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El artículo 78 por Enrique Llobell

Ya estamos en marcha. En nombre de toda la Junta os doy las gracias por la confianza. Somos prácticamente los mismos y mantendremos nuestra línea de trabajo, abiertos como siempre a cualquier sugerencia.

​Recientemente, he tenido ocasión de salir en dos programas de televisión nacionales. Después del primero, “Las mañanas de Mariló Montero”, algunos compañeros pensaron que mi agresividad podía ser perjudicial, y así lo manifestaron en algunos foros, asustados, bien por las posibles denuncias al Colegio, bien por el cierre de las franquicias en las que trabajan. Pueden estar tranquilos, ni ha habido denuncias al Colegio, ni han cerrado las franquicias, en las que siguen trabajando con los diagnósticos que habitualmente suelen dar comerciales no odontólogos, y engañando al ciudadano con presupuestos con sobretratamientos obtenidos gracias a la publicidad falsa y engañosa que realizan las empresas en las que trabajan.

​El segundo programa, “Comando Actualidad”, no fue en directo, ni se empezó hablando mal de los dentistas, por lo que fui menos agresivo. Es cierto que se cortó mucho el programa, pero TVE nos dio una gran oportunidad de expresar nuestro descontento, y les estamos muy agradecidos porque reflejaron bien la realidad. Como todos sabéis, las cadenas privadas, que reciben importantes ingresos por publicidad de estas mercantiles, no quieren saber nada de nosotros y mucho menos del artículo 78 de la Ley 10/2013 de 24 de julio de garantías y uso racional de medicamentos y productos sanitarios que modifica la Ley 29/2006 de 26 de julio.​ Sigue leyendo

tribuna EM

El mercantilismo que mata la Odontología (*) por Enrique Llobell

* Títular original enviado para la Tribuna de opinión principal de El Mundo Comunidad Valenciana publicado el 21/9 por espacio los editores lo redujeron a ‘Mercantilismo y Odontología’.

En las últimas cuatro décadas, los estomatólogos alcanzaron un alto status social, en parte debido a la diferencia favorable entre oferta y demanda. El actual sistema de seguridad social, que se creó en los 60 y que ha sido hasta hace poco modelo mundial, excluyó la Odontoestomatología derivando a unos caminos diferentes la sanidad pública y la privada. Sin embargo, el ejercicio privado de la profesión no llevó a estos profesionales a la mercantilización. ¿Habían recibido una educación diferente? Puede ser. ¿Tenían suficiente trabajo y sus problemas económicos resueltos? Puede ser.

Demasiadas cosas buenas, que llamaron la atención a gente importante como Alfonso Guerra o Ernesto Lluch. No solo el socialismo se interesó por la profesión, también debió dolerle alguna muela  a algún miembro del Opus Dei y de la Santa Iglesia, y se crearon nuevas facultades de odontología. En Valencia ya hay cuatro. Además de la pública, la Cardenal Herrera-Ceu, la Católica y la UEM. El mismo descontrol que ha llevado a este país a la situación económica y laboral actual y que ha destruido los valores morales, ha llevado al caos a nuestra profesión. Nos encontramos ya con un número de odontólogos por habitante absolutamente inadmisible para la OMS, y hemos conseguido frenar la creación de dos facultades más, una en Gandía y  a otra en Torrente, si bien no lo hemos conseguido en Alicante. Millones de euros tirados en formación y escuela de parados.  Además, familias apretadas que se hipotecan hasta las cejas para que el/la flamante odontólogo/a curse una carrera y un máster que le permita ganar 600 euros al mes en una franquicia o clínica mercantil de inversor privado. Si los cobra, claro está. Porque este tipo de clínicas no son como las consultas privadas, donde el paciente es precisamente eso, un paciente y no es considerado con un cliente que sólo abona presupuestos. En las consultas el/la odontólogo/a, habla contigo y te explica el tratamiento. En las clínicas mercantiles y franquicias es habitual que sea un comercial no odontólogo.

La laxitud y permisividad político-legislativa en aras de una supuesta libertad de mercado está teniendo consecuencias dramáticas en numerosos sectores destruyendo pymes tradicionales condenando a la ruina a autónomos y destruyendo muchos empleos. Al final el beneficiado siempre es la gran empresa, la multinacional o el inversor. En los sectores sanitarios como la Odontología los efectos son más perversos aún ya que además de la ruina económica y el bolsillo de los pacientes se está jugando con su salud y eso es algo muy grave.

¿Qué ha pasado en estos últimos años para que seamos el país más atrasado de Europa en especialidades odontológicas y el único que sufre la mercantilización de la sanidad? Solo en nuestro país se permite regalar tratamientos, como higienes bucales, rx, etc, como si las profesiones de higienista dental o radiólogo equivaliesen a cero. Se ha permitido la aparición de franquicias en la rama sanitaria, (prohibidas en países como Francia donde sí se defiende al consumidor) con las nefastas consecuencias que todos conocemos. Los sucesivos Gobiernos y la CNMC, son en suma responsables de la situación de deterioro actual de una profesión centenaria como la nuestra, posiblemente también de parte de la crisis general española. Como consecuencia de toda esta incompetencia el consumidor recela de la actuación de los profesionales honestos.
Nuestro objetivo es velar por mantener el prestigio de la Odonto-estomatología pero créanme cada vez es más difícil. Y lo es por la aparición de estas mercantiles ya que sus prácticas agresivas y poco éticas dañan la imagen de un colectivo honrado. Todo ello va en detrimento de la imagen social de los odontólogos y sobre todo contra los pacientes. Precisamente por eso nosotros recibimos y atendemos numerosas reclamaciones de pacientes e intentamos ayudarles desde el Colegio.

Dentro de nuestra responsabilidad social como Colegio debemos informar y alertar a los valencianos sobre los problemas y peligros que hay en el sector. Por ello, realizamos campañas divulgativas. La última bajo el clarificador lema ‘¿Implantología a 235 euros? No te están contando toda la verdad’. Pues bien nuevamente nos hemos encontrado con trabas porque nuestro mensaje parece que molesta a quienes hacen negocio a costa de ciudadanos con problemas dentales. Y lo hace hasta el punto que la concesionaria municipal JCDecaux nos retiró en sólo 24 horas dos anuncios ubicados cerca de las clínicas Dentix que invierten enormes cantidades anuales en publicidad.

El dinero manda y JCDecaux prefirió primar al pez grande y retirarnos unilateralmente dos anuncios que pretendían alertar a los ciudadanos e informarles sobre las ofertas engañosas. Ante dicha censura y discriminación decidimos retirar el resto de carteles de dicho soporte por dignidad aunque no bajamos los brazos y seguimos exigiendo a la concesionaria la reposición de los carteles. Así se lo hemos transmitido al Ayuntamiento con una queja y solicitando su mediación. Aunque todo sean trabas, principalmente por intereses económicos, ni los odontólogos ni nuestro Colegio vamos a rendirnos. No agacharemos la cabeza tanto por el bien de los profesionales como por la salud y el bienestar de los pacientes valencianos a los que no se debe engañar.

cesarcuñat

Implantes a 200 € y sus consecuencias por César Cuñat

Que esta profesión está degenerando a pasos agigantados es un hecho. Hace unos
20 años se veía venir con la implantación de universidades privadas, constitución de clínicas por empresarios (hoy franquicias), y con unos gestores que tenían sus consultas llenas y veían poco probable una debacle como la que estamosviviendo. Probablemente nos podría haber pasado a cualquiera pero es una pena que no se atajase.
Las universidades son un negocio consolidado, en manos de personas que les da igual el devenir de la Odontología. Todo es legal, quién se atreve a cerrarlas hoy. Sólo cuando deje de ser negocio, los que las abren se verán abocados al cierre. Esto ya ha pasado en USA, pero el problema es que cuando esto pase esta profesión se habrá convertido en un solar
haciendo de los campos que pisó Átila unos frondosos valles.
Parece ser que ningún dirigente quiere poner cordura en este tema. A colación de este problema viene la superpoblación de profesionales que sin posibilidad de tener
un trabajo digno y bien remunerado se ven forzados a coger las maletas, o desayunar protectores gástricos y aceptar condiciones laborales que rozan la tomadura de pelo. Si quieres lo coges…
Ante este escenario de crisis nacional, clínicas por doquier y superpoblación de profesionales llegamos al resultado de la ecuación que es la falta de pacientes para todos, por lo que los más avispados (desalmados) optan por reventar precios para copar el trabajo.
No se dan cuenta que los pacientes que tienen hoy no los tendrán mañana. El que te va a ti por precio mañana se irá a otro que lo baje más.
Pocos agudizan el ingenio por ser mejores profesionales, tratar mejor a los pacientes o crear
elementos diferenciadores, optan por el recurso fácil de abaratar precios. De ahí que quiero dar mi más cínica enhorabuena a EA, CA, EP y tantos otros que tendrán el dudoso honor y orgullo cuando sus hijos les digan: papá, tú te cargaste la profesión!!!
Puede sonar a discurso de protección de elitismo de la odontología, pero no es así. No dudo que sus implantes están homologados, que sus laboratorios tienen licencia pero sí dudo de su lealtada esta profesión. Seguramente se reirán cuando lean esto. Su argumento moral: si lo hacen las franquicias…
Desde el ICOEV estamos trabajando en responder a esta política de desprestigio, en breve tendréis el resultado en la calle, medios y en la sala de espera de vuestras consultas. Le daremos valor a nuestro trabajo e intentaremos hacer pensar a la gente que el Low Cost en nuestra boca es un peligro, la Comisión de Ética puede ya ilustrarlo.
Es por ello que quiero agradecer personalmente a todos aquellos compañeros que han mantenido la dignidad de nuestro trabajo y que confíen en que en unos años los pacientes sabrán diferenciar cuándo van a una clínica buena y una mala.
Porque evidentemente trabajar con buenos materiales, con marcas consolidadas siempre va
a tener un coste más alto. Que el técnico de laboratorio se rija por los mismos principios y nos elabore las prótesis con el tiempo adecuado también encarecerá el tratamiento. Y esto es lo que debemos transmitir al paciente, si para su bocales compensa ahorrarse esos euros a costa de garantizarse un trabajo en condiciones y evitar en un futuro problemas. No son zapatos ni pantalones. Ya pasó con las prótesis mamarias no hace mucho tiempo.
Es fácil hacer ver a un paciente que si una clínica tiene unos costes altísimos derivados de un alquiler alto, más empleados (comerciales, auxiliares), publicidad, etc, difícilmente puede ofrecer unos tratamientos a menos precio que el resto. Algo falla en la ecuación.

La Odontología, ¿una profesión sanitaria? por Enrique Llobell

Para algunos, es una pregunta absurda. Una profesión que trata de cuidar el cuerpo humano es siempre una profesión sanitaria. Sin embargo, muchos creen que la odontología está a punto de morir como tal, dando paso a una nueva y floreciente profesión mercantil, exenta de calidad sanitaria.

Expuesta en una gráfica, la calidad de la odontología en España tuvo siempre un sentido ascendente, con odontólogos primero y estomatólogos después, que se han distinguido y han sido distinguidos internacionalmente.

En la actualidad siguen existiendo grandes profesionales, pero son una minoría en relación con el volumen de dentistas actual. Por supuesto que hay culpables directos de esta mercantilización.

En primer lugar, la Comisión Nacional de la Competencia, auténtica desgracia para cualquier profesión autónoma, formada evidentemente por un grupo de incompetentes en las profesiones sanitarias, que entienden de números siempre que favorezcan a grandes empresas, pero les importa un pito tanto el profesional independiente como la salud del paciente. Al autorizar las visitas gratuitas, los tratamientos gratuitos y los tratamientos por debajo de coste han destruido la calidad asistencial, además de deteriorar la tan necesaria relación de confianza entre el profesional y el paciente. El director de una de las empresas más favorecidas por estas actuaciones no tuvo empacho en reconocer, en unas recientes declaraciones, que su empresa supera los 400 millones de euros de facturación anual (recordemos 64.000 millones de pesetas, por si tenemos que volver a  ellas), gracias a la permisividad española de cualquier tipo de publicidad. Da igual que sea denigrante para la profesión que engañosa para el paciente, aprovechándose de un pueblo, como decía recientemente Luis Antonio de Villena «básicamente inculto» y que yo corregiría «básicamente, intencionadamente y recientemente abocado a la incultura» porque, y aquí no le corrijo una coma, «los que menos valen guían a los que valen más». Además, a estas franquicias o multinacionales del diente, se les han dado una serie de ventajas absolutamente prohibidas en países como Francia o Alemania, lo que no les permite abrir sus locales comerciales en los principales países de la Comunidad Europea, y por ello no tienen más remedio que ir a destruir la profesión a otros países con odontólogos menos afortunados, menos unidos, o con menor capacidad de presión como Polonia.

En segundo lugar, la increíble voracidad de las aseguradoras, empresas mercantiles que están perdiendo cuota de mercado en la medicina debido al ahogamiento económico de los españoles que prefieren cada vez más la seguridad social, y han visto la solución de sus problemas en el mercado de la odontología, lanzándose a por él siguiendo el camino de las franquicias y olvidándose que son aseguradoras. En sus empresas dentales, pongamos por ejemplo las emergentes clínicas que se montan hoy en día entre los calcetines de los grandes almacenes, y que pronto se montarán en las hamburgueserías o mercadillos, el asegurado de la compañía no tiene ningún seguro dental. Me explico: el asegurado en cualquiera de estas compañías cree que su seguro médico le da además una cobertura dental, y esto no es cierto, ya que no le asegura nada en su boca, únicamente lo deriva hacia una consulta propia en la que tendrá que abonar un precio por su tratamiento, en muchas ocasiones superior al que tenía con su dentista habitual. Así nos encontramos con un mercantilismo en el desglose de la factura, pongamos por ejemplo, de un implante dental: honorarios de cirujano, de enfermera, material utilizado en la cirugía, y hasta los gastos de agua, luz, teléfono del local. Nos incrementarán la factura de ese implante anunciado, inicialmente a X, hasta llegar a 8 o 10 veces esa cantidad. Digámoslo más claro, es como si te anunciasen el coche por un precio inicial y tuvieses que añadirle el motor, las ruedas, los asientos y un sinfín de cosas más.

En tercer lugar, el propio Gobierno, y me da igual el color que tenga, porque nunca ha protegido la profesión, ha hecho oídos sordos a nuestras quejas, ha favorecido la creación de facultades privadas y la masificación de la profesión en contra de todas las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Y llevándonos a la cola y al culo de Europa en la formación de especialistas, pues ya somos el único país de la Comunidad Europea que carece de ellas y no parece que haya ninguna prisa por desarrollarlas, si bien en la Comunidad Valenciana tenemos muy adelantado un proyecto independiente para la creación de las mismas, que para algo tienen que servir las maltrechas autonomías.

Al igual que para salir del hoyo  en que algunos nos han metido se pide la reforma de la Constitución (yo personalmente empezaría por la amnistía fiscal de 1991), nosotros sólo pedimos estar a la par con los principales países de la Comunidad Europea, es decir, establecer límites para el número de estudiantes de odontología, como ya se hizo en Medicina y abolir esas normas de economía barata en que se permite regalar la radiología, o la higiene bucal entre otras, denigrando la profesión de higienista dental a cero absoluto y realizar otras tantas tropelías. He leído en varias ocasiones que en cultura estamos volviendo a la Edad Media, y yo he dicho en otras tantas que si no cambiamos, pronto seremos superados por los odontólogos del tercer mundo. ¡Basta ya!

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El ICOEV felicita a la Policía por la detención del falso dentista de Paterna y se personará como acusación

 

El Colegio de Odontólogos y Estomatólogos  de Valencia (Icoev) ha felicitado a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de Paterna por su efectiva y diligente actuación contra el falso odontólogo que actuaba en la citada localidad valenciana.

En la investigación policial, en la que también ha colaborado el Icoev, se determinó que el detenido, presuntamente, manipuló la boca de una paciente careciendo de la titulación necesaria por lo que se le acusa de un delito de intrusismo profesional.

En este caso se trata de una actividad especialmente preocupante ya que pone en serio riesgo la salud y la integridad de los pacientes.

Precisamente por ello, el Colegio de Odontólogos anuncia que se personará en el caso como acusación particular para salvaguardar la salud pública dado que este tipo de prácticas ilegales suponen un grave riesgo para la seguridad de la población.

La detención del intruso se produjo el pasado martes tras la denuncia de una paciente que recibió tratamientos odontológicos por parte del presunto intruso en Paterna.

Desde el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia se da una especial enhorabuena a todos los agentes de la Policía Nacional y al Juzgado de Instrucción de Paterna que han participado en este operativo tanto por su buen trabajo y dedicación como por el aporte social realizado en favor de la salud pública de los valencianos.

la doble crisis

La doble crisis por Enrique Llobell

Acabo de leer un artículo en el que la Villa y Corte se hacen eco del problema que venimos sufriendo los odontólogos de provincias en toda España. Lo que está sucediendo en casi todas las profesiones es realmente lamentable, y un problema debido no sólo a la crisis si no a la falta de previsión. Los odontólogos, como he dicho en numerosas ocasiones, sufrimos la doble crisis, la general y la nuestra particular debida al increíble exceso de facultades de odontología, exceso abanderado lamentablemente por Valencia con cuatro facultades, la pública, el CEU, la Católica y la Europea de Madrid. Con casi 400 odontólogos nuevos cada año y sin posibilidades de trabajo para ninguno de ellos, sólo podemos presumir de ser los que más odontólogos exportamos, ya que somos los que mayor número de parados tenemos de toda España. No me alegro de que Madrid empiece a sufrir este problema, pero si que me alegro de que por fin se publique en un diario de tirada nacional, y de que el Consejo General de Odontólogos y Estomatólogos de España del que dependemos todos, haya creado en febrero una Comisión que se ha dirigido al Ministerio para solicitar el llamado “numerus clausus”, es decir la limitación del acceso a las facultades de odontología de toda España, y principalmente de las de Valencia.

Esto no es nuevo, ya había sido solicitado anteriormente por Sociedades Científicas como la de La Historia de la Odontología y por colegios profesionales de provincias como Las Palmas, Euskadi o Valencia.

Recuerdo la sentada de madres en la facultad de medicina y odontología de Valencia, en 1971, solicitando que no se pusiese el numerus clausus, que todos tenían derecho a hacer medicina si tenían vocación. Somos un país de derechos y vocaciones, y por eso nos encontramos en 1980 con más de veinte mil médicos que ocuparon plazas de oficinistas, albañiles, constructores, y hasta un compañero mío ya jubilado pasó su vida de médico vaciando contenedores en un camión de basura por un sueldo muy superior al de un adjunto de hospital. En odontología pasará igual, porque ya hemos llegado tarde. Nuestros gobernantes dijeron que ganábamos mucho, y con la excusa de la mejora de la asistencia al ciudadano, decidieron que debían salir más odontólogos en España que en el resto de Europa. Los españoles vamos a tener la boca más sana de toda la Comunidad Europea, debió ser el slogan. Sin embargo, la realidad es diferente.

Ni tenemos la boca más limpia ni la mejor calidad en la asistencia. Pero si que tenemos los sueldos más bajos, puedes encontrar un odontólogo por 600€ al mes, y somos campeones en franquicias, extraños seguros dentales, intrusismo y paro. Y no hablemos de la picaresca, los falsos especialistas, etc, todo ello adobado por la permisividad de unas campañas publicitarias denigrantes y engañosas. Si actualmente sobran en España 12.000 odontólogos de los 28.000 colegiados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la previsión para el año 2020 es que sobren 24.000. Tiempo al tiempo, y mientras tanto, los lunes, al sol.