufriendo ya.

Mar Fernández es vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia (ICOEV).

El peligro de convertir la salud en un negocio de inversores

Recientemente leíamos en la prensa que la multinacional Vitaldent ha logrado más de 34 millones de euros de beneficios (un 15% más) el pasado año y que prosigue su expansión en Italia  y Polonia con la apertura de nuevos centros. Sin duda se trata de una buena noticia pero ¿para quien? La respuesta se antoja obvia, sus inversores son los verdaderos beneficiados de esta noticia. Y es que en este caso la relación salud-negocio es más que clara. Este modelo de negocio-salud-inversor no solo es aplicable a esta conocida multinacional sino también a los seguros que en los últimos años han acelerado sus procesos de crecimiento.

En ningún momento ocultan su objetivo que no es otro que hacer negocio, expandir su presencia y ante todo lograr cada vez más beneficios. Una visión muy alejada y de difícil casamiento con los objetivos de la medicina y la preocupación por la salud de los pacientes.

La lógica manda y cuando alguien antepone la obtención de rentas y beneficios para sus inversores es obvio que por algún lugar hay que recortar y precisamente estos recortes deben proceder de algún sitio. Las numerososas quejas de pacientes y profesionales sobre sus métodos y sobre todo la lógica nos hace pensar que la maximización de estos beneficios puede ser a costa de la seguridad de los pacientes y de la estabilidad laboral profesionales de la Odontología.

¿Cómo se pueden lograr estos beneficios? Con bajadas de precios, múltiples ofertas, gratuidades y publicidad. ¿Y cómo se logra obtener beneficios a pesar de hacer una gran inversión en publicidad y ofrecen bajadas de precios y múltiples prestaciones gratis? Pues bien la razón nos indica que sólo hay un camino: reduciendo costes de producción. Y ‘el ABC’ de las multinacionales y el sentido común indica que ese camino pasa por bajar la calidad de los materiales utilizados y reducir al máximo los salarios de los profesionales vinculándolos a producción. Es decir que cobran más cuantos más tratamientos prescriban y realicen.

Ello establece una relación negocio-salud que resulta perversa ya que va en contra de los principios de la medicina. Unos principios, los defendidos por este colegio profesional y sus colegiados ya que lo primero es la salud de los pacientes y el camino para llegar a ella pasa por la profesionalidad y la preponderancia del criterio médico frente a valores puramente comerciales propios de otros sectores no sanitarios. Unos valores los de la medicina tradicional que son los que defienden los profesionales de a pie, los dentistas con referencias, los de consulta propia de toda la vida o los que con mucho esfuerzo la han montado en los últimos años. En definitiva, los que luchan para salvaguardar su clínica frente a esta competencia en desigualdad de condiciones y se preocupan realmente por la salud de sus pacientes.

La contraposición de conceptos es clara: servicio médico de salud con criterio clínico (medicina tradicional) y por el que se obtiene unas compensaciones económicas frente a una salud vista como un negocio gestionado por multinacionales o aseguradoras que a su vez están dirigidas por meros gestores o economistas cuyo único objetivo es satisfacer el deseo de enriquecimiento de sus inversores.

Por ello, la pregunta a la ciudadanía es clara en una cuestión tan vital como la salud: ¿En manos de quién pondrías tu boca?, ¿En firmas que buscan beneficios sin tapujos y a toda costa? o ¿en las del profesional que defiende los valores de la medicina?.

¿EN MANOS DE QUIEN PONDRÍAS TU SALUD BUCAL??

 

Cómo reducir el riesgo bacteriano de un cepillo de dientes

Los cepillos dentales ya sean eléctricos o manuales son sin duda el principal aliado de la salud bucodental. Su buen y periódico uso es más que útil para evitar disgustos mayores,  en forma de complicaciones (sarro, caries, enfermedad periodontal, etc), en nuestra boca.

Y es que si el ciudadano no cuida o realiza un mantenimiento adecuado al cepillo, previniendo la aparición y proliferación de las bacterias, gérmenes u hongos en las cerdas, estas pueden traer consigo los consiguientes riesgos para la salud. Así lo ponen de manifiesto numerosos estudios en los últimos años. Éstos demuestran que las bacterias no solo son capaces de crecer y reproducirse en las cerdas del cepillo, sino que también tienen la capacidad de transmitir por todo el cuerto los microorganismos responsables de enfermedades.

Bacterias como la salmonela, e. coli y estreptococos, respiratorias, etc pueden colonizar ‘invisiblemente’ nuestros cepillos, así, la higiene y la prevención son importantes.

Por todo ello y para reducir los riesgos bacterianos de un cepillo de dientes os recomendamos lo siguiente:

No compartir el cepillo de dientes con nadie.

Evitar el contacto cercano con otros cepillos.

Cambiar de cepillo cada 3 o 4 meses.

Cambiar el cepillo tras una gripe, resfriado o infección bucal ya que los gérmenes pueden permanecer en las cerdas y reactivar el problema.

Tapar las cerdas con una funda y colocarlo en posición vertical.

Guardarlo en un lugar no húmedo; A pesar de lo comúnmente pensado el baño no es el lugar más adecuado para guardar el cepillo ya que es un lugar donde la humedad está presente (ducha, agua caliente, etc) y hay riesgo de aspersión de bacterias presentes en heces u orina.

Enjuagar el cepillo con agua a presión tras su uso para eliminar restos de saliva y pasta dentífrica.

Esterilizar si es posible.

 

 

 

¿De verdad le arrancaron los dientes? por Enrique Llobell

Recientemente se publicó en toda la prensa nacional la noticia de un dentista de Zaragoza, que ha arrancado los dientes a una paciente que no le quería pagar.

Esta noticia ha generado todo tipo de comentarios en los nuevos sistemas de comunicación. No conozco al dentista ni a la paciente, por lo que voy a dar mi opinión, una más, a la espera de que el asunto sea resuelto judicialmente.

Leo que  entre gritos y sollozos, la “pobre” mujer se ha ido a la policía y ésta ha metido al dentista en el calabozo. Vaya como está la profesión.   He intentado ponerme en contacto con el dentista de Zaragoza, pero me ha sido imposible, ha cerrado su consulta. Imposible también comunicar con la paciente. Leída la noticia, justo al final del todo, donde ya nadie llega, pone que la paciente acudió a puertas de urgencias, enviada presumiblemente por la policía, y el informe médico dice que no hay lesiones. Que curioso. Le han arrancado los dientes  y no hay lesiones. En otro punto de la noticia dice que la paciente es la madre de una empleada del doctor. Vaya por Dios. Al parecer, hubo un acuerdo económico por un precio muy inferior al habitual. Al negarse la paciente a abonar la prótesis, según ella mal presupuesta, el dentista optó por retirarla, desatornillándola o descementándola, después de convencer a la paciente de que iba a ajustarla mejor. No le hizo ningún daño, eso es evidente, pero ella se sintió engañada al verse sin dientes, y abandonó la consulta entre gritos. Acudió a la policía, que la envió a por el informe médico de urgencias. Que fácil resulta realizar todas estas maniobras cuando conoces los entresijos de una clínica dental, porque allí trabaja tu hija.

Estas prácticas son habituales en otras profesiones, y se las conoce como engaño, timo o estafa. Ahora empiezan a llegar a profesiones como la odontología, profesiones sanitarias que se empiezan a confundir con simples comercios por culpa un poco de todos.

Las nuevas formas de practicar la odontología, con franquicias donde trabajan falsos dentistas, y con tantos intrusos, están cambiando la forma de entender la profesión. Desgraciadamente, esto sólo pasa en España, porque esas franquicias no funcionan en el resto de Europa, donde tampoco trabajan los intrusos. Aquí, si. Y vemos profesionales destrozados, como este joven que tendrá que esperar el resultado de un juicio que tardará mucho tiempo en resolverse.

Mientras tanto los actuales medios de comunicación no especializados propician informaciones y debates, que no benefician en nada a la profesión ya que generan una gran desconfianza por parte de los ciudadanos.

 

Enrique Llobell

Presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia

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