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Cuando la Odontología se convierte en un bien comercial y se olvida la SALUD

En los últimos años y con la crisis económica como elemento acelerador, la salud dental parece haberse convertido en un bien de consumo cualquiera sometido a las leyes del mercadeo puro y duro. La expansión del negocio de las multinacionales del diente (grandes cadenas y franquicias) y de las aseguradoras sanitarias ha logrado que actos sanitarios vinculados totalmente a criterios médicos se hayan convertido en sujeto activo de ofertas, regalos así como otras técnicas de marketing. El problema de estas acciones encaminadas a captar clientes implica un problema para la calidad asistencial y por lo tanto para la salud dental de la población.

Primero fueron las ofertas de primera visita gratuita, luego las limpiezas y radiografías dentales y últimamente las aseguradoras sanitarias han tomado la palabra y directamente regalan meses de asistencia dental como gancho para captar nuevos clientes anuales o para fidelizar los existentes. Y es que con estas prácticas, una especialidad sanitaria prestigiosa y apreciada por la ciudadanía ha sido convertida en un bien de consumo más con el que se puede comerciar, cual mercadillo, con el peligro para la salud que ello conlleva.

La popular máxima de «no hay duros a cuatro pesetas» o «nadie regala nada por nada» cobra todo su sentido en esta nueva Odontología low cost. Es obvio que en la vida no hay nada gratis por lo que en todas aquellas ofertas o promociones o bien esconde un coste que luego deberá ser asumido, sin saberlo, por parte del paciente o bien y lo que es aún peor corre a costa de la salud del paciente.

¿Cómo se pueden recortar los gastos para poder ofrecer esas ofertas o regalos poniendo en riesgo la salud de los pacientes? Pues bien puede hacerse de diversas formas, a saber: Utilizando productos dentales y herramientas de baja calidad. Con profesionales forzados a facturar actuaciones y servicios sanitarios innecesarios. Con profesionales sin cualificación (auxiliares, protésicos, etc) ejerciendo funciones exclusivas de un odontólogo (reciente caso Vitaldent en Almendralejo con sentencia). Con dentistas sobrecargados de trabajo y obligados a dedicar escasos minutos a atender a numerosos pacientes dado que su salario está en función de su actividad.

Con las agresivas campañas de las grandes empresas, la Odontología parece que ha pasado de ser un área científico-sanitaria que mejora la calidad de vida de los pacientes en un bien consumible cualquiera tipo ropa, zapatos, electrodomésticos, telefonía, etc. Precisamente una nueva y preocupante Odontología en la que lo que prima es la oferta y el precio más bajo frente a la calidad y la seguridad. Ahora, olvidamos una cosa muy importante: Si compramos una prenda y sale mal no pasa nada. La devolvemos o la tiramos. Sin embargo si un acto sanitario es prestado en malas condiciones o sale mal quien lo paga es nuestra integridad física y el pago no es sólo con dinero sino con dolor e incluso con secuelas de diversa gravedad.

Además,  aquí el profesional no es un dependiente más que atiende ni un comercial que vende productos ambos sin mayor responsabilidad ni consecuencias. Se trata de un experto en su ramo que se enfrenta a problemas, trata enfermedades (caries, piorrea, traumas oclusales,etc) y las cura.
Estamos hablando de salud y con ella nunca se puede jugar o arriesgar lo más mínimo por ahorrarnos unos euros. Con la salud no se juega, las consecuencias pueden ser demasiado caras (y no económicamente hablando). Así que no hay que dudar en Odontología elige un profesional con referencias y huye de los chollos.

Alerta de posible fraude con el anzuelo de Páginas Amarillas

Tras la denuncia de un odontólogo con clínica en Valencia, el Icoev quiere comunicar y alertar a sus colegiados y al resto de la ciudadanía de la existencia de un posible fraude así como el turbio modus operandi que utilizan ciertas empresas de publicidad y anuncios que mediante engaños y abusando de la buena voluntad de los profesionales intenta facturar y cobrar cantidades económicas por un servicio que no corresponde al prometido.

Con el gancho de las conocidas Páginas Amarillas, las citadas empresas se ponen en contacto con la clínica y asegurando ser de esta conocida marca preguntan si la clínica quiere renovar su anuncio. Para no despertar dudas ofrecen la misma tarifa que el cliente pagó el anterior año con Páginas Amarillas (tienen conocimiento del precio oficial de los anuncios). Si es así solicitan el ingreso de la cantidad mediante transferencia bancaria a una cuenta propia. Sin embargo, si el cliente descarta ‘renovar’ ese anuncio por sospechar (como fue el caso denunciado) la operadora asegura que el cliente tiene pendiente de pago la inserción oficial del año anterior. Incluso y aunque el titular de la clínica se niegue en ese momento a abonar dicha cantidad por un servicio no prestado. Posteriormente se les envía una nota emulando una factura con el importe aportando datos muy básicos (seguramente los que se incluyen en el anuncio) y sin que ni siquiera se incluyan otros fundamentales para una factura oficial como es el caso del CIF de la clínica.  A pesar de las negativas de pago, estas firmas que aseguran ser del sector de la publicidad siguen insistiendo en reclamar esa supuesta deuda que nunca existió para hacer caja a costa del cliente que nunca contrató sus servicios. No en vano si el titular de la clínica les reclama el contrato que él pudiera haber firmado sobre ese anuncio-publicidad no obtiene respuesta alguna ya que obviamente no existe tal.

Además y si el cliente descubre que realmente no se trata de Páginas Amarillas como inicialmente le habían dicho, las firmas juegan con la ambigüedad y asegura que ellos comercializan un producto llamado con una marca o denominación muy similar a la conocida por todos (utilizando algunas de las palabras de la marca ‘Páginas Amarillas’ junto con otras) que obviamente nada tiene que ver con las populares Páginas Amarillas y donde sostienen que allí se publica tal anuncio.

Por todo ello, y ante las obvias malas artes de este tipo de empresas y de cualquier otra que utilice modus operandi similares, se recomienda rechazar el anuncio si no está plenamente certificada la legitimidad de la marca y del gestor comercial, en este caso de Páginas Amarillas. (Tras la llamada conviene llamar al número oficial de Páginas Amarillas para comprobar la autenticidad de la llamada).

En el caso que opten por reclamar  una supuesta deuda correspondiente al año anterior se recomienda no pagar en ningún caso y reclamarles el contrato firmado por el titular de la clínica en el que acepta la prestación de dicho servicio. Como obviamente éste no existe, ello debería ser suficiente para acabar con la estafa pero si aún así persisten el camino no es otro que amenazar con una denuncia y poner el caso en manos de un abogado, cosa que obviamente acabará con los intereses recaudatorios y posible fraude de estas firmas.

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