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Implantes a 200 € y sus consecuencias por César Cuñat

Que esta profesión está degenerando a pasos agigantados es un hecho. Hace unos
20 años se veía venir con la implantación de universidades privadas, constitución de clínicas por empresarios (hoy franquicias), y con unos gestores que tenían sus consultas llenas y veían poco probable una debacle como la que estamosviviendo. Probablemente nos podría haber pasado a cualquiera pero es una pena que no se atajase.
Las universidades son un negocio consolidado, en manos de personas que les da igual el devenir de la Odontología. Todo es legal, quién se atreve a cerrarlas hoy. Sólo cuando deje de ser negocio, los que las abren se verán abocados al cierre. Esto ya ha pasado en USA, pero el problema es que cuando esto pase esta profesión se habrá convertido en un solar
haciendo de los campos que pisó Átila unos frondosos valles.
Parece ser que ningún dirigente quiere poner cordura en este tema. A colación de este problema viene la superpoblación de profesionales que sin posibilidad de tener
un trabajo digno y bien remunerado se ven forzados a coger las maletas, o desayunar protectores gástricos y aceptar condiciones laborales que rozan la tomadura de pelo. Si quieres lo coges…
Ante este escenario de crisis nacional, clínicas por doquier y superpoblación de profesionales llegamos al resultado de la ecuación que es la falta de pacientes para todos, por lo que los más avispados (desalmados) optan por reventar precios para copar el trabajo.
No se dan cuenta que los pacientes que tienen hoy no los tendrán mañana. El que te va a ti por precio mañana se irá a otro que lo baje más.
Pocos agudizan el ingenio por ser mejores profesionales, tratar mejor a los pacientes o crear
elementos diferenciadores, optan por el recurso fácil de abaratar precios. De ahí que quiero dar mi más cínica enhorabuena a EA, CA, EP y tantos otros que tendrán el dudoso honor y orgullo cuando sus hijos les digan: papá, tú te cargaste la profesión!!!
Puede sonar a discurso de protección de elitismo de la odontología, pero no es así. No dudo que sus implantes están homologados, que sus laboratorios tienen licencia pero sí dudo de su lealtada esta profesión. Seguramente se reirán cuando lean esto. Su argumento moral: si lo hacen las franquicias…
Desde el ICOEV estamos trabajando en responder a esta política de desprestigio, en breve tendréis el resultado en la calle, medios y en la sala de espera de vuestras consultas. Le daremos valor a nuestro trabajo e intentaremos hacer pensar a la gente que el Low Cost en nuestra boca es un peligro, la Comisión de Ética puede ya ilustrarlo.
Es por ello que quiero agradecer personalmente a todos aquellos compañeros que han mantenido la dignidad de nuestro trabajo y que confíen en que en unos años los pacientes sabrán diferenciar cuándo van a una clínica buena y una mala.
Porque evidentemente trabajar con buenos materiales, con marcas consolidadas siempre va
a tener un coste más alto. Que el técnico de laboratorio se rija por los mismos principios y nos elabore las prótesis con el tiempo adecuado también encarecerá el tratamiento. Y esto es lo que debemos transmitir al paciente, si para su bocales compensa ahorrarse esos euros a costa de garantizarse un trabajo en condiciones y evitar en un futuro problemas. No son zapatos ni pantalones. Ya pasó con las prótesis mamarias no hace mucho tiempo.
Es fácil hacer ver a un paciente que si una clínica tiene unos costes altísimos derivados de un alquiler alto, más empleados (comerciales, auxiliares), publicidad, etc, difícilmente puede ofrecer unos tratamientos a menos precio que el resto. Algo falla en la ecuación.

Publicidad y otros asuntos de actualidad colegial por Enrique Llobell

En  diciembre, os hablé de publicidad ilegal, por falsa o engañosa. Os decía que de acuerdo con la nueva ley de productos sanitarios 10/2013, artículo 78-apartado 6, “no podrán ser objeto de publicidad destinada al público los productos sanitarios que estén destinados a ser utilizados o aplicados exclusivamente por profesionales sanitarios”. Desde entonces, y aunque los resultados no han sido rápidos como sería deseable, ya hemos logrado la retirada y reformulación de un relevante número de anuncios. Terminaba diciendo “ya veremos que inventan”….
Pues bien, ya han inventado. Están utilizando un sistema de publicidad engañosa, que ya dirán los jueces si es falsa o si es una estafa. Consiste en anunciar un producto por seis veces menos de lo que finalmente van a cobrar.
La primera consecuencia es que el ciudadano, que ya nos ve caros porque está acostumbrado a la sanidad gratuita, ahora, además, nos ve como timadores. Las denuncias están puestas, pero ya sabemos que la peor injusticia es una justicia lenta, y la nuestra no es que sea muy rápida.
Por cierto, que acabamos de ganar a Vitaldent el juicio sobre la campaña “haz las paces con tu dentista”. Juicio que ha llevado el Consejo General pero que no olvidemos que se inició a instancias del Colegio de Valencia y luego nos retiramos para que lo llevase el Consejo por tratarse de un asunto de competencia nacional. La sentencia está recurrida.
Para combatir este nuevo sistema de publicidad de venta a trozos que ofrecen esos comerciantes,vamos a destinar una parte importante de dinero a una campaña de contrapublicidad, que comenzaremos en septiembre. Antes de iniciarla realizaremos un documento explicativo que podréis poner vuestras salas de espera y entregar a vuestros pacientes para que lo difundan.
Con los intrusos tenemos una pelea parecida. Últimamente pedimos al juzgado medidas cautelares contra Molaris Dental, y el juzgado nos contestó que no, que cuando se celebre el juicio ya veremos. Es decir, yo mañana me cuelo en el juzgado y me pongo a celebrar juicios y a poner sentencias y cuando vengan a tirarme, les diré que “ya se verá en el juicio dentro de dos años”. Y mientras, a ejercer de juez. Pero no lo hemos dejado ahí, también solicitamos su cierre a Sanidad pero seguimos a la espera.
En la revista colegial de este mes de julio publicamos unas interesantes estadísticas de la Universidad de Valencia. En relación con ellas y según el último informe del Consejo General, seguimos siendo el Colegio profesional con mayor paro de toda España, triplicando el índice del siguiente. Nos queda el consuelo de pensar que somos los primeros en todo, en lo bueno, y en lo malo.
También aprovecho para recordaros otros asuntos tratados en la Asamblea General Ordinaria del ICOEV, como la decisión de prorrogar un año más el pago de la cuota del Consejo por parte del Colegio, 140.000 euros que no repercutimos en vosotros.
Además cabe reseñar el cambio de presidencia en el Consejo General, con el indiscutible triunfo del Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Colegio de Murcia.
Mucho más divertidos, han sido los actos del Centro de Estudios, como la reunión de Alicante y el acto de clausura.

Un saludo a todos/as

 

Enrique Llobell

Presidente

La Odontología, ¿una profesión sanitaria? por Enrique Llobell

Para algunos, es una pregunta absurda. Una profesión que trata de cuidar el cuerpo humano es siempre una profesión sanitaria. Sin embargo, muchos creen que la odontología está a punto de morir como tal, dando paso a una nueva y floreciente profesión mercantil, exenta de calidad sanitaria.

Expuesta en una gráfica, la calidad de la odontología en España tuvo siempre un sentido ascendente, con odontólogos primero y estomatólogos después, que se han distinguido y han sido distinguidos internacionalmente.

En la actualidad siguen existiendo grandes profesionales, pero son una minoría en relación con el volumen de dentistas actual. Por supuesto que hay culpables directos de esta mercantilización.

En primer lugar, la Comisión Nacional de la Competencia, auténtica desgracia para cualquier profesión autónoma, formada evidentemente por un grupo de incompetentes en las profesiones sanitarias, que entienden de números siempre que favorezcan a grandes empresas, pero les importa un pito tanto el profesional independiente como la salud del paciente. Al autorizar las visitas gratuitas, los tratamientos gratuitos y los tratamientos por debajo de coste han destruido la calidad asistencial, además de deteriorar la tan necesaria relación de confianza entre el profesional y el paciente. El director de una de las empresas más favorecidas por estas actuaciones no tuvo empacho en reconocer, en unas recientes declaraciones, que su empresa supera los 400 millones de euros de facturación anual (recordemos 64.000 millones de pesetas, por si tenemos que volver a  ellas), gracias a la permisividad española de cualquier tipo de publicidad. Da igual que sea denigrante para la profesión que engañosa para el paciente, aprovechándose de un pueblo, como decía recientemente Luis Antonio de Villena «básicamente inculto» y que yo corregiría «básicamente, intencionadamente y recientemente abocado a la incultura» porque, y aquí no le corrijo una coma, «los que menos valen guían a los que valen más». Además, a estas franquicias o multinacionales del diente, se les han dado una serie de ventajas absolutamente prohibidas en países como Francia o Alemania, lo que no les permite abrir sus locales comerciales en los principales países de la Comunidad Europea, y por ello no tienen más remedio que ir a destruir la profesión a otros países con odontólogos menos afortunados, menos unidos, o con menor capacidad de presión como Polonia.

En segundo lugar, la increíble voracidad de las aseguradoras, empresas mercantiles que están perdiendo cuota de mercado en la medicina debido al ahogamiento económico de los españoles que prefieren cada vez más la seguridad social, y han visto la solución de sus problemas en el mercado de la odontología, lanzándose a por él siguiendo el camino de las franquicias y olvidándose que son aseguradoras. En sus empresas dentales, pongamos por ejemplo las emergentes clínicas que se montan hoy en día entre los calcetines de los grandes almacenes, y que pronto se montarán en las hamburgueserías o mercadillos, el asegurado de la compañía no tiene ningún seguro dental. Me explico: el asegurado en cualquiera de estas compañías cree que su seguro médico le da además una cobertura dental, y esto no es cierto, ya que no le asegura nada en su boca, únicamente lo deriva hacia una consulta propia en la que tendrá que abonar un precio por su tratamiento, en muchas ocasiones superior al que tenía con su dentista habitual. Así nos encontramos con un mercantilismo en el desglose de la factura, pongamos por ejemplo, de un implante dental: honorarios de cirujano, de enfermera, material utilizado en la cirugía, y hasta los gastos de agua, luz, teléfono del local. Nos incrementarán la factura de ese implante anunciado, inicialmente a X, hasta llegar a 8 o 10 veces esa cantidad. Digámoslo más claro, es como si te anunciasen el coche por un precio inicial y tuvieses que añadirle el motor, las ruedas, los asientos y un sinfín de cosas más.

En tercer lugar, el propio Gobierno, y me da igual el color que tenga, porque nunca ha protegido la profesión, ha hecho oídos sordos a nuestras quejas, ha favorecido la creación de facultades privadas y la masificación de la profesión en contra de todas las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Y llevándonos a la cola y al culo de Europa en la formación de especialistas, pues ya somos el único país de la Comunidad Europea que carece de ellas y no parece que haya ninguna prisa por desarrollarlas, si bien en la Comunidad Valenciana tenemos muy adelantado un proyecto independiente para la creación de las mismas, que para algo tienen que servir las maltrechas autonomías.

Al igual que para salir del hoyo  en que algunos nos han metido se pide la reforma de la Constitución (yo personalmente empezaría por la amnistía fiscal de 1991), nosotros sólo pedimos estar a la par con los principales países de la Comunidad Europea, es decir, establecer límites para el número de estudiantes de odontología, como ya se hizo en Medicina y abolir esas normas de economía barata en que se permite regalar la radiología, o la higiene bucal entre otras, denigrando la profesión de higienista dental a cero absoluto y realizar otras tantas tropelías. He leído en varias ocasiones que en cultura estamos volviendo a la Edad Media, y yo he dicho en otras tantas que si no cambiamos, pronto seremos superados por los odontólogos del tercer mundo. ¡Basta ya!

Salvemos la Odontología por Mar Fernández

Hace un par de meses se creó esta página en Facebook. Todo comenzó por la orla de la ultima promoción de una universidad privada, donde aparecen 400…¿odontólogos? ¿futuros parados o explotados?. He perdido la cuenta de todas las facultades que hay. ¿Eran necesarias? ¿Y tantos alumnos por curso?

Esta página comenzó con un clamor general por los números clausus, algo evidentemente necesario desde hace tiempo y que inexplicablemente no llega. Los compañeros que trabajan en el extranjero, nos comentan que se empieza a poner en duda la formación de nuestros odontólogos, y publican en el muro artículos donde se critica la gran cantidad de licenciados que salen cada año en nuestro país. Es fácil de entender que en una clase de 400 ¿Cuantos tallados, endodoncias y extracciones habrá hecho cada uno? ¿Nadie regula esos planes de estudio?

 

El exceso de plazas universitarias, un lucrativo negocio para unos pocos…y otra burbuja que nos va a explotar.

Los intermediarios. Otra lacra que tenemos que soportar. Seguros, franquicias….Qué decir que no se haya dicho ya. Los recién licenciados con poca experiencia y difícil panorama laboral acaban trabajando para ellos. Aceptando contratos abusivos. Pronto la mayoría seremos mileuristas a sueldo de estas empresas. Mientras los avances tecnológicos y la especialización nos permite dar unas soluciones fantásticas tanto a nivel funcional como estético a nuestros pacientes… Cada vez veo más ofertas de productos cutres y tratamientos de dudosa calidad/ética, todo por ser el más barato, el más rentable. Los gestores de estas empresas sólo entienden de rentabilidad, no les hables de las necesidades del paciente, del tratamiento más fiable y duradero, menos molesto y con menos complicaciones, … eso a ellos no les preocupa.

El intrusismo. Es alucinante el descaro de algunas personas. Triste la lentitud de nuestra justicia. Y desesperante lo barato que les sale, con lo que vuelven a reincidir pues han rentabilizado de largo el engaño. ¿Conseguiremos que se endurezcan las penas?

Y lo más preocupante de todo: La deslealtad. ¿Qué está pasando? Es triste ver cómo cada vez más “compañeros” (por decir algo) tiran los precios por los suelos intentando captar pacientes. Desprestigiando su trabajo y el de los demás dentistas.

Un  buen trabajo, realizado por un profesional cualificado, con unos materiales de calidad y en unas condiciones de higiene y esterilidad adecuados, tiene un precio.

En estos tiempos difíciles, hay compañeros que han apostado por la calidad y honestidad a pesar de que han visto que con ello sus beneficios disminuían. Me quito el sombrero ante ellos y desde aquí les felicito por su tesón y buenhacer. Les animo a seguir así. Sé por experiencia que a veces es complicado, pero la satisfacción interior de estar haciendo las cosas bien, queda,  y nos da energías para seguir sonriendo y luchando.

Otros compañeros se han decidido por la publicidad masiva (es evidente que lo del boca a boca no les funciona, o que han apostado por un modelo de clínica donde necesitan más de lo que dan).

Y algunos …,  por ponerse  a la altura de las franquicias y seguros que sabemos que usan la política del engaño. Daña a quien lo hace, pero también nos desprestigia a todos. En una época de crisis donde al paciente le cuesta gastarse el dinero, deberíamos ofrecer buenos tratamientos, duraderos y fiables por los que merezca la pena pagar. Y no jugar al engaño de «te doy esto gratis, y te coloco esto que me cuesta poco porque es de mala calidad pero tú no lo sabes y del margen que me queda me cobro las dos cosas».  ¿Donde se ha visto que la gente acuda con un cupón de descuento al ginecólogo/oftalmólogo/pediatra? Los últimos que he visto venían en la bolsa del pan. ¿Ese es nuestro lugar? Cuponcitos de descuento recortables… Las clínicas parecen cada vez más un zoco donde te regatean los presupuestos y el paciente quiere decidir lo que necesita y lo que no. Me molesta mucho la situación, pero tengo claro que los pacientes hacen lo que ven. Si ven posibilidades de descuentos del 90% ¿No es normal que estén confusos?

Así que ¿De quién tenemos que salvar la odontología? Necesitamos un cambio de rumbo, escuchar menos a los publicistas y gestores que hemos incorporado a nuestra plantilla. Y comportarnos como profesionales de la salud. La elección del profesional debe ser un acto de confianza y respeto. Por tanto, busquemos la excelencia, preocupémonos por dar al paciente la mejor solución a su problema, seamos buenos profesionales y respetémonos.

Hemos de alejarnos del mercadeo y la carrera del más barato pues eso nos llevará a la miseria profesional.

Debemos valorar nuestro trabajo y el de nuestros empleados y colaboradores. De esa forma también lo valorarán nuestros pacientes.

Y finalmente, debemos retomar las batallas perdidas y unirnos para volverlas a luchar. Ahora somos muchos más y la situación ha cambiado. Presionemos a las personas con competencias para pedir y legislar, para  que  frenen este despropósito. El prestigio de nuestra profesión está por los suelos. La salud bucal de la población lo está sufriendo ya.

Mar Fernández es vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia (ICOEV).

El peligro de convertir la salud en un negocio de inversores

Recientemente leíamos en la prensa que la multinacional Vitaldent ha logrado más de 34 millones de euros de beneficios (un 15% más) el pasado año y que prosigue su expansión en Italia  y Polonia con la apertura de nuevos centros. Sin duda se trata de una buena noticia pero ¿para quien? La respuesta se antoja obvia, sus inversores son los verdaderos beneficiados de esta noticia. Y es que en este caso la relación salud-negocio es más que clara. Este modelo de negocio-salud-inversor no solo es aplicable a esta conocida multinacional sino también a los seguros que en los últimos años han acelerado sus procesos de crecimiento.

En ningún momento ocultan su objetivo que no es otro que hacer negocio, expandir su presencia y ante todo lograr cada vez más beneficios. Una visión muy alejada y de difícil casamiento con los objetivos de la medicina y la preocupación por la salud de los pacientes.

La lógica manda y cuando alguien antepone la obtención de rentas y beneficios para sus inversores es obvio que por algún lugar hay que recortar y precisamente estos recortes deben proceder de algún sitio. Las numerososas quejas de pacientes y profesionales sobre sus métodos y sobre todo la lógica nos hace pensar que la maximización de estos beneficios puede ser a costa de la seguridad de los pacientes y de la estabilidad laboral profesionales de la Odontología.

¿Cómo se pueden lograr estos beneficios? Con bajadas de precios, múltiples ofertas, gratuidades y publicidad. ¿Y cómo se logra obtener beneficios a pesar de hacer una gran inversión en publicidad y ofrecen bajadas de precios y múltiples prestaciones gratis? Pues bien la razón nos indica que sólo hay un camino: reduciendo costes de producción. Y ‘el ABC’ de las multinacionales y el sentido común indica que ese camino pasa por bajar la calidad de los materiales utilizados y reducir al máximo los salarios de los profesionales vinculándolos a producción. Es decir que cobran más cuantos más tratamientos prescriban y realicen.

Ello establece una relación negocio-salud que resulta perversa ya que va en contra de los principios de la medicina. Unos principios, los defendidos por este colegio profesional y sus colegiados ya que lo primero es la salud de los pacientes y el camino para llegar a ella pasa por la profesionalidad y la preponderancia del criterio médico frente a valores puramente comerciales propios de otros sectores no sanitarios. Unos valores los de la medicina tradicional que son los que defienden los profesionales de a pie, los dentistas con referencias, los de consulta propia de toda la vida o los que con mucho esfuerzo la han montado en los últimos años. En definitiva, los que luchan para salvaguardar su clínica frente a esta competencia en desigualdad de condiciones y se preocupan realmente por la salud de sus pacientes.

La contraposición de conceptos es clara: servicio médico de salud con criterio clínico (medicina tradicional) y por el que se obtiene unas compensaciones económicas frente a una salud vista como un negocio gestionado por multinacionales o aseguradoras que a su vez están dirigidas por meros gestores o economistas cuyo único objetivo es satisfacer el deseo de enriquecimiento de sus inversores.

Por ello, la pregunta a la ciudadanía es clara en una cuestión tan vital como la salud: ¿En manos de quién pondrías tu boca?, ¿En firmas que buscan beneficios sin tapujos y a toda costa? o ¿en las del profesional que defiende los valores de la medicina?.

¿EN MANOS DE QUIEN PONDRÍAS TU SALUD BUCAL??

 

¿De verdad le arrancaron los dientes? por Enrique Llobell

Recientemente se publicó en toda la prensa nacional la noticia de un dentista de Zaragoza, que ha arrancado los dientes a una paciente que no le quería pagar.

Esta noticia ha generado todo tipo de comentarios en los nuevos sistemas de comunicación. No conozco al dentista ni a la paciente, por lo que voy a dar mi opinión, una más, a la espera de que el asunto sea resuelto judicialmente.

Leo que  entre gritos y sollozos, la “pobre” mujer se ha ido a la policía y ésta ha metido al dentista en el calabozo. Vaya como está la profesión.   He intentado ponerme en contacto con el dentista de Zaragoza, pero me ha sido imposible, ha cerrado su consulta. Imposible también comunicar con la paciente. Leída la noticia, justo al final del todo, donde ya nadie llega, pone que la paciente acudió a puertas de urgencias, enviada presumiblemente por la policía, y el informe médico dice que no hay lesiones. Que curioso. Le han arrancado los dientes  y no hay lesiones. En otro punto de la noticia dice que la paciente es la madre de una empleada del doctor. Vaya por Dios. Al parecer, hubo un acuerdo económico por un precio muy inferior al habitual. Al negarse la paciente a abonar la prótesis, según ella mal presupuesta, el dentista optó por retirarla, desatornillándola o descementándola, después de convencer a la paciente de que iba a ajustarla mejor. No le hizo ningún daño, eso es evidente, pero ella se sintió engañada al verse sin dientes, y abandonó la consulta entre gritos. Acudió a la policía, que la envió a por el informe médico de urgencias. Que fácil resulta realizar todas estas maniobras cuando conoces los entresijos de una clínica dental, porque allí trabaja tu hija.

Estas prácticas son habituales en otras profesiones, y se las conoce como engaño, timo o estafa. Ahora empiezan a llegar a profesiones como la odontología, profesiones sanitarias que se empiezan a confundir con simples comercios por culpa un poco de todos.

Las nuevas formas de practicar la odontología, con franquicias donde trabajan falsos dentistas, y con tantos intrusos, están cambiando la forma de entender la profesión. Desgraciadamente, esto sólo pasa en España, porque esas franquicias no funcionan en el resto de Europa, donde tampoco trabajan los intrusos. Aquí, si. Y vemos profesionales destrozados, como este joven que tendrá que esperar el resultado de un juicio que tardará mucho tiempo en resolverse.

Mientras tanto los actuales medios de comunicación no especializados propician informaciones y debates, que no benefician en nada a la profesión ya que generan una gran desconfianza por parte de los ciudadanos.

 

Enrique Llobell

Presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia

El riesgo de pasar de la prevención a la extracción dental

La crisis económica y la reducción del poder adquisitivo de los españoles hace tiempo que se nota en las consultas de los odontólogos pero eso no sólo implica un grave problema para el sector sino sobre todo supone un riesgo para la salud de la población. Y es que la reducción de las visitas al dentista y el cambio de los motivos de éstas se está materializando en un serio retroceso en estado de la salud bucodental de los españoles. Perdiendo así el progreso alcanzado en los últimos años.

La nueva realidad motivada por las circunstancias económicas, y por el hecho de que la salud bucodental se haya convertido para muchos españoles en una cuestión prescindible, ha provocado un cambio de modelo. Es decir, se ha pasado de un modelo en el que la práctica odontólogica predominaba la medicina preventiva a una en la que ahora prima el tratamiento directo, en este caso la extracción.  No se trata de una cuestión baladí de pura práxis profesional ya que este cambio implica más consecuencias de riesgo para los pacientes.

Y es que no es lo mismo abordar un problema a tiempo y poner soluciones para corregirlo que abordarlo en un estado más avanzado en donde obviamente las piezas y su entorno están más deteriorados y por lo tanto las actuaciones son más invasivas y entrañan más riesgos añadidos para la salud. Es precisamente en este tipo de actuaciones donde resulta más que importante acudir a un profesional con referencias huyendo de opciones low cost que no pueden sino agravar la situación.

Precisamente esta preocupación por el cambio de una odontología preventiva a una extractiva ha sido recientemente difundida por el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia (Icoev) en una nota publicada por diversos medios de comunicación nacionales.

Los beneficios contrastados de la medicina preventiva (también aplicable a la Odontología) no sólo se plasman en la propia salud sino que también suponen un ahorro a largo plazo para el propio paciente ya que no es lo mismo hacer frente a una visita preventiva que a un tratamiento más complejo (al postponerlo, los problemas se agravan y la solución a ellos es más costosa y compleja).

Por todo ello y ante esta situación el Icoev recomienda a todos los ciudadanos no prescindir de los hábitos preventivos y por lo tanto acudir periódicamente al odontólogo para evitar males mayores y sobre todo para salvaguardar su salud.

 

¿Por qué Santa Apolonia es la patrona de los odontólogos?

Muchas personas se preguntarán porqué Santa Apolonia está considerada como la patrona de los odontólogos. Pues bien como en tantas otras tradiciones, la respuesta la encontramos en la historia. Concretamente en la vinculada al cristianismo durante la época romana. Eran tiempos de activas persecuciones religiosas y de mártires por la fe cristiana. Bajo el mandato del emperador Filipo El Árabe, la premisa era perseguir, represaliar y torturar a los cristianos y así se hacía en Alejandría (parte oriental del imperio). Pues bien en unas de esas acciones de ataque sobre los cristianos (en el año 249, siglo III D.C), los soldados capturaron a Apolonia, una mujer virgen de avanzada edad y la torturaron con el objetivo de que se arrepintiera de su fe cristiana, pronunciase blasfemias contra Jesucristo y adorase a los dioses paganos. Sin embargo, ella se negó y padeció la ira de la turba alejandrina. En uno de los crueles golpes perpetrados con martillos que sufrió perdió buena parte de sus dientes y los restantes le fueron arrancados como tortura. Su perseverancia en defender la fe enojó más a sus atacantes y éstos la amenazaron con la hoguera pero Apolonia no se amilanó.

Momentos antes del final pidió a sus torturadores que le soltaran las manos haciéndoles pensar que iba a reconsiderar su decisión. Sin embargo y para sorpresa de los soldados, ella misma se lanzó al fuego (según San Agustín por deseo del Espítitu Santo) de la hoguera para no renunciar a su religión. Dicen los escritos que mientras Apolonia estaba bajo el fuego espetó a los presentes que cuando sufrieran de problemas y dolencias dentales, invocaran su nombre, pues ella intercedería ante Dios para aliviar sus penas. Sin embargo, la leyenda no se queda ahí y asegura que Apolonia no se quemó y permaneció con vida dentro de la hoguera (protegida por Dios), razón por la que finalmente optaron por degollarla para darle muerte. 50 años después Apolonia se convirtió en Santa Apolonia ya que fue canonizada por su entrega y abnegación cristiana.

Años más tarde su figura cayó en el olvido y no fue hasta el  siglo XIV cuando vuelve a emerger en la liturgia católica. Desde entonces es a ella a quien se la invoca contra el dolor de muelas y es considerada como la patrona de las enfermedades dentales al tiempo que de los odontólogos. La iconografía de Santa Apolonia se representa con unas pinzas que sostienen un diente o con un collar en el que pende un diente de oro. Su festividad se celebra el 9 de febrero.

El peligro de los ‘piercings’ orales

Los conocidos popularmente como ‘piercings’, es decir, el elemento decorativo generalmente de origen metálico que muchos jóvenes se colocan en diversas partes del cuerpo previa perforación del tejido, pueden tener serias consecuencias sobre la salud especialmente si éstos se colocan en la boca (lengua, labios, etc).

El principal y más probable riesgo que los ‘piercings’ orales suponen para la salud bucal son las infecciones derivadas de su colocación. Sin embargo existen más posibles problemas derivados de su presencia en la boca, como rechazos, alergias, dolor, traumatismos en los dientes, etc. No olvidemos que a la postre se trata de un cuerpo extraño en la cavidad.  Al mismo tiempo se trata de una zona especialmente delicada y que no favorece precisamente una correcta cicatrización de la herida generada y por lo tanto presenta un destacable riesgo de infección. Tanto por la humedad propia de la cavidad bucal y presencia de bacterias como por la funcionalidad de ingestión de alimentos propia de esta parte del cuerpo.

Además de las consecuencias descritas otros estudios señalan que los ‘piercings’ orales llevan aparejado riesgo de perder piezas dentales debido al desarrollo de problemas gingivales graves. Concretamente, un trabajo publicado en el Journal of the American Dental Asociation (JADA) sostiene que una de las consecuencias más comunes reside en la contracción de las encías, con lo que el diente queda desprotegido, pudiendo llegar a caer.

Debemos distinguir las distintas posibles consecuencias de los dos tipos de ‘piercings’ orales que pueden afectar a la boca en función de su situación. Es decir, si están colocados en la lengua o en los labios.

Lengua y labios

El riesgo de los primeros  estriba en el momento de su instalación ya que una perforación errónea o negligente puede ocasionar daños tanto en la glándula salival como sobre el músculo o sobre un nervio. Así si se toca alguna de estas partes de la lengua, las consecuencias van desde una inflamación hasta la pérdida de sensibilidad y sentido del gusto pasando incluso por una hemorragia. Sin duda, consecuencias realmente graves para la salud bucal. Todo ello además de ocasionar dolor puede generar problemas en el habla y en la masticación.

Por otro lado, los ‘piercings’ orales situados en los labios también pueden ocasionar daños glándulas salivales que pueden derivar en obstrucciones y acumulación de saliva así como  inflamaciones en la mucosa labial o en los carrillos, así como traumatismos en los dientes.

Por todo ello, en primer lugar y dado el objetivo meramente decorativo de esta práctica, ésta es obviamente desaconsejada por los odontólogos por su alto riesgo para la salud Eso sí, en el caso de llevarla a cabo es necesario que su instalación sea llevada a cabo por personas con cualificación y con conocimientos de la morfología de la boca así como de anatomía humana para evitar sustos.  A su vez, se recomienda extremar al máximo la higiene tanto con la plena esterilización de los elementos o herramientas que intervienen en la instalación como en la post colocación. Por supuesto se debe acudir al odontólogo a la mínima señal de inflamación o problema. Finalmente se aconseja visitar al dentista periódicamente con el objetivo de hacer un seguimiento de este cuerpo extraño instalado en la boca y controlar una posible reacción natural del organismo contra él.

Los odontólogos inician una campaña para reforzar la figura del profesional con referencias frente a los centros que basan su estrategia comercial en engañosas ofertas de tratamientos gratuitos

El Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia ha iniciado una campaña informativa en autobuses urbanos con el objetivo de promover la salud buco dental en la población, por las claras repercusiones que un adecuado cuidado e higiene de la boca tienen posteriormente en la salud general.

Con esta campaña, el Colegio también persigue alertar al ciudadano sobre la proliferación de centros sin un responsable sanitario claro, cuya estrategia comercial se basa en ofrecer tratamientos gratuitos o a bajo coste, que se ven compensados por la baja calidad de los mismos e incluso por su cuestionable necesidad de realización.Esta campaña persigue fomentar la salud buco-dental en el conjunto de la sociedad, utilizando mensajes que instan al ciudadano a mantener el cuidado de la boca. Para ello, el Colegio utiliza la manzana como símbolo y ejemplo, ante la necesidad de mantener una boca sana y libre de enfermedades cuya existencia tiene mayor repercusión en la salud general de lo que los ciudadanos piensan.

En segundo término, el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia busca reforzar la confianza del ciudadano en el dentista con nombre y apellidos. Es decir: en aquellos profesionales de la Odontología con referencias conseguidas a través de trabajo constante, una relación cimentada en la confianza y dedicación absoluta.

En este sentido, el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia ha aludido a la desconfianza que generan muchas de estas nuevas clínicas en las que no hay un responsable sanitario último, constante y reconocido. Muchas de las cuales generan ofertas con tratamientos gratuitos o de bajo coste, en ocasiones innecesarios o de dudoso regir diagnóstico, y que muchas veces terminan recobrando al paciente a través de tratamientos posteriores

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